La calle del Temple ( Zaragoza). La historia y el ocio unidas en una emblemática calle.
Hoy paseamos por la antigua calle del Temple. Una vía llena de historia y de encanto. Une dos plazas emblemáticas de nuestra ciudad, la plaza del Justicia, vulgo San Cayetano, en la cual encontramos la iglesia de Santa Isabel (siglo XVII) y la escultura de la Samaritana, realizada por la empresa Averly en 1886 (¡Salvemos Averly!); y la plaza de San Felipe. Nos tenemos que remontar al siglo XII, y más en concreto al año 1143, fecha en la que Ramón Berenguer IV y el Maestre General del Temple, Hugo de Paganis llegan a un acuerdo, al renunciar esta orden a los derechos que por el testamento de Alfonso el Batallador les correspondían sobre la corona del Reino de Aragón. En este acuerdo recibían una serie de propiedades a cambio de su renuncia, una de las cuales se ubicaba en la actual calle del temple.
En la parte izquierda de esta calle, desde la de Santa Isabel hasta la calle Contamina (familia de gran prestigio en el siglo XIV), la Orden del Temple estableció su sede en Zaragoza. Y a la altura del número 20 de la calle erigió una iglesia dedicada a Santa María del Temple, la cual fue derribada en el año 1860, época que funcionaba ya como almacén. En 1991 se realizaron excavaciones por las cuales se pudo saber que era de planta circular y que se accedía a ella por la calle que nos ocupa.
Por el día es una calle tranquila, casi vacía; sobre todo desde que trasladaron los juzgados a la ciudad de La Justicia en Ranillas. En nuestro recorrido vimos una calle desierta y bastante sucia. Pero por la noche la cosa cambia, por lo que los vecinos no paran de denunciar los ruidos, la suciedad y la dejación de una calle céntrica y dejada de la mano de Dios… digo del ayuntamiento.
Todos los locales permanecían cerrados, a excepción de la antigua cestería, la cual podemos ver en el número 6. La cestería Escuer permanece abierta a pesar de los pesares. Esta cestería, negocio de la familia Gracia, está hoy a cargo de doña Antonia Escuer, viuda del último Gracia, don Miguel. El negocio, que con ella es la cuarta generación, es el último establecimiento comercial de esta histórica rúa.
La calle, como ya hemos comentado, une la plaza del Justicia con la de San Felipe, otra plaza emblemática de Zaragoza, donde se ubicaba la famosa Torre Nueva, otro patrimonio desgraciadamente perdido en nuestra ciudad.
En las dos esquinas de la calle del Temple con la plaza de San Felipe, dos edificios famosos, uno por su historia, a la derecha: el torreón Fortea; y a la izquierda la casa realizada por Ezequiel Usón, según proyecto de Marcelo Carqué Aniesa en 1942.
Plaza de San Felipe, en el lado en el que desemboca la calle del Temple, Vemos la airosa casa Fortea, propiedad de la familia Cerdán de Escatrón, en la que se instaló en 1785 la antigua “Pañería Fortea”. Desde 1981 propiedad del ayuntamiento; y la Casa Montal, edificio de los siglos XV-XVI, en él actualmente se ubica un restaurante y una tienda Gourmet de alimentación. En el sótano podemos ver un pequeño museo sobre la Torre Nueva. En la plaza, a la izquierda, los pivotes marcan la superficie donde estaba ubicada la Torre Nueva, mientras a la derecha la escultura deSantiago Gimeno Llop, realizada en 1991, nos muestra a un niño mirando hacia donde se elevaba la magnífica torre.
Pero volvamos sobre nuestros pasos, y recorramos paso a paso esta popular calle. Empezaremos por la plaza del Justicia. A la derecha se sitúa la iglesia de Santa Isabel, vulgo San Cayetano, comenzada a edificar en 1681 por iniciativa de la Diputación del Reino de Aragón, tras llegar a un acuerdo con los Padres Teatinos de San Cayetano. Toda esa manzana linda hasta la calle del Olmo con la iglesia. La casa que hace esquina lleva la numeración n. 27 de la calle del Temple. Es una construcción antigua pero reformada en los siglos XIX y XX. Es un edificio, como muchos de esta calle, que están dentro de construcciones de interés ambiental.
A lo largo de la calle se abrían, en tiempos pasados, negocios familiares, entre ellos una tienda de mármoles, tiendas de confecciones, almacenes, una vieja peluquería, un curioso taller de reparación de imágenes. Los antiguos negocios, llenos sabor popular poco a poco fueron cerrando y en su lugar fueron abriendo los típicos locales de marcha que hoy jalonan esta antigua calle y que en la noche cobran vida, demasiada vida para los vecinos que claman por una zona más tranquila, y por el desarrollo de actividades comerciales variadas que vuelvan a dar normalidad al barrio.
Los numerosos bares se fueron abriendo hacia los años 80, y para muchos vecinos una de las causas del deterioro de la zona fue la apertura de una zona de ocio no sólo en esta calle sino también en las circundantes.
Dentro de la decoración de la calle tenemos establecimientos cuya decoración es muy colorista. Como el de la Cucaracha.
Otro local de “marcha” Manolo la Nuit, ocupa como otros bares los bajos de casas reformadas o construidas en el siglo XIX.
