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Arca funeraria de María Ximénez Cornel, condesa de Barcelos. Museo de Zaragoza.


Desde octubre de 2021, dos salas, la 12 y la 13, y en parte de la Galería del Museo Provincial de Zaragoza (abierta al público en 2019) se muestra la exposición permanente de arte gótico. En la primera sala, entre obras como las pinturas del Maestro de san Miguel Arcángel de Daroca; el retablo de la Resurrección de Jaime Serra; y el lienzo de María Reina de los Cielos de Blasco de Grañén, encontramos el sepulcro de doña María Ximénez Cornel, obra también realizada por este último y proveniente del Monasterio oscense de Sijena.


Como podemos leer en la página del Instituto de Estudios Sijenenses Miguel Servet: "La historia del Real Monasterio de Sijena no es sólo un devenir glorioso, es también la historia de una continua desaparición, por diferentes motivos, de sus bienes muebles, ahora desperdigados en museos y colecciones particulares o públicos, o en muchos de los casos, en desfile desconocido o destruidos".


El 11 de febrero de 1282 en la antigua capilla de Santa María, hoy de Santa Águeda del palacio real de Barcelona, se celebró el enlace matrimonial por poderes de la princesa aragonesa Isabel, de solo doce años de edad, hija del rey Pedro III de Aragón y de Constanza de Nápoles; con el rey de Portugal Dionis I. La infanta llegó al reino Luso, en concreto a la localidad fronteriza de Trancoso el 24 de junio de ese mismo año acompañada por un grupo de damas de honor para ayudarle en sus necesidades. En ese momento, ante toda la nobleza lusa, se celebró la ceremonia presencial, momento en el que los contrayentes se vieron por primera vez. Entre las damas que formaban la corte de Isabel se encontraba una joven noble llamada María Ximénez Cornel, hija de don Pedro Cornel V, señor de Alfajarín, y de doña Urraca Artal de Luna; quien se quedó a vivir junto a la nueva reina.


La reina Santa (Isabel de Portugal fue canonizada por el papa Urbano VIII en 1625), tuvo que hacerse cargo de los numerosos hijos bastardos de su marido, el rey Dionis; entre los que se encontraba don Pedro de Portugal (considerado uno de los trovadores más importantes de esa época). Fue nombrado por su padre el rey Dionis, en 1317, conde de Barcelos (lugar situado en la región de Minho, en el norte de Portugal). Cinco años más tarde la reina concertó el enlace matrimonial de su dama de honor doña María Ximénez, con don Pedro, que había enviudado en 1307 de su primera esposa doña Branca Peres de Portel. Este segundo matrimonio del conde con doña María duró pocos años, ya que el matrimonio se disolvió en 1316, sin haber tenido herederos. Este enlace parece ser que se vio perturbado por una difamación en contra de doña María, que coincide con el tema central del canto de escarnio de Estevan da Guarda (trovador de la escuela lírica gallegoportuguesa, privado de don Denis y valido de don Afonso IV), en el que el juglar reprocha a una doncella (que parece ser era doña María), su "falta de voluntad de mantener relaciones íntimas con su marido". En definitiva el matrimonio se separó, comenzando años más tarde don Pedro una tercera relación con doña Teresa Anes de Toledo, con la que se casaría a la muerte de María Ximénez.


En lo que respecta a ésta, parece ser que Doña María no regresó a Aragón, a pesar de la petición que le hizo su protector el rey aragonés Jaime II (hermano de santa Isabel de Portugal), sino que siguió residiendo en Portugal hasta 1347, fecha aproximada en la que se retiró al monasterio cisterciense de Sijena (Villanueva de Sijena-Huesca), en donde era priora, su hermana doña Urraca Artal Cornel (1347-1357).


Doña María vivió en el monasterio hasta el momento de su muerte en 1355. Encargando un año antes, al maestro de obras Mahomet de Bellico, la construcción, en la iglesia del cenobio, de una capilla funeraria para ser enterrada ella y su familia. En su testamento, del 14 de marzo de 1354, dejó dispuesto que cuando ella falleciera, su hermana doña Urraca debía de continuar las obras, fundando una capellanía, y dejando también al monasterio el lugar de Fuentes. La capilla, bajo la advocación de la Trinidad, estaba situada en el transepto sur de la iglesia del monasterio, pero desapareció tras la reforma acometida en el monasterio, tras declararlo Monumento Nacional en el año 1923.


En la iglesia del Monasterio de Sijena se conservaban cinco sarcófagos de madera. Tres, pertenecientes a la familia Cornel, se guardaban en la mencionada capilla de la Trinidad, los otros dos restantes contenían los restos de religiosas importantes del monasterio. Todos fueron realizados en madera policromada, piezas excepcionales ejecutadas por los artistas más destacados del siglo XV, como Blasco de Grañén, Miguel Ximénez...


Las urnas acogían los restos de doña Urraca Artal Cornel, duodécima priora de Sijena desde 1347 a 1357; de doña María Ximénez Cornel, condesa de Barcelos; y de doña Beatriz Cornel, decimoctava priora desde 1427 a 1451, atribuido a Pere García. En el brazo del transepto norte y en alto, apoyadas sobre ménsulas, se encontraban las de doña Francisquina de Erill y Castro (vigesimoprimera priora del cenobio de 1485 a 1494), obra de Miguel Ximénez de 1494; y la de doña Isabel de Aragón de Urgel y Monferrato, condesa de Urgel, fallecida en 1434, y pintado también por Blasco de Grañén.


El de doña Urraca se perdió en la Guerra Civil, momento en el que el monasterio sufrió graves daños; otros tres, tras más de veinte años de litigios judiciales, se pueden admirar hoy en día en el mismo Monasterio de Sijena; y el quinto se conserva desde 1922 (fecha de su compra) en el Museo Provincial de Zaragoza, que es el que hoy os presento: el de doña María Ximénez Cornel.


El historiador del arte José María Quadrado relataba lo que contempló, en el siglo XIX, en la capilla de la Trinidad, emplazada en el crucero, en el extremo opuesto al Panteón Real: "Dos arcos rebajados ocupan el frente de este brazo derecho del crucero, el uno sirviendo de nicho a un sepulcro sin inscripción, el otro danto paso a la oscura capilla de la Trinidad, fundación de una condesa, y fábrica de un moro en el siglo XIV. Tres sepulcros de madera puestos en alto es lo único que en ella se registra el curioso a la luz de una vela; flores doradas los esmaltan, blaxones de familia los distinguen, hermosas efigies pintadas en su tapa de ataúd eternizan las facciones de aquel polvo antes animado y retratan en sus cerrados ojos, en su dulce semblante, en sus plegadas y honestísimas vestiduras el sueño pacífico de sus predestinados".


Fotografía: José Galiay Sarañana. AHPZ. En la fotografía podemos ver tres arcas funerarias, creo vislumbrar que la del centro es de la que hoy estamos hablando, fijándonos en los soportes que sostienen el ataúd y en el escrito de José María Quadrado.


Hay que tener en cuenta que el arca funeraria de la condesa fue pintada mucho más tarde a su fallecimiento, bajo el priorato de otra Cornel, doña Beatriz, que ostentó el cargo de abadesa del monasterio entre 1427 y 1451 (algunos la identifican como hermana de doña María Ximénez Cornel, pero no parece que se pueda determinar que lo fuera, ya que las fechas no coinciden). Según los estudios de Alