DANZA DE LA MUERTE Y EL ÁRBOL DE LA VIDA DEL CONVENTO DE SAN FRANCISCO. MORELLA (Castellón).
Morella está situada en el extremo norte de la Comunidad Valenciana, en lo alto de un promontorio, en el que en su parte alta se alza el castillo y el convento de san Francisco. Es un fiel ejemplo de villa medieval fortificada que cuenta con un gran patrimonio tanto militar como religioso y civil: sus murallas, sus dieciséis torres, los seis portales y el imponente castillo que la corona, lo demuestra. La llamada “centinela del Maestrazgo” era la antigua Castra Aelia de los romanos que fue ocupada por los bereberes en el año 714, posteriormente pasando a depender del rey árabe de Tortosa. En el año 1084 fue tomada por el Cid Campeador, siendo definitivamente conquistada por Blasco de Alagón en 1232, en nombre del rey Jaime I de Aragón. La ciudad fue propiedad de aquel noble, hasta su muerte, momento en que se convirtió en dominio real aragonés. Durante las Guerras de Sucesión y de Independencia la ciudad sufrió en gran manera, tardando años en recuperarse de los daños sufridos en las contiendas.
Actualmente es capital de la comarca de Els Ports de Castellón; declarada Conjunto Histórico Artístico en 1965 y aspirante a obtener el galardón de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, título muy merecido.
El convento de san Francisco de Morella se ubica en la entrada del magnífico castillo de la localidad. Sobre su fundación no se tiene certeza absoluta, pero todos los historiadores coinciden que fue debida a Jaime I el Conquistador. Unos la sitúan en 1232; y otros la retrasan hasta 1270-72. Según cuenta la tradición los jurados y prohombres de Morella consiguieron que el rey Jaime I diera su visto bueno a la fundación de un cenobio en la ciudad. Hacia 1272 ya existía una pequeña comunidad que se instaló en unas casas en la falda del castillo, usando en un principio como iglesia una capilla existente dedicada a San Vicente y san Valerio (construida en el lugar que habían estado encarcelados ambos santos cuando fueron trasladados desde Zaragoza a Valencia). Posteriormente se comenzó a edificar una iglesia mayor, siendo consagrada en 1390 por el obispo de Tortosa, Hugo de Lupia.
En la segunda mitad del siglo XVI el cenobio pasó a los Observantes. En 1840 la comunidad abandonó el monasterio, convirtiendo el edificio en cuartel, deteriorándose en gran medida.
La parte más antigua del monasterio es el claustro, finalizado hacia 1293. Tiene forma de cuadrilátero irregular con arcadas trilobuladas que apoyan en columnas cuadrifoliadas. Ha perdido las cubiertas de las crujías, y hoy es un claustro totalmente abierto. Al fondo a la izquierda se ubica la Sala de Profundis, que hoy vamos a comentar.
En la crujía sur del claustro se abre la Sala de De Profundis, en la que se conserva una interesante decoración mural con la representación de la Danza de la Muerte; uno de los escasos ejemplos de pintura gótica mural del primer cuarto del siglo XV en Valencia, de la que vamos a hablar en el artículo de hoy. La obra fue proyectada y dirigida por el maestro Andreu Tarrascó entre 1427 y 1442, siendo restaurada en 1963 a expensas del empresario Daniel Montull y posteriormente en 1993.
La sala se abre al claustro por medio de un gran arco dovelado, flanqueado por dos vanos geminados de medio punto.
El interior tiene bastante altura, es de planta cuadrangular cubierta por una bóveda de crucería simple, cuyos nervios se apoyan en mensulillas situadas en las esquinas. Lo interesante de esta sala son las interesantes pinturas realizadas al fresco en el siglo XV, que representan el Árbol de la Vida y la Danza de la Muerte.
Los conjuntos pictóricos murales con representaciones de la Danza de la Muerte se pintaban al fresco o en seco, y se realizaban en las paredes de los claustros, capillas funerarias, salas capitulares y atrios cementeriales.
Para algunos historiadores la Danza de la Muerte nace con toda la seguridad por las terribles pandemias que asolaron Europa en el último tercio del siglo XIV. A consecuencia de tantas calamidades las supersticiones sobre los muertos durante la Edad Media fueron muy comunes.