El edificio donde se situaba el emblemático bar “El Corto Maltés” (cerrado desde hace unos años) tiene un gran sabor popular, con su puerta originaria. Las casas de esta manzana de la derecha de la calle, son construcciones, realizadas de forma seriada en el último tercio del siglo XVIII. Medianiles con la Real Capilla de Santa Isabel, de la orden de los Teatinos (en aquella época), siendo reformadas en el siglo XIX.
Puerta del edificio con el número 21. Con el típico arco escarzano que se realizaba en el siglo XVIII.
La casa con el número 19 tiene la misma estructura que el resto de las casas de esta parte derecha de la calle. La portada es muy similar a la vista en el n. 21, se abre con arco escarzano, típico del siglo XVIII.
El edificio donde se abre hoy en día “El Jardín del Temple”, está situado en el antiguo solar que ocupaba el conjunto monástico del Temple, en el año 1885 sus propietarios Tomás Iguacel y José Aragüés, encargaron la reforma de la fachada al maestro de obras Antonio Miranda. En la casa se conservan restos que bien pudieran ser de las antiguas instalaciones templario-hospitalarias.
Continuamos subiendo hacia la plaza de San Felipe y seguimos viendo las casas seriadas, como hemos comentado anteriormente, fechables en el siglo XVIII y reformadas en los siglos XIX y XX.
Al lado del “Jardín del Temple” encontramos el local de “La Recogida”, que como todos los de este lado de la calle ocupa el lugar del antiguo conjunto templario.
La calle que se abre en el lado derecho es la calle del Olmo, en la que podemos observar al fondo el ábside de la iglesia de Santa Isabel de Portugal. Las construcciones situadas en esta acera presentan todas parecidas estructuras, con seguridad fueron realizadas en serie, y son medianeras a la iglesia de Santa Isabel.La de la fotografía corresponde al n. 17 de la calle del Temple. En la fachada lateral vemos los óculos que corresponden a la iluminación de la caja de la escalera. Son casas antiguas, de arquitectura tradicional del siglo XVIII, reformadas en el siglo XIX y XX.
El número 14 de la calle es uno de los edificios más antiguos que se conservan construidos, realizado hacia el siglo XVII. Por su emplazamiento está relacionado con el conjunto conventual de la Orden del Temple de Zaragoza, unida a la casa con el n. 16. Claramente se puede observar que fue remodelada en el siglo XIX. En la puerta siguiente tenemos la célebre Pianola.
Detalle de la portada de piedra que abre con arco carpanel, el cual apoya en dos pilastras cajeadas de orden toscano. La rosca del arco decorada con motivos geométricos manieristas. La puerta de al lado, que es la entrada al bar la Pianola, podemos ver una antigua puerta de madera con dos hojas.
Graffitis en la calle.
Casa que hace esquina con la calle Contamina, con el n. 12 de la calle del Temple. Es una casa antigua, remodelada en los siglos XIX y XX; en ella aún se observan carpinterías antiguas de las llamadas “de cuarterones”.
Otra calle que se abre a la del Temple es la de Contamina. En esta zona es donde debía ubicarse el conjunto conventual de la Orden del Temple de Zaragoza. En 1309 al ser abolida la Orden del Temple, toda la propiedad pasó a manos de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, los que, a su vez, compraron la manzana siguiente. Tras la Desamortización de 1835 se demolieron muchos edificios, manteniéndose la iglesia, la cual se usó como almacén hasta que fue demolida en el año 1860. Realizándose modificaciones en las casas que quedaron en 1886.
Las casas que encontramos casi llegando a la plaza de San Felipe, a la derecha, son más actuales, en cuyos bajos vemos también locales de ocio, algunos de ellos también cerrados por la crisis.
Las edificaciones del lado izquierdo son más antiguas en este tramo de la calle que las del lado derecho, ya que algunas se derribaron y se volvieron a construir.
Otro bar situado en los bajos de un edificio del siglo XX, también en el lado derecho y llegando a la plaza de San Felipe.
Edificio restaurado no hace muchos años, en el nº 5 de la calle el Temple. Sacando el ladrillo que estaba debajo del revoque que cubría los muros.
Desde hace varios años la “Plataforma Contemple” está intentando revitalizar la zona, con la esperanza de reabrir comercios, venta de productos agroecológicos de productores aragoneses, y espacios de arte. Como dice la portavoz de la Plataforma Delia Maza: "Durante el día el barrio es un desierto y por la noche todo es ruido". La propuesta de Contemple para el Casco Histórico es, sobre todo, una revitalización comercial del barrio, con la creación de un corredor por Alfonso, Contamina, la calle del Temple y la calle del Olmo hasta el Mercado. Un proyecto ambicioso pero lleno de ilusión y ganas de salvar un barrio que está totalmente olvidado. La propuesta está sobre la mesa desde hace unos años, ahora falta que el ayuntamiento mueva ficha.
Intersección de la calle el Temple con la calle Torrenueva, en la plaza de San Felipe. En cuya esquina se estableció el emblemático Bar Flor, inaugurado en 1981 por el galerista, artista, aventurero, cocinero…. Pepe Rebollo, junto a Claudie y a José. Hoy, dirigido por el sobrino de Pepe, Jaime Rebollo, es uno de los mejores restaurantes de comida francesa de nuestra ciudad. Local lleno de encanto, en el cual te sientes como si en la misma Paris te encontraras, con cuadros y frescos del pintor aragonés Jorge Gay.