Arquitectura civil en Santillana del Mar (Cantabria). Un lugar precioso donde perderse.
- Guadalupe Ferrández Sancho
- 10 ago
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Situada en la costa occidental de Cantabria, a unos 30 km de Santander, nos encontramos una de las localidades de mayor valor histórico-artístico de España, es uno de los pueblos más bonitos, visitados y atractivos de la región. Tiene su origen en la Alta Edad Media, el siglo VIII, cuando unos monjes trajeron a la zona las reliquias de santa Juliana, construyendo una ermita para guardarlas. Este hecho motivó la donación de tierras y privilegios por parte de la monarquía asturleonesa, fomentando la repoblación, estableciéndose alrededor del monasterio de santa Juliana, que se construyó años después (siglo XII).
En Santillana encontramos la mencionada colegiata de santa Juliana, joya del románico; la Cueva de Altamira, patrimonio de la Humanidad, capilla Sixtina del arte rupestre; y un casco urbano precioso, en el que podemos contemplar la magnífica arquitectura medieval que se desarrolló en torno a la colegiata de santa Juliana, y que en el vuelo de hoy vamos a contemplar, aunque la mayoría de los edificios que se conservan corresponden a los siglos XIV-XVIII. Es conjunto Histórico Artístico desde el 27 de julio de 1943.
Nos encaminamos hasta el centro de la localidad a través de la calle de santo Domingo, en la que ya podemos ver edificios que nos están presagiando, el magnífico casco histórico que nos vamos a encontrar.

Calle de santo Domingo. Palacio de Peredo o de los Benemejís
Uno de los primeros edificios que nos encontramos es el palacio de Peredo. Uno de los palacios más elegantes de Santillana. En este mismo solar existía una vivienda gótica, propiedad de la familia Barreda, una de las más notables de la villa; siendo sustituida por este palacio a principios del siglo XVIII, por don Francisco Miguel de Peredo, indiano y caballero de la Orden de Calatrava, desde 1694.
Posteriormente, en el siglo XIX, pasó a manos de don Blas María de Barreda, y la marquesa de Benamejí. Actualmente es sede de exposiciones de Caja Cantabria.
Es un edificio de planta cuadrada, con dos alturas y cubierta a cuatro aguas. Sobre la portada, se sitúa un balcón de hierro, sobre peana de piedra y dos puertas con orejera, entre las que se ubica el escudo nobiliario de la familia Peredo.

La casa de los Villa está situada al final de la calle de santo Domingo, a la derecha, es un edificio construido en el siglo XVIII. Sus armas comparten los cuarteles del escudo con las familias Cos, Bracho y Bustamante.
Tiene planta en forma de escuadra, quizás debido a las múltiples reformas que ha sufrido el edificio. La portada corresponde al edificio del XVIII, época en que se remodeló toda la fachada.
Presenta una puerta adintelada, entre pilastras flanqueada por óculos. Sobre ellos dos balcones de hierro con ménsula de piedra del tipo púlpito, con puertas de acceso adinteladas, y entre ellas el blasón de la familia.

Llegamos a una plaza en donde la calle santo Domingo se bifurca en forma de Y, a la izquierda la calle de Juan Infante, que conduce a la plaza de Ramón Pelayo, donde encontramos el ayuntamiento y el centro de la vida civil de la villa. Y a la derecha, la que tomando diferentes nombres (Carrera, Cantón y del Río), antiguamente era llamada Rúa del Rey, y se dirige hacia la colegiata de santa Juliana, centro religioso por antonomasia de la localidad.

Tomamos la calle de la derecha, llamada de la Carrera, dirigiéndonos hacia la colegiata de santa Juliana. En toda la calle encontramos magníficos edificios, entre los que destaca, la Casa Bustamante, la tercera a la derecha, ocupando el nº 7 de la mencionada calle. Es un edificio del siglo XVII-XVIII, de gran altura con balcones en forma de púlpito. En su fachada podemos ver el escudo de armas de la familia Bustamante.

La calle de la Carrera cambia de nombre en este punto, e inicia una larga cuesta de descenso hacia la colegiata, bien visible al fondo de la imagen. A lo largo de la calle encontramos casonas blasonadas, tiendas con los productos típicos de la localidad, hoteles y restaurantes.