Como comenta el historiador francés Jean Delumeau: “Parece casi seguro que el tema de la Danza Macabra nació en la gran pandemia de 1348, y es significativo que su eflorescencia se sitúe entre los siglos XV y XVIII, es decir, durante el tiempo en que la peste constituyó un peligro agudo para las poblaciones”.
Los ritos ancestrales en torno a las ánimas, con bailes macabros con esqueletos fueron frecuentes en la Edad Media. El origen de la Danza de la Muerte es muy discutido, los precedentes más antiguos los encontramos en los esqueletos danzantes del Budismo o incluso en la cultura helenística y romana. En lo que respecta al mundo medieval la opinión general es que proceden de Francia. Hoy se acepta que el precedente más antiguo son los escritos del monje cisterciense Helinand de Froidmont, autor de los Vers de la Mort, compuestos en francés picardo entre 1194 y 1197, muy leídos en los monasterios cistercienses, franciscanos y dominicos; aunque hay otra vertiente de historiadores que defiende el pangermanismo de la Danza Macabra. En cuanto a la primera danza gráfica conocida fue la del Cementerio de los Inocentes de Paris hacia 1424, hoy desgraciadamente desaparecida.
En la península ibérica la primera fuente escrita conocida es la Dança General castellana, de 1400 (Manuscrito de la Biblioteca del Monasterio del Escorial), que algunos atribuyen a un monje benedictino de san Juan de la Peña (Huesca). También hay que hablar de “El Llibre Vermell de Montserrat, manuscrito medieval que constituye uno de los pilares de la música medieval española (copia de finales del siglo XIV) y que se relaciona con una de las inscripciones que podemos ver en esta sala, como veremos posteriormente.
En lo que respecta a las representaciones teatrales sobre el tema, una de las primeras que se conocen sobre la Danza de la Muerte en la Corona de Aragón, fue la que se hizo en las fiestas de la coronación de Fernando I de Antequera en 1412 en Barcelona; y en la ceremonia de su coronación en el palacio de la Aljafería de Zaragoza, en 1414, según relata el historiador Alvar García de santa María en la Crónica de Juan II.
En conjunto las danzas de la muerte son una sátira social que contempla a la figura de la muerte como el elemento que unifica a toda la humanidad, sin tener en cuenta su economía, clase social o estamento a la que pertenece. Se representaban a una serie de personajes vivos que bailaban con muertos o la presencia de vivos y muertos en una misma escena. Estas figuras estaban acompañadas por textos dentro de filacterias. Son textos que se refieren a la brevedad de la vida, de los placeres. Todos tenemos que pasar por el trance de la muerte: emperadores, papas, burgueses, labradores, etc. No olvidemos la importancia de las predicaciones de los mendicantes que se plasmaban en los muros y en las representaciones teatralizadas para que los presentes no olvidaran el mensaje.
Pero volvamos a nuestro monasterio. Estamos en la Sala de Profundis, lugar donde era instalado el cadáver del fraile menor fallecido hasta el momento de su entierro, en donde era velado por toda la comunidad y donde se rezaba el oficio litúrgico de difuntos, cantando salmos y antífonas, entre los que se declamaba el salmo De Profundis, de ahí el nombre por el que se conocía a esta sala.
En el caso de Morella, en el muro de la derecha de esta sala, se pintó una representación de la Danza de la Muerte y el Árbol de la Vida (lignum vitae). Está realizada al fresco por incisión con un punzón, con colores a base de tierras comunes y retoques en seco. La pintura está muy deteriorada, y solo se conserva la parte central y derecha de la misma.
Quizás la presencia en Morella del célebre predicador dominico Fray Vicente Ferrer entre 1410 y 1414 pueda explicar este curioso ciclo.
El tema es la Vida y la Muerte, la escena principal se divide en dos partes, a la izquierda la Muerte intentando alcanzar con sus flechas al Árbol de la Vida; y a la derecha lo que se ha denominado la Danza de la Muerte.
La Muerte dispara las flechas contra el árbol de la Vida, cuyas raíces están siendo roídas por dos ratas, símbolo de la Peste Negra. Esta escena aparece por primera vez en un grabado del siglo XV donde se ve la muerte asaetando al género humano (incunable que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid), mientras unos roedores muerden las raíces de un árbol situado sobre una barca; en el caso de Morella el árbol tiene raíces fijas en la tierra.
