San Adrián de Sásabe (Huesca). Una ermita llena de misterio.
"Los sepulcros de siete obispos que aquí descansan y los privilegios de los reyes de aquel tiempo, testifican que la dignidad de la sede de Huesca destruida por los sarracenos, fue trasladada a la iglesia de Sasau. Después de muchos años el glorioso rey Ramiro reunió en concilio a nueve obispos y trasladó la grandeza de la sede de Sasau a la iglesia de Jaca".
(Pergamino de la consagración del templo (1100). Archivo del Cabildo Catedralicio de Huesca.).
En mi viaje por el tramo aragonés del Camino de Santiago, me desvié de la ruta para acercarme hasta San Adrián de Sásabe. Este importante edificio románico se localiza en el municipio de Borau, comarca de la Jacetania (Huesca), en las confluencias de los barrancos Calcil y Lupán, en donde nace el río Lubierre, afluente del Aragón.
Hoy en día, al visitar esta preciosa ermita declarada Bien de interés cultural en 2004, no puedes imaginar la importancia que llegó a tener en su momento. Perteneció a uno de los monasterios más significativos en Aragón; siendo sede de los primeros obispos aragoneses. Aún hoy, Sásabe, está muy vinculada al poder episcopal, ya que a pesar de ser una sede suprimida sigue siendo sede titular de la iglesia católica (las sedes episcopales siguen llevando el título aunque no ejerzan como tales). Por ejemplo el 15 de julio de 1996 el papa San Juan Pablo II, nombró al turolense Juan José Omella (hoy arzobispo de Barcelona), obispo titular de Sásabe y auxiliar de Zaragoza; y, posteriormente, el 29 de noviembre de 1999, fue nombrado el italiano Giacomo Guido Ottonello como nuevo Arzobispo titular de la Sede titular de Sasabe. El título de obispo de Sásabe lo obtienen aquellos obispos que son auxiliares y no tienen aún una sede titular. (Desde aquí quiero dar las gracias a don Luis García Torrecilla, director del archivo de Huesca por su ayuda y amabilidad).
En la fotografía vemos el río Lubierre a pocos metros de la iglesia. El río queda a un nivel más superior que la ermita. Si el río no lleva mucho cauce (como vemos en la imagen), se puede pasar a visitarla a través de unos palés de madera, a modo de puente, que han colocado para poder acceder a ella; pero en los períodos de crecida del río, toda la zona se inunda y no se puede pasar a visitarla.
A través de los tiempos, las continuas crecidas de este río semienterraron el edificio. Durante muchos años se accedía al templo por la ventana que se abre encima de la portada principal, ya que la sedimentación había cubierto la mitad del edificio. Dicha ventana era considerada la puerta de entrada hasta que entre el año 1957-1962 el ICONA desescombró la iglesia, y descubrió la verdadera estructura de la iglesia. A pesar de todo, y tras una serie de restauraciones en los años 1981, 1990…, las filtraciones siguieron sucediendo. No será hasta en el año 2001, cuando el departamento de Cultura y Turismo del Gobierno de Aragón, a través de la Dirección General de Patrimonio, adjudicó su restauración a la empresa Sargantana por un importe de 14.647.927 pesetas, bajo el asesoramiento del arqueólogo José Luis Ona (al que le mando desde estas líneas (como dicen en mi pueblo) un cariñoso saludo). La restauración consistió en una serie de canalizaciones que permiten que el agua, que inunda la ermita cuando el río se desborda, circule por el interior de una forma ordenada. La parte sur no se ha excavado ya que se considera que en ella pueden quedar restos del monasterio visigótico comentado. Esperemos que algún día se pueda llegar a realizar.
En la fotografía vemos la ermita antes de ser reformada; aún se puede ver el recrecimiento de la parte superior de la iglesia que posteriormente fue eliminado.
Fotografía de: http://webs.ono.com/sepulcro2004/caliz-14.jpg
Un aspecto que claramente extraña, es la elección del lugar para erigir un monasterio. Es inaudito que un arquitecto decidiera construir en un lugar como el que ocupa Sásabe. Por eso se puede pensar que una razón de peso tuvo que existir para edificar un monasterio en el cruce de dos barrancos, al lado de un río situado a un nivel más alto que el edificio. Los cimientos son de madera de sabina, no de roca; otro motivo extraño, ya que en un terreno con tantas filtraciones lo normal hubiera sido hacerlos de piedra. Este hecho es también significativo, el constructor elevó el templo sabiendo la problemática que existía. Si lo realizó en ese terreno, fue a propósito, de ahí los cimientos de madera; que por otra parte no pueden dejar de tener humedad, ya que si se secasen, la iglesia se desplomaría.