Situado en la parte final de la calle del Cantón, en la confluencia con el callejón de las Lindas, hoy en día es el hotel Altamira. Es un edificio datado a principios del siglo XVIII, que perteneció a don Juan de Valdivieso, escribano de la villa, cuyo escudo se muestra en una esquina del edificio.
Tiene planta cuadrada con dos alturas y cubierta a dos aguas. En la fachada principal, realizada en piedra de sillería, se abre la portada de ingreso. El piso superior con cuatro balcones adintelados de piedra y barandillas de hierro.

Estamos en lo que se define como casa-torre, en la que se ubica en sus bajos una tienda de cerámica. El edificio tiene dos alturas, cubierto con un volado alero de madera; en el segundo piso se abren vanos con pequeños arcos conopiales.

Calle del Cantón
Seguimos el recorrido por la calle del Cantón, siempre teniendo a la vista, al fondo, la colegiata de santa Juliana.

La calle del Cantón es un verdadero reclamo para el turismo, ya que en ella se abren numerosas tiendas donde puedes probar los productos típicos de la zona. A la vez que encontramos bonitos edificios, como el de la fotografía, realizado en entramado de madera y ladrillo la parte superior, mientras la inferior fue realizada en piedra.

Encontramos este bonito edificio realizado en piedra, con portada dovelada en arco de medio punto, de tres alturas, en cuya fachada se abren numerosos vanos adintelados. En el bajo, la típica tienda de quesadas, buenísimas por cierto.

Ya llegamos al final de la calle del Cantón, vemos las calles perfectamente empedradas. A la derecha se vislumbra la llamada Casa de doña Leonor de la Vega.

Situada en la calle Cantón nº 24, es un edificio de finales del XV, principios del XVI. Según cuenta la tradición, en él vivió doña Leonor de la Vega, madre de don Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana. Hoy en día es un hotel.
En la fachada se pueden ver tres escudos góticos de la casa de la Vega.

Edificada junto a la llamada casa de Leonor de la Vega, pero ya en la calle del Río nº 4 (en esta zona la calle Cantón cambia su nombre por la calle del Río). Fue construida entre el siglo XV y XVII. Se la denomina así por los dos soldados con bigote que sostienen el enorme escudo barroco de la fachada, blasón de los Villa. El escudo lleva una inscripción: "Un buen morir es onra de la vida".
La fachada principal orientada hacia la calle del Río, presenta un soportal con cuatro arcos rebajados que protegen las dos puertas de acceso, una de ellas en arco apuntado y la otra adintelada. El edificio tiene dos alturas, en donde se abren tres ventanas adinteladas y el gran escudo mencionado anteriormente.

Casa de los Quevedo y los Cossío
Situadas enfrente del abrevadero que hay cerca de la colegiata, en la calle del Río nº 10. Son dos edificios datados en los siglos XVII-XVIII, y colocados en escuadra, pero que forman una única vivienda. La del lado norte es la de Cossío, y la del lado sur, es la de Quevedo. En cada una de ellas se exhiben escudos de ambas familias. La de los Quevedo tiene un túnel abovedado que sirve de desagüe al abrevadero y al río.
Actualmente en la de Cossío (en la fotografía) se abre la típica tienda de quesadas y productos de la tierra.

Cerca de la colegiata encontramos este lavadero o abrevadero, en la calle del Río, que tiene en su frente la llamada Casa de Quevedo-Cossío, que permite el desagüe del manantial que aflora junto al lavadero. Se fecha en el siglo XVI. El lavadero está cubierto por un tejado a una vertiente, la pila es rectangular, adosada a la pared en dos de sus lados.

Todos los edificios tienen estilo montañés, realizados en los siglos XVII-XVIII. La arquitectura montañesa en Santillana del Mar refleja la influencia del barroco y la arquitectura rural tradicional, fusionando elementos decorativos con la funcionalidad de las viviendas rurales.

Típicas son las solanas, o balcones corridos con barandilla de madera protegidos de los vientos y de la lluvia por los muros laterales; y los volados aleros de madera.