La Muerte, representada como un ser esquelético, porta un arco con flechas negras, una de ellas ya ha sido lanzada contra el Árbol de la Vida, y está preparando otra para lanzarla nuevamente. En la cintura lleva colgando un carcaj con tres flechas. De su boca sale una filacteria con la siguiente inscripción: “Nemini parco” (no perdono a ninguno).
El árbol, de frondosa copa redonda, tiene dos niveles, en el superior vemos al estamento eclesiástico (fraile dominico, monje cisterciense, Papa, cardenal, obispo, dos monjes), elevando sus manos en actitud de oración; en el nivel inferior una serie de figuras representativas del estamento civil: escribano, noble, rey, reina, emperador, emperatriz, juglar y cinco damas jugando a los dados.
La Parca ha lanzado una de sus flechas hacia el árbol de la Vida, incrustándose entre el ramaje del árbol.
En esta escena se muestran una serie de personajes representativos de la sociedad medieval, reyes, nobles, religiosos, campesinos y artesanos) que, en círculo y cogidos de la mano, bailan alrededor de la muerte, simbolizada en la figura del transi tomb (cadáver yacente en su sepulcro) situado en el centro de la composición. Las figuras están ordenadas según su jerarquía, tres personajes de la nobleza (noble, reina y rey); tres del clero superior (Papa, cardenal y obispo); tres monjes de diferentes comunidades, etc.
En el caso de Morella no nos encontramos con un baile o danza de la Muerte en la que los difuntos bailan con los vivos, sino ante un baile de los vivos alrededor de la Muerte, para algunos el tema está más cerca de “La Vanitas”. Los personajes están bailando una danza parecida a la sardana, simbolizando que todos somos iguales ante la muerte. Los danzantes se identifican por medio de su vestimenta, con los atributos del oficio y rango social que tienen.
Las figuras van acompañadas por cuatro textos literarios y un texto musicado.
En la parte superior del grupo se representan a los personajes más importantes. De izquierda a derecha: un noble, la reina, el rey, el Papa, el cardenal, y el obispo.
Detalle de los tres personajes más notables del grupo: la reina, el rey y el Papa. Todos son reconocibles por su indumentaria, el rey y la reina ciñen coronas, el Papa la tiara papal y capa pluvial.
De izquierda a derecha se representan a integrantes del clero: el Papa, un cardenal cubierto con capelo, un obispo con la mitra, un monje cisterciense, un monje benedictino, un monje regular.
De derecha a izquierda: un clérigo secular, una monja, un campesino, un judío, un fraile dominico, una prostituta, un niño, una mujer noble, un burgués y una labradora.
En el centro del círculo que forman los danzantes se encuentra el cadáver, de cuya boca sale una filacteria con la inscripción: “fuit quod estis evitis quodque fuit”, que corresponden a los primeros versos del texto métrico francés y que figura en inglés en la tumba del Príncipe Negro de Canterbury (Eduardo de Woodstock), hijo de rey de Inglaterra Eduardo III:
"Así como sois, así fui yo.
Tal como yo soy, así seréis.
Poco pensé en la hora de la muerte
Mientras disfruté el don del respirar
Mas ahora soy un pobre cautivo.
En el fondo de la tierra, aquí estoy
Mi gran belleza, toda, se perdió
Mi carne se pudrió hasta los huesos".
Bajo la escena de la Danza de la Muerte se puede ver, a la izquierda, un mensajero, vestido con un traje bicolor: blanco y rojo. En su mano derecha lleva una “especie de palma” que apoya sobre el hombro; mientras con la izquierda toca un añafil del que cuelga un “banderín” con tres palos de gules. A la derecha cinco inscripciones en catalán, la última de ellas musicada, ejemplo único en su formato y contenido del Patrimonio Cultural Musical.
Las dos primeras citas están dentro de filacterias. A la izquierda y en letra gótica alemana: “No é spas savi, mes és ffoll qui / memoria de la mort si vit se toll” ((No es sabio, sino necio quien de la muerte se olvida).
A la derecha y en caracteres góticos ingleses: “Morir ffrares, nos conviene: pero no sabéis la hora al menos una hora al dia este mundo no puede durar”.
