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La villa medieval de Caracena (Soria).


Caracena es una pequeña localidad situada en la comarca de Tierras del Burgo, al suroeste de la provincia de Soria, en las estribaciones de la Sierra de la Pela y Picos de Grado. Se alza sobre un promontorio rodeado por tres cañones: “Las Gargantas”, “Los Pilones” y el “Cañón de Caracena”, en un paisaje de gran impacto, por su aspecto abrupto y pedregoso.


Una de las primeras noticias que se tiene del lugar es en 912 cuando el conde de Castilla, Gonzalo Fernández de Burgos, construyó una fortaleza; que en el año 939 se fortificaría nuevamente. Posteriormente, en manos de los musulmanes, Almanzor montó en ella su base permanente, ya que era una zona estratégica entre las fortalezas de san Esteban de Gormaz y Atienza; en 981 reforzó el castillo y fortificó el lugar con una muralla. En 1061 Fernando I de Castilla, León y Galicia tomó Caracena, empezando a repoblar toda la zona.


Fotografía: wikipedia.


Lo que hoy es una pequeña aldea, a principios del siglo XII, llegó a convertirse en el centro administrativo de un territorio formado por una veintena de aldeas dependientes (Sexmo de Caracena). También fue objeto de disputas entre los obispos de Sigüenza y Osma, ganando este último la batalla eclesiástica. Con el paso del tiempo, el lugar fue de unas manos a otras: los Luna, Tovar, Carrillo. En 1483 los Reyes Católicos confiscaron la villa de Caracena y la de Inés y se las entregaron a Alonso Carrillo de Acuña, sobrino del arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo, en compensación de una deuda que tenían con él. Una vez dueño del lugar incrementó los impuestos, los vecinos hartos del despotismo del señor elevaron sus protestas a los reyes. El asunto llegó hasta la Real Chancillería de Valladolid, siendo finalmente en 1508 desposeído del señorío de ambas villas a favor de su primogénito Gómez (en fin, todo quedó en la familia). En el siglo XVI fue nombrada capital de la comarca, al despoblarse Tiermes.


En el año 1607 Felipe III convirtió el señorío de Caracena en marquesado, entregándoselo a don Luis Carrillo de Toledo, virrey del reino de Valencia. En el siglo XIX se constituyó en municipio en la región de Castilla la Vieja, partido de El Burgo de Osma.


Su relevancia se constata por los monumentos que en ella podemos visitar: murallas medievales, un puente románico, un rollo jurisdiccional, dos iglesias románicas y el castillo, una de las fortalezas más importantes y olvidadas de la provincia de Soria.


Antes de llegar al núcleo urbano podemos ver el puente románico conocido con el nombre de “Puente Cantos” que se alza sobre el río Caracena, también llamado Adante, que nace en la sierra de la Pela. Quizás el actual puente sustituyó a uno anterior de época romana. Se trata de un pequeño puente (casi pasa desapercibido desde la carretera), construido en mampostería con refuerzos de sillar, un solo ojo en arco de medio punto, y con el tablero dispuesto en lomo de asno y pretil de piedra.


Caracena es un lugar con gran encanto. Recorrerlo es viajar al pasado, ya que sus calles empedradas mantienen el trazado medieval con las típicas viviendas de piedra. Su conjunto histórico está formado, como ya hemos comentado, por un rollo jurisdiccional, una antigua cárcel, dos iglesias románicas: la de santa María y la de san Pedro; y el castillo. Hoy nos vamos a centrar más profundamente en la iglesia de san Pedro, declarada Monumento Histórico Artístico en 1935.

Nos dirigimos hacia la iglesia de san Pedro, pasando por la plaza Mayor, en donde nos encontramos el rollo jurisdiccional.


