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Triste despedida


¿Cuándo podré asimilar la pena, el gran vacío que me ha dejado tu marcha? En todos los momentos del día siento una infinita tristeza unida a un inmenso amor. Ese amor que tú nos entregaste con toda la generosidad que una madre puede dar. Ahora me rodea una silenciosa oscuridad, porque tu luz siempre lo iluminaba todo. Los Hados dictaron su sentencia en ese frío 21 de enero. Solo me queda recordar el calor de tu mano en la mía, mi mano que siempre estará tendida hasta reencontrarme contigo, mamá.

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