El Paseo de los Puentes. Zaragoza.

Era una desapacible pero hermosa tarde de invierno, la fina niebla lo llenaba todo. Un día triste, pero de los que te llenan el alma. Con mi cámara al hombro comencé a vagar por el Paseo de los Puentes, llenando de barro mis botas, admirando ese paisaje sencillo y lleno de matices. La soledad me acompañaba con todo tipo de sonidos que hicieron latir mi corazón apresuradamente. Fue una tarde mágica, la ribera de nuestro Ebro tiene esa virtud, te envuelve y te hace sentir que la mágia existe. La naturaleza es generosa te ofrece todo su ser, sólo tienes que aceptar y respetar las leyes que ella misma ha creado.

Las fotografías las acompaño por poesías de Juan Ramón Jiménez, el poeta que tanto amó.

Espero que os guste.

No hay sol; el cielo de invierno es de bruma y nubes blancas; sólo hay un raso celeste sobre la saraucarias…

(De jardines lejanos).

…En la nada flotó un algo de profundas transparencias y los giros de las brisas, un momento dibujáronse temblando; una onda ensombrecía los misterios de la tarde...

(nocturno).

Arriba canta el pájaro y abajo canta el agua. (Arriba y abajo, se me abre el alma.) Entre dos melodías la columna de plata. Hoja, pájaro, estrella; baja flor, raíz, agua. Entre dos conmociones la columna de plata. (Y tú, tronco ideal, entre mi alma y mi alma.) Mece a la estrella el trino, la onda a la flor baja. (Abajo y arriba, me tiembla el alma.)

(álamo blanco).

Llueve sobre el río... El agua estremece los fragantes juncos de la orilla verde... ¡Ay, qué ansioso olor a pétalo frío! Llueve sobre el río...

Ayer tarde volvía yo con las nubes que entraban bajo rosales (grande ternura redonda) entre los troncos constantes.

La soledad era eterna y el silencio inacabable. Me detuve como un árbol y oí hablar a los árboles.

(Árboles hombres).

…Las ramas de los sauces mojados y amarillos nos rozarán las frentes. En la arena perlada, verbenas llenas de agua, de cálices sencillos, ornarán la indolente paz de nuestra pisada…

(Nostalgia).