Un rollo jurisdiccional es una columna de piedra compuesta por una amplia base con varias gradas, con un fuste más o menos labrado, y un capitel rematado con algún tipo de decoración (cruz, bola, aguja, etc.), en la cual se representaba la categoría administrativa de la localidad. Los rollos sólo se erigían en las villas que tenían plena jurisdicción. Muchas veces se les confunde con las picotas, ya que ambos eran utilizados para castigar a los reos, los cuales eran atados a sus fustes hasta que eran ajusticiados. En ese caso los rollos ejercían una función ejemplarizante (ambos desaparecieron por el decreto de las Cortes de Cádiz de 26 de mayo 1813, que prohibía todos los signos de vasallaje: "la demolición de todos los signos de vasallaje que hubiera en sus entradas, casas particulares, o cualesquiera otros sitios, puesto que los pueblos de la Nación Española no reconocen ni reconocerán jamás otro señorío que el de la Nación misma, y que su noble orgullo sufriría por tener a la vista un recuerdo continuo de humillación". Esta orden se reiteró en la Segunda República). Los rollos que han quedado en pie, han sido calificados patrimonio histórico artístico.

El rollo de Caracena en un principio estuvo situado en la plazuela de la calle de la Estrella, pero fue trasladado a la plaza Mayor en 1921. Como ya hemos comentado está formado por una plataforma cilíndrica escalonada, de la que parte un fuste liso que remata con un capitel, en este caso, decorado con cabezas de carneros, y una inscripción con la fecha de su construcción: 1738.


Remata con cuatro cabezas de leones de las que pendían argollas con las que encadenaban al reo. Culmina con un pequeño pináculo con punta cónica.


Siguiendo por la calle de san Pedro nos encontramos, a la izquierda, un edificio cuadrado con dos plantas y sótano donde eran encarcelados los reos que luego serían ajusticiados en el rollo situado casi enfrente, que ya hemos visto.


La portada se abre en arco de medio punto. Estuvo en uso hasta principios del siglo XX. Hoy es un edificio de propiedad particular.

A lo largo de la calle de san Pedro vemos la típica arquitectura popular soriana con casas de piedra y suelos empedrados.

Un simpático amiguete que nos encontramos en Caracena. Los perros son mi debilidad.

Enfrente del ábside de la iglesia de san Pedro podemos ver los restos del edificio conocido con el nombre de “La Casa de la Tierra”; en donde, en la Edad Media, se celebraban las juntas vecinales y servía de vivienda a los representantes de las aldeas cuando se reunían en Caracena. Estas Juntas regulaban la vida de las aldeas y de los vecinos de los diferentes lugares que estaban asociados. La Comunidad de Villa y Tierra de Caracea fue suprimida en 1837. Es un edificio de mampostería con refuerzos de sillería. Podemos contemplar un arco conopial. Este edificio también sirvió de hospital para los peregrinos del Camino de Santiago y fue también utilizado por comerciantes de la lana.


Al terminar la calle de san Pedro, y en uno de los extremos del lugar, encontramos la iglesia bajo la misma advocación. Es un templo románico, cuya cabecera y nave se erigieron en el primer tercio del siglo XII y una galería porticada construida a finales del siglo XII. El resto del edificio fueron añadidos posteriores, de los siglos XVII y XIX, que lo modificaron sustancialmente. Fue declarada Monumento Nacional en 1935.

La cabecera es de mampostería con ábside semicircular; sobre el presbítero recto se asienta la torre a la que se accede por una escalera de caracol ubicada en una torrecilla cilíndrica adosada a ella, a la que se adhiere la sacristía construida en el siglo XVII.


En el ábside son muy interesantes los canecillos de gran variedad iconográfica, entre los que se puede ver una grotesca cabeza con tres caras y cuatro ojos; y una escena de la caza del jabalí, desarrollada en cinco canecillos: con el jabalí, dos perros a cada lado, el cazador tocando el cuerno y otro preparado con la lanza para cazar al animal.

En el siglo XVII se acortó la nave original. En la fotografía vemos los pies del templo.

Muro septentrional de la iglesia en el que podemos ver que en la reforma del siglo XVII fue reforzado con contrafuertes.


Lo más destacable de la iglesia es la galería porticada situada en el lado meridional, construída ya avanzado el siglo XII. Actualmente tiene seis arcos, más el que permite el acceso al interior que es de mayor tamaño, posiblemente al acortar la nave se eliminaron dos arcos; y otra arcada en el lado este, que permite la entrada al pórtico por el lateral. Tras las excavaciones llevadas a cabo en 1986 se demostró que la galería tenía en origen dos arcos más en el lado occidental. Es decir que en origen existían nueve arcos, cuatro a cada lado del arco central de entrada al interior del pórtico, más el lateral del lado este.