Bajo las dos primeras inscripciones y a la derecha del mensajero está escrito el epígrafe mayor, compuesto de diez líneas con letra gótica inglesa, que ha perdido parte de la escritura:
“Ses riquezas en buscar qué dan mala vía papa ni emperador por grandes /…muerte an todos por aquí congruente se miran la muerte nos…/ torcida soptament nos hace congruente con tal que mil na puerta…co…/ alçadura no se restauran de muerte su nula nocadura… elle / su coraje si bien os ffets affaytaments la muerte pronto os espera que… / podridos don su baches muy geudiós de estos nieves me Maravel que n… (nuevos diez y tan grave conort quien quiere menudo atender conuques tuyt… / netos nuestra vida porque miles nos reveló de la muerte quien ns espera / todo el mundo remirando socorrets nos pronto y leus caro la muerte nos...”
Debajo de las inscripciones aparece, en la parte inferior, la siguiente leyenda con caracteres góticos alemanes: “Hon es lo meu tresor / La es lo teu cor”: Donde está mi tesoro está mi corazón.
Bajo la anterior aparece otra cita, en este caso musicada, y con caracteres góticos ingleses del texto del Memento mori que aparece abreviado más arriba: “Morir, frailes, nos conviene, pero no sabéis la hora. Mas… vivo (am) en di… / al menos un hora al dia. Este mundo no puede durar, de donde me parece ahora finalizarán riquezas. Ahora hechos conversión de mala vía”. Esta inscripción es una representación iconográfica musical: “pauta con notación musical cuadrada gregoriana” con el primer verso, en catalán, del poema: “"Morir frares nos convè, mas no sabem la hora", que también se encuentra, en latín, en el “Ad mortem festinanus el Llibre Vermell” de Montserrat (del que ya hemos hablado). La función de esta notación podría ser la de servir de guía para el cántico, cumpliendo la misma función que los grandes cantorales.
La música que acompaña este texto está escrita sobre dos tetragramas, una en clave de Fa y la otra de Do; pautado propio del canto gregoriano y del canto llano. Las notas son sencillas, de puntos cuadrados; faltan signos de puntuación habituales en el canto gregoriano
A la izquierda se representa el tema clásico de “La Rueda de la Fortuna”, con su clara alusión al paso del tiempo y al destino. Es la gran rueda que gira inexorablemente, entronizando o aplastando al hombre. Desgraciadamente ha desaparecido la mayor parte de la pintura.
Bajo la rueda de la Fortuna se representa un gran sol rodeado por el cordón franciscano. Quizás tiene algo que ver con el himno que san Francisco compuso al “Hermano Sol” en 1226. Un canto a la Vida:
"Alabado seas, mi Señor, con todas tus criaturas, especialmente el señor hermano sol, el cual es día, y por el cual nos alumbras. Y él es bello y radiante con gran esplendor, de ti, Altísimo, lleva significación".
Espero que os haya gustado el tema; a mi me parece muy interesante. Hay que pensar en la vida y en disfrutar lo máximo que podamos.
Hasta el próximo vuelo.
BIBLIOGRAFÍA:
-PICO PASCUAL, Miguel Ángel: Una desconocida inscripción al fresco del Ad Mortem Festinamus: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/una-desconocida-inscripcion-al-fresco-del-ad-mortem-festinamus/html/
-MASSIP, Francesc: Huellas de Oriente en las representaciones macabras de la Europa medieval: el caso catalán:
https://riull.ull.es/xmlui/bitstream/handle/915/12024/CC_19_%282011%29_06.pdf?sequence=1&isAllowed=y
-GONZÁLEZ ZYMLA, Herbert: La Danza Macabra:
https://www.ucm.es/data/cont/docs/621-2014-06-11-Danza%20macabra.pdf
-GONZÁLEZ ZYMLA, H.; y BERZAL LLORENTE, L.: El transi tomb. Iconoografía del yacente en proceso de descomposición:
https://www.ucm.es/data/cont/docs/621-2015-06-03-Transi_tomb.pdf
- INFANTES, Víctor, Las Danzas de la Muerte: génesis y desarrollo de un género medieval: (siglos XIII–XVII), Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1997.
-FLORES JUANPERE, Montserrat: Las danzas de la muerte: una visión iconográfica: https://translate.google.com/translate?hl=es&sl=ca&tl=es&u=https%3A%2F%2Fwww.carrutxa.cat%2Fbiblioteca%2Fftp%2Fdansesmort.PDF&anno=2
-FERRANDO MORAL, A.: El Llibre Vermell de Montserrat como modelo de lírica catalana del siglo XIV, 2013:
https://www.academia.edu/7169433/El_Llibre_Vermell_de_Montserrat_como_modelo_de_l%C3%ADrica_catalana_del_siglo_XIV