Al final de la calle del Río, nos encontramos con la plaza de la Colegiata, ésta se divide en dos partes, la que se sitúa la fachada principal de la colegiata que se denomina la plaza del abad Francisco Navarro; y la del lado este, llamada la plaza de las Arenas, en la que podemos ver los ábsides de la colegiata, y el palacio de Velarde.
En la plaza del abad Francisco Navarro se ubica la Casa de los abades o de la archiduquesa, en la que residió la archiduquesa Margarita de Austria y Borbón. Situada a la izquierda de la colegiata, es una casona del siglo XVII, que perteneció a la familia Barredo Bracho. Los escudos de la fachada son modernos, obra del escultor Jesús Otero. En ella se ubica el museo del barquillero.

La colegiata de santa Juliana, el monumento románico más importante de Cantabria. Se erigió sobre una ermita del siglo XII, presenta planta de tres naves con crucero y tres ábsides.
En la fachada principal se observa un frontón triangular con imagen de la mártir, y por encima, una galería de quince arcos enmarcada por tres torres, una de ellas cilíndrica. El claustro adosado a la nave norte, está considerado como la obra maestra del conjunto, por la excelente talla y decoración de sus capiteles.
La colegiata se visitará en otro vuelo individual.

A la izquierda, de la fotografía, se encuentra el museo y fundación Jesús Otero, situado junto a la colegiata, en él se conserva el legado de este escultor nacido en la villa en 1908. De esta plaza pasamos a la plaza de las Arenas, donde encontraremos el palacio de Velarde y la cabecera de la iglesia de la colegiata.

Donde podemos contemplar la belleza de los ábsides de la iglesia de la colegiata de santa Juliana. Sin duda la cabecera es una de las más espectaculares del románico español gracias a la articulación mural de los ábsides central y meridional.

Al lado de los ábsides de la iglesia de la colegiata, se erige una casa-torre, construida con sillería bien labrada y blasón, en el centro del piso noble. Adosada a ella vemos la típica vivienda realizada en entramado de madera y ladrillo, con la parte inferior en piedra.

Es un edificio de transición del gótico al renacimiento, tuvo su origen en una torre bajomedieval, mucho más pequeña de lo que hoy es el palacio. Durante el siglo XVI, Pedro y Alonso Velarde lo ampliaron, añadiendo elementos renacentistas. Posteriormente, en el XVII se modificó.
Actualmente está habilitado como museo, y en la visita se conoce la historia de los antiguos propietarios mediante una teatralización virtual.
La fachada oriental tiene un hastial escalonado y pináculos decorativos. En el piso noble se exhibe el escudo de los Velarde.

En el interior de este precioso edificio de estilo montañés encontramos uno de los negocios con solera de Santillana, es la tienda de muebles el "Artesano", situada en la plaza de las Arenas nº 12. Es la 4ª generación en la fabricación de mueble artesano tallado, figurando en la guía de Oro de Artesanos Españoles y Europeos. Sus puertas siempre están llenas de turistas admirando sus trabajos. Todo un referente.


Se puede apreciar el estilo montañés en las casonas con balcones de madera, adornadas con flores que aportan un toque de color al ambiente. Numerosas de las viviendas que encontramos en Santillana eran propiedad de nobles y ricas familias que hicieron fortuna en América, llamados "indianos", cuyo paso dejó una huella arquitectónica singular en la localidad, fusionando influencias del barroco con las costumbres locales.

Volviendo por la calle del Río y del Cantón hacia la calle santo Domingo, nuestro punto de salida, llegamos a un callejón situado a la derecha, llamado de Las Lindas. En él se encuentra la parte lateral de la torre del Merino, y adosada a ésta, encontramos este bello edificio, gótico, con sus ventanas ajimezadas y su arco dovelado apuntado. A través de la calle de las Lindas accedemos a la plaza Mayor o plaza de Ramón Pelayo, centro neurálgico de la localidad.

Esta plaza, dedicada al filántropo español don Ramón Pelayo de la Torriente, marqués de Valdecilla, se ubica al final de la otra calle principal de Santillana, llamada de Juan Infante. Es la antigua plaza del Mercado, uno de los lugares más encantadores de la localidad. Es el centro neurálgico de la villa, de planta triangular, en la que encontramos los edificios más representativos de la localidad: la casona de los Barreda-Bracho, del siglo XVIII, con su escudo heráldico, hoy parador de Gil Blas; las casas del Águila y la Parra; el ayuntamiento; y dos torres medievales la de Don Borja, y la del Merino.
La llamada Torre de Don Borja (izquierda de la fotografía), tiene posible origen medieval, del siglo XV. Su nombre deriva de don Borja Barreda, titular del mayorazgo en 1844.
Está adosada a otras construcciones, presenta planta cuadrada, tres alturas, y cubierta a cuatro aguas. La entrada se abre en doble arco apuntado, en la fachada en la que podemos ver dos escudos góticos con las armas de la familia Barreda. Pasó por numerosas manos y actualmente es un centro cultural dependiente de las familias Polanco y Pérez Arauna, en el que se realizan exposiciones de arte contemporáneo.