También se ha descubierto en la última excavación llevada a cabo por la empresa Areco s.l. en 2010, que sirvió de necrópolis en época alto medieval y que la iglesia medía tres metros y veintiocho centímetros más que la actual.

En el lado oriental de la galería se abre un segundo vano de acceso a la iglesia. Se trata de un arco de medio punto sostenido por dobles columnas con bellos capiteles.


En el capitel de la izquierda podemos ver la bestia de las siete cabezas y diez cuernos (nombrado en el Apocalipsis 12:3) y se relaciona con las bestias apocalípticas de los Beatos, flanqueada por dos leones rampantes.

En el de la derecha se observa la caza del jabalí. Lo curioso es que en este capitel se representa la misma escena, en este caso unida, que hemos podido ver en los canecillos del ábside, en donde se representa el mismo tema. El artífice que realizó los capiteles de esta galería porticada está muy cercano al que talló los de la iglesia de santa María de Tiermes, aunque algo más tosco; así como muy influido por la escultura del Monasterio de Santo Domingo de Silos.

Los pórticos románicos adosados a iglesias son un ejemplo singular del románico castellano. Cronológicamente el primer edificio que se conserva de este tipo es la soriana iglesia de san Miguel de San Esteban de Gormaz, construida hacia 1081. Podemos considerar que la galería románica castellana es una de “las aportaciones brillantes al arte románico”. Estas galerías se situaban en la parte sur de las iglesias, ya que era la orientación más soleada y protegida. En Soria se conservan unos veinticinco pórticos de este estilo, la mayoría se encuentran en la zona suroeste de la provincia, relacionadas con la línea fronteriza del río Duero. Muchas de ellas han sido remodeladas.


Como hemos comentado lo más significativo de esta iglesia es esta galería porticada, construida en sillería de arenisca rojiza. Galería que fue acortada al remodelar la iglesia en el XVII. La consecuencia fue que se tuvo que adecuar la galería al nuevo tamaño del templo. Por ese motivo se cercenaron los dos arcos más occidentales y de nueve arcos que existían en origen se quedaron en seis, más el que da acceso al interior de la galería.


La galería consta de arcadas de medio punto sobre un podio corrido, con dos arcos de entrada, uno en la parte sur, y otro en la parte este. Los arquillos meridionales se apoyan en dobles columnas esbeltas sobre basas áticas, excepto los del vano que da acceso al interior de la galería, que el de la izquierda es un haz de columnas cuádruples, y el de la derecha formado por cuatro columnas torsas.


Los arcos están trasdosados por una moldura lisa, excepto en los arcos de ingreso al interior de la galería que están decorados con un motivo trenzado, muy del estilo de otras realizadas en Aragón (Sos del Rey Católico). Bajo ésta podemos admirar veinticinco canecillos decorados con representaciones de animales fantásticos, escenas de lucha, arpías, motivos geométricos, florales y figurativos.


Una de las características de esta galería son las columnas torsas. Destacan el haz de cuatro fustes torsionados en el vano de acceso y los capiteles que adornan esta magnífica galería. La decoración de éstos, recuerdan a los de las ermitas de Santa María de Tiermes y a San Bartolomé de Campisábalos, en donde podemos contemplar temas iconográficos muy similares: como el centauro con su arco, la lucha de caballeros, los grifos, etc. También tiene una clara relación con lo silense (Monasterio de Santo Domingo de Silos) en la representación de pájaros y otros animales.

Comenzamos nuestro recorrido por los magníficos capiteles de la parte derecha de la galería. En el primer capitel, el que monta sobre los fustes torsados, aparecen parejas de grifos (cabeza de águila y cuerpo de león), que giran sus cabezas hacia atrás, estando sus cuellos rodeados por vegetales.

En el siguiente capitel podemos observar uno de los temas que encontramos también en la ermita de Tiermes, el pasaje de la Resurrección de Cristo con las tres Marías ante el sepulcro vacío.

Los personajes que se representan en este capitel llevan bonete y túnicas, sujetando con sus manos izquierdas pergaminos, mientras elevan la derecha en actitud de bendecir. Se han identificado como a los doce apóstoles, de igual temática que en la mencionada iglesia de Tiermes.

Capiteles con decoración de cestería con doble trenza, muy cercano al estilo silense.

Este es el último capitel del lado meridional de la galería, se representan palmetas con volutas en sus extremos.