Este edificio ha sufrido mucho la erosión provocada por las continuas riadas. Hay que tener en cuenta que hasta el año 2001, en el que se reformó, el templo quedaba casi cubierto por el agua, como si de una piscina cubierta se tratara.
El río Lubierre en su período de estiaje.
Una pequeña reseña histórica de lo que era en esos momentos Aragón: Como afirman Ángel San Vicente y Ángel Canellas, Aragón fue una “región histórica hispánica que cobró personalidad hacia el siglo VIII”, tras la invasión musulmana. Dividida en dos zonas bien diferenciadas: la montaña, en la cual encontramos a cristianos refugiados al mando de familias que poco a poco fueron adquiriendo poder, como los condes de Aragón, los Aznar; y el llano, donde se asentaron los musulmanes.
El primer conde auténticamente aragonés fue Aznar Galindez (820), vasallo de los condes francos; cuyo hijo Galindo I Aznar se independizó de éstos y se puso bajo la protección de los reyes de Pamplona. En el año 934 Andregoto, hija del conde Galindo II Aznárez (fundador del monasterio de Sásabe), se casó con García Sánchez I de Pamplona con lo que el condado aragonés se unió al reino de Pamplona, asumiendo éstos, el título de condes de Aragón.
Fotografía del retrato de Galindo II Aznarez, conde de Aragón. Obra de Eduardo Rosales (1857). Museo del Prado, Madrid.
En lo que respecta a lo religioso, en estos primeros años en Aragón no había sede episcopal. Los territorios dependían del obispo de Huesca o del de Pamplona. En esta misma zona, posiblemente, existió un monasterio de origen visigodo, sobre cuyos restos se levantó el gran monasterio de San Adrián de Sásabe; al cual pertenecía la iglesia que hoy podemos contemplar.
Este monasterio, ya hemos comentado, fue fundado por el conde Galindo II Aznárez de Aragón en la segunda década del siglo X. En esa época también se elevaron los monasterios de San Pedro de Siresa y Ciella, donde se establecieron monjes agustinos, los cuales se encargaban de la organización de cada uno de sus valles. El cenobio de Sasau (Sásabe) fue utilizado por los obispos de la sede mozárabe de Huesca como refugio cuando la capital oscense fue tomada por los árabes (719). En el año 922 llegó a convertirse en sede episcopal de Huesca, siendo el primer prelado del condado de Aragón el obispo Ferriolo.
En este monasterio fueron enterrados tres mitrados (tal y como consta en una inscripción que podemos ver en la fotografía), lo que pone en evidencia la importancia que este cenobio adquirió durante los siglos X y XI. En el muro sur, a la izquierda de la portadita, en su parte inferior, se puede leer una inscripción: “HIC REQVIESCAT TRES EPISCOPI”, que significa que en la iglesia están enterrados tres obispos oscenses (pudieran ser: el primer obispo Ferriolo consagrado en el año 922, Fortuño y Atón).
En el siglo XI Ramiro I remodeló el monasterio y lo donó en el año 1050 al obispo García I, junto con otras propiedades en el valle de Borau, en el Campo de Jaca y el valle de Tena. A la muerte de Ramiro I (1064) el reino de Aragón se dividió culturalmente en dos zonas, la oriental que dependía del arzobispado de Narbona; y la occidental con el obispado de Sasau (Sásabe)-Aragón y parte de la diócesis de Pamplona. Su hijo Sancho Ramírez, se convirtió en el primer rey de Aragón, separándose de Navarra.
En el año 1071 Sancho Ramírez realizó una reforma radical en la parte occidental, fundando monasterios bajo la norma de Cluny, sustituyendo la liturgia mozárabe por la romana, por lo que los cenobios de otras órdenes religiosas fueron decayendo, entre otras la de Sásabe. Finalmente la sede episcopal de Sásabe se trasladó a la recién fundada ciudad de Jaca (1077); todo ello motivo el declive del monasterio.
Miniatura de Ramiro I de Aragón - Compendio de Crónicas de Reyes (Biblioteca Nacional de España).
La iglesia fue erigida posteriormente y consagrada en el año 1104 por el obispo de Huesca Esteban, durante el abaciado de Sancho de Larrosa, futuro obispo de Pamplona (1122), cuya cabecita figura en una de las ménsulas del ábside, "firma" de este personaje, como posteriormente veremos en el muro norte.
En la fotografía del Archivo del Cabildo Catedralicio de Huesca tenemos el pergamino en donde se habla de la consagración de la iglesia: “Con motivo de la consagración de la iglesia del monasterio de Sasabe, el obispo Esteban de Huesca procede a una distribución de bienes entre las canónicas de dicho cenobio, de Huesca y de Jaca. Año 1100-1104”.