Entre la torre de Don Borja y la torre del Merino encontramos esta casa de entramado de madera y ladrillo, con un curioso pilar que sostiene el edificio.

La otra torre que encontramos en la plaza de Ramón Pelayo, es la torre del Merino, también llamada "La Torrona". Se trata de una torre gótica del siglo XIII o XIV y debe su nombre a que estaba destinada a ser vivienda y torre defensiva del Merino Mayor de las Asturias de Santillana, máximo representante del rey y administrador de la zona.
La torre del Merino, es construcción de mampostería con esquinas de sillería. Poseyó cadalso, cuyos restos aún se conservan, así como barbacana, de la que solo se conservan los huecos de salida a ella. En su fachada se abren saeteras, vanos ajimezados y ventanas abiertas en periodos más modernos.
La torre era propiedad de la familia de los Barreda, que ostentaban el cargo de merino mayor, el escudo de la noble familia se puede ver en la torre. Posteriormente la propiedad pasó a los Güell, marqueses de Comillas.
Actualmente la torre está cuidadosamente restaurada, en época contemporánea las almenas se transformaron en ventanas y se construyó una cubierta a cuatro aguas. Hoy en día es un centro cultural con importantes exposiciones.


Construido en sillería de arenisca amarillenta, tiene planta cuadrada con dos alturas, balconada corrida en el segundo piso en cuya parte superior vemos un escudo, y tejado a tres aguas. Construido en el siglo XVIII fue habilitado como ayuntamiento en el siglo XIX.

Palacio Barreda-Bracho. Plaza Ramón Pelayo
También llamado palacio Barreda, desde 1944 es parador nacional Gil Blas. Es un edificio de estilo barroco, de finales del XVII.

Son dos magníficos ejemplos de la arquitectura civil de los siglos XVI y XVII, son propiedad del Gobierno de Cantabria, en ellas se albergan exposiciones culturales. La más antigua es la de la Parra, de principios del siglo XVI, y debe su nombre a una parra que adornaba su fachada principal, de entramado de madera y ladrillo, en ella se abren dos puertas en arco apuntado con notable forja (en la fotografía, la de la derecha).
La casa del Águila o de los Estrada, construida a mediados del siglo XVII, presenta un enorme escudo de la familia Estrada Tagle, tiene soportales con dos arcadas de medio punto que dan acceso a un zaguán, y dos arcadas laterales. En la planta intermedia presenta dos antepechos y adornando la fachada un escudo con el águila de los Estrada-Tagle. En el piso superior se abre una solana de madera que ocupa todo el ancho de la fachada.


Terminamos nuestro recorrido en la calle de Juan Infante, una calle con sus casonas de piedra, sus balcones de forja, sus solanas de madera, sus blasones y escudos nobiliarios esculpidos en las fachadas.
Hasta aquí nuestro vuelo por la villa de las tres mentiras, ya que no es santa, ni llana, ni tiene mar, pero su impresionante patrimonio la convierte en un atractivo turístico increíble, el caminar por sus calles es complicado por el numeroso turismo que en ella encontramos, pero siempre que la visitas te quedas con ganas de contemplar más a fondo este museo vivo, y disfrutar de sus quesadas y productos típicos.
Espero que os haya gustado. Hasta el próximo vuelo.
BIBLIOGRAFÍA:
-GARCÍA GUINEA, M. A.: Santillana y Altamira. León. Ed. Everest, 1978.
- Santillana del Mar: https://www.santillana-del-mar.com/es
- Santillana del Mar: https://www.santillana-del-mar.com/es/informacion/que-visitar-en-santillana-del-mar/6
- Turismo en Cantabria: https://turismodecantabria.com/descubrela/que-visitar/?_sft_municipio=santillana-del-mar&_sft_zona=costa-central
- Torre del Merino: Jl FilpoC: Creative Commons Attribution 3.0 Unported .
-Google maps.
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