Estos tres capiteles que vamos a ver a continuación están situados en el extremo izquierdo de la galería. El que vemos en la fotografía es el que está en el arco de entrada sobre columnas cuádruples. En sus caras se representan a dos leones opuestos por sus partes traseras que vuelven sus cabezas mirando a las arpías, tocadas con gorros frigios, que están posadas sobre sus lomos. Están también muy influidos por lo silense.


Las arpías están representadas en pareja, con sus cuerpos enfrentados y las cabezas vueltas mirándose fijamente, en una postura desafiante. Son representaciones que en la Edad Media eran alegorías de vicios y de mal de ojo.


Capitel de la lucha de los dos caballeros, acompañados por sus escuderos en los extremos del capitel. El tema también lo encontramos en Tiermes. Se representa a dos combatientes en un torneo vestidos con cotas de malla, cascos y escudos, uno oval y otro redondo. Algunos han visto en él, la representación de la lucha entre el bien y el mal.

En este capitel se puede ver la figura del centauro disparando su arco, flanqueado por dos aves (algunos lo llaman el Centauro Sagitario), que recuerda a capiteles del Monasterio de Silos. El tema del centauro arquero lo encontramos también en otras iglesias de Soria: en San Ginés de Rejas de San Esteban, en Tiermes y en san Juan de Duero. Es la representación de un caballo con el torso humano, en este caso es un Centauro positivo dirigiendo su ballesta hacia una de las arpías situada en el extremo del capitel, que simboliza el mal. Ha lanzado su flecha y lleva colgada en su costado derecho la bolsa donde guarda las flechas.


Entrada principal a la galería porticada.

Al fondo, a la izquierda, aún se puede observar el arranque de una de las dos arcadas que se suprimieron cuando se remodeló el templo en el siglo XVII.

Interior galería, al fondo la puerta de entrada a la galería por su lado este, a la derecha la entrada principal.

Puerta de acceso al templo, de estilo renacentista. La puerta de madera presenta un claveteado de hierro forjado.


El interior sorprende por el cambio de estilo. Estamos dentro de una iglesia barroca con algunos restos del antiguo templo románico.


Es una iglesia de una sola nave cubierta con bóveda de lunetos. resultado de la remodelación del siglo XVII.

La nave está separada de la cabecera por medio de un arco triunfal apuntado compuesto por semicolumnas adosadas con capiteles con decoración vegetal.


Al fondo el retablo mayor dedicado a San Pedro, que sustituyó a otro anterior que en 1592 estaba muy deteriorado, oculta la cabecera absidal. La mazonería fue diseñada por el maestro tallista Manuel Alonso y en él se colocó la pintura con la imagen de san Pedro, obra del pintor cordobés Acisclo Antonio Palomino, que fue pagada por el vecino de Caracena Manuel de Ayala en 1711.

En el siglo XVII se construyó un coro alto a los pies del templo.

En el lado derecho de la cabecera se abren las puerta que conduce a la escalera de la torre y a la sacristía.

En el retablo mayor se presenta a san Pedro erguido, descalzo, vistiendo túnica azul y un envolvente manto ocre. Lleva en su mano izquierda un libro y las llaves en la derecha. El paisaje dividido en dos zonas, la celestial y la terrenal.


En la parte posterior del lienzo se puede leer la siguiente inscripción: “Dio Este Qu(º) / el doctor don Manuel / de Ayala año de / 1711”. Y firmado por el pintor “Palomino fbt” (faciebat), bajo el pie derecho de san Pedro.


En el año 2010 fue restaurado gracias a la financiación del Proyecto Cultural Soria Románica, realizando su rehabilitación la Fundación Las Edades del Hombre.

En los laterales de la nave se pueden contemplar varios retablos barrocos, en los que se han colocado esculturas más antiguas.

Retablo del Santo Cristo, imagen del siglo XIV.

Virgen del Casar o del Casado, del siglo XIII. Esta imagen parece que era la titular de la ya desaparecida iglesia de santo Domingo, fue trasladada a la iglesia de Santa María, aunque finalmente se ha cobijado en la de san Pedro.

Virgen con el Niño, conocida como Nuestra Señora del Monte. Románica. Virgen que sacan de romería en el mes de junio.


Pila bautismal.