Hoy la ermita de San Adrián es lo que queda de la que fue iglesia de un importante Monasterio aragonés; en el qué, según la tradición, el Santo Grial llegó a custodiarse (712-1044) en su camino desde Huesca hasta llegar a la catedral de Valencia en el año 1424 (Huesca, Yebra de Basa, Siresa, Sásabe, Jaca, San Juan de la Peña, Palacio de la Aljafería de Zaragoza, Barcelona y Valencia), donde actualmente se conserva.
Otro hecho curioso es la pronta desaparición de un monasterio tan importante como fue Sásabe, ya que en el siglo XVIII sólo se conservaba la iglesia. La explicación está en la progresión de la reconquista; el traslado de la sede episcopal a Jaca; su ubicación en un terreno no apto para ello; y, sobre todo, la extinción de la vida monástica en este cenobio, ya que los agustinos fueron abandonando el monasterio.
Vista frontal. Es un edificio construido con piedra sillar, en un estilo lombardo-jaqués, muy parecido al que podemos encontrar en la cercana iglesia de Iguacel.
La iglesia del monasterio en un primer momento tuvo la advocación de San Adrián y Santa Natalia; posteriormente se le conocería sólo como San Adrián.
Un dato curioso es la relación del santo con el agua, al igual que nuestra iglesia con la misma. San Adrián (murió hacia el 306) servía en la milicia del emperador Maximiliano; casado con Natalia, ambos eran cristianos. Adrián al no querer renunciar a su fe fue torturado y le cortaron las manos, su esposa escondió una de ellas. Mientras, el cuerpo de Adrián fue arrojado al fuego, pero una tromba de agua apagó la pira, y un grupo de cristianos llevó su cuerpo a Constantinopla. Natalia, con la mano de su esposo, huyó en barco a esta ciudad, siendo acompañada parte del camino por el espíritu de Adrián caminando sobre las aguas. Una vez en la ciudad, Natalia depositó en la tumba de su esposo la mano que tan amorosamente había llevado consigo, y murió; siendo enterrada junto a Adrián y su mano. (En fin, ¿Qué decir de esta historia?, que cada uno crea lo que considere conveniente).
Vista lateral del muro sur. En la que podemos ver las escaleras que bajan a la portada situada en este lado, la cual daría paso al claustro, hoy desaparecido.
En la fotografía realizada por José Oltra Mera (FDPH), podemos ver el estado en que se encontraba el edificio en los años 50-60 del siglo XX. En ella se puede observar el recrecimiento en la parte superior, eliminado en la restauración llevada a cabo en esa década; así como la gran cantidad de sedimentos que rodeaban el edificio.
En el muro sur se abren tres ventanales que dan iluminación al interior de la iglesia. Si la comparamos con la fotografía anterior podemos ver el estado de la ermita antes de la restauración y después de ella.
En ese mismo muro del lado meridional de la ermita, situada en la parte inferior y al pie de una pequeña escalinata, nos encontramos con una pequeña portada lateral, que también da acceso a la ermita. Al lado de la portadita, a la izquierda, está situada la inscripción que hemos comentado anteriormente, en la que constan los nombres de los tres obispos enterrados en esta iglesia.
La flecha roja indica el lugar en el que se conserva la inscripción.
Portadita de la parte inferior. En el muro sur se abre otra portada, mucho más pequeña. También se abre en arco de medio punto, decorado con ajedrezado jaqués. Según parece ser esta portada comunicaba el claustro, desaparecido, con la iglesia.
El ábside es cilíndrico, dividido por cuatro lesenas, fraccionando el muro en tres paños. En la parte superior una serie de arquillos, en grupos de cinco, se apoyan en ménsulas.
En la fotografía podemos ver la cabecera románico-lombarda, apreciándose también el soterramiento de la iglesia, ya que, a pesar de sus restauraciones, aún siguen bajo el nivel del suelo parte de los muros de esta iglesia.
En la imagen de José Oltra Mera (FDPH) podemos ver como se encontraba el ábside; con la gran cantidad de sedimentos que rodeaban la iglesia, soterrando parte del ábside. También podemos ver el recrecimiento superior, que fue eliminado en el año 1962.
En cada paño se abre un vano de doble arco de medio punto abocinado.
Parte del muro norte, y a la derecha la base de la torre inacabada.
Detalle de una de las ménsulas que representa una mano empuñando una cruz que simboliza al mártir San Adrián (ya hemos comentado su historia). A la derecha vemos otra ménsula con decoración de margaritas, en cuyo centro se representa un “botón” (la margarita es un símbolo eucarístico).
Otras ménsulas con decoración geométrica.
Situada en el lado norte del ábside encontramos este rostro humano (al que ya hemos hecho mención anteriormente), que puede representar al obispo Sancho de Larrosa, abad del monasterio.