A los pies de la iglesia podemos contemplar textos epigráficos.

En el llamado arrabal de abajo o “de Gormaz”, podemos ver la iglesia de Santa María, también románica. Es un templo del siglo XII que se construye adosado a una torre de un edificio anterior.


Tiene ábside semicircular, del que destaca una preciosa ventana con decoración de influencia jaquesa. Los capiteles son a base de decoración fantástica y vegetal. Tiene dos portadas, una al sur y otra al norte, ambas con decoración geométrica. En el año 2010 fue restaurada por la empresa Artemon S.A.

El castillo está situado en el lado meridional de la villa, a un kilómetro de la iglesia de san Pedro, entre el barranco de los Pilones y el de las Gargantas.


El edificio original era de origen musulmán (siglos X-XI), aunque documentalmente se tiene noticias desde 1136, en un pleito entre los obispos de Osma y Sigüenza por la propiedad del lugar; a este momento corresponde el primer recinto amurallado. Este castillo fue testigo de los enfrentamientos de su propietario Juan de Tovar con los Reyes Católicos. La fortaleza fue confiscada y el entonces propietario, Francisco de Tovar fue obligado a demolerla.

En 1491, al tomar el señorío de Caracena don Alfonso Carrillo de Acuña, reedificó el castillo, construyendo troneras para la mejor defensa de la fortaleza, ya que en aquella época se había generalizado el uso de la artillería.

Es un edificio con planta trapezoidal formado por dos recintos, uno interior y otro exterior, rodeado por cinco cubos el interior; y por diez el exterior.


En la esquina sureste se eleva la torre del homenaje, abriéndose en el lado opuesto la puerta de entrada al segundo recinto.


Las garitas en número de cinco, son pequeñas torres cilíndricas rematadas con almenas, sostenidas por ménsulas, y se asientan en tres de los muros interiores y en uno de la muralla exterior.

Las garitas se construyeron en el siglo XV y fueron un elemento muy importante en la defensa de la fortaleza.

Me despido de vosotros en compañía de otro amiguete de Caracena que andaba de “visiteo”.


El castillo, de propiedad particular (unos veinte propietarios), está incluido, desgraciadamente, en la Lista Roja del Patrimonio español, dado su mal estado. En el año 2018 la Junta de Castilla y León remitió un escrito a los propietarios para informarles y recordarles la obligación de mantener, conservar y rehabilitar el edificio que está dentro del patrimonio histórico-artístico español. Esperemos que pronto tengamos la noticia de su recuperación.



Doy las gracias desde aquí a J. A. Almería por su inestimable ayuda, a Javier Rodrigo Poza por su generosidad en cederme las fotografías que os presento del castillo. Al mismo tiempo agradecerle a él y a Lourdes Almería, el darme a conocer este precioso lugar de mi querida Soria. Y por último a los vecinos de Caracena que con toda su amabilidad nos permitieron conocer el interior del templo de san Pedro.


Hasta aquí nuestro paseo por esta pequeña, pero gran aldea (me encanta esa palabra) de la Soria desconocida, ya que la carretera que nos lleva hasta ella muere en el mismo pueblo. Un recorrido lleno de arte y de historia.


¡¡¡Hasta el próximo vuelo!!!




BIBLIOGRAFÍA:


-TARACEA, B; y TUDELA, J.: Guía de Soria y su provincia, Madrid, 1973.


-VV.AA.: Castilla/2, Soria, Segovia, Ávila y Valladolid. Vol 3 de la serie la España románica, Madrid, Ed. Encuentro, 1976.


-ENRÍQUEZ DE SALAMANCA, Cayetano: Rutas del románico en la provincia de Soria, 1986.


-GARCÍA OMEDES, A.: La Guía Digital del arte románico: http://www.arquivoltas.com/13-Soria/01CaracenaSanPedro2.htm


-GAYA NUÑO, Juan Antonio: El románico en la provincia de Soria. Madrid, Departamento de Historia del Arte, 2003.


-ARTIÑANO Y GALDÁCANO, Gervasio de: La iglesia de san Pedro de Caracena (Soria). Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2012.


-LORENZO, J.M.; y DIESTRO, F.: Un lienzo de san Pedro de Antonio Palomino en Caracena (Soria). Valladolid, BSAA arte LXXX (2014), pp. 199-210


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