También signó con una carita similar en documentos que se conservan en los archivos de la catedral oscense, y quizá también en uno de los sillares de la portada principal de la muralla del castillo de Loarre (os pongo el enlace para que lo podáis ver si queréis: http://www.elviajedelalibelula.com/single-post/2015/05/22/El-Castillo-de-Loarre-Huesca)
En el muro norte se sitúa la torre, de planta cuadrada, de la cual sólo se conserva la parte inferior. Se accede a ella por el interior.
Detalle de la base de la torre, del muro norte y de la portada principal de la iglesia.
En la decoración de la portada vemos palmetas y el ajedrezado jaqués, tan típico de esta zona. Formada por dos arquivoltas en arco de medio punto; apoyando la interior en dos columnas con capiteles decorados. Sobre la portada un ventanal alargado con arco de medio punto, que antes de la remodelación de la ermita servía de puerta de entrada al templo.
Se cubría con un tejaroz, hoy desaparecido. Se ha sustituido por un tejadillo de pizarra.
Detalle de la portada. Según nos comenta García Omedes en su estudio sobre San Adrián de Sásabe, esta portada tenía tímpano, desgraciadamente perdido o expoliado. Una portada muy influenciada por la de la catedral jaquesa, como también podemos ver en la de Iguácel y Loarre.
Capitel situado al sur de la fachada, está muy erosionado y no podemos discernir el tema en él tratado, aunque parece que era figurativo.
Capitel corintio situado al norte de la fachada. Es un capitel que tiene tres partes, la inferior decorada con palmetas; la central con motivos vegetales con bolas en sus extremos; y en la parte superior lo que García Omedes define como “pitones jaqueses”.
Es una iglesia de una sola nave, cubierta con techumbre de madera. Tiene ábside semicircular con bóveda de horno, en el que se abren tres vanos. En los extremos de los muros podemos ver, en la parte inferior, las canalizaciones para drenar el agua que se embalsa cuando hay crecida del río Lubierre.
Detalle de la cabecera, a la que se accede por medio de tres escalones.
Vista de los pies de la nave, a la derecha podemos observar una pila cuadrada, la que bien pudiera servir para recoger agua de la capa freática o bien llenarla de agua. En su fondo se puede observar un orificio por el cual manaría y se desaguaría el agua.
Ya hemos comentado varias veces la importancia que el agua tiene en este edificio. Su extraña ubicación a ¿qué fue debida? Varias hipótesis se barajan: ¿Edificio para realizar ritos litúrgicos con la purificación por medio del agua?, ¿Un hecho milagroso?, ¿La relación de San Andrés con el agua que antes hemos comentado? No lo conocemos, pero no debemos olvidar la relación de este edificio con el líquido elemento.
Detalle del muro sur, donde se abre la portadita que hemos visto anteriormente, que pudiera conectar con el desaparecido claustro.
Puerta que da acceso a la torre. En la parte inferior rodeando las escaleras podemos ver el sistema de canalización del agua, que rodea todo el perímetro de la iglesia, para encauzar el agua que se estanca cada vez que la capa freática del Lubierre sube.
Hasta aquí el pequeño estudio sobre esta importante y olvidada iglesia, a la cual bien tenían que darle el lugar que le corresponde en la historia y en el arte.
BIBLIOGRAFÍA:
-https://otraiberia.wordpress.com/2013/07/30/rompiendo-esquemas-san-adrian-de-sasabe-borau-huesca/
-ANTONIO GARCÍA OMEDES: http://www.romanicoaragones.com/0-Jacetania/50-Sasave.htm
-ANTONIO GARCÍA OMEDES: “San Adrián de Sásabe: los enigmas de un templo. Algunos interrogantes sobre una iglesia románica diferente”: http://www.romanicoaragones.com/Colaboraciones/Sasabe.pdf
-MARÍA PÍA CANALS LARDIÉS: “Arquitectura religiosa en el Alto Aragón”, Zaragoza, escuela de Arquitectura de la Universidad de Zaragoza, 2014: http://zaguan.unizar.es/record/31420/files/TAZ-TFM-2014-773.pdf
-JOSÉ LUIS CORRAL LAFUENTE: “El proceso de centralización de los monasterios aragoneses entre los siglos IX y XI”:
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Dialnet-ElProcesoDeCentralizacionDeLosMonasteriosAragonese-615560.pdf
-ÁNGEL SANVICENTE; Y ÁNGEL CANELLAS: “Aragón”. Vol. 4 de la serie La España románica, Madrid, ed. Encuentro, 1979.
-JOSEFA MARÍA VALENZUELA MUÑOZ: “San Adrián de Sasabe”:
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Dialnet-SanAdrianDeSasabe-2112153.pdf
-Noticia en el periódico El Pirineo Aragonés en el año 2001 comentando la inundación continua del edificio y la necesidad de hacer un drenaje en condiciones: http://www.elpirineoaragones.com/system/pdfs/5880/original/20010608_0_06066.pdf?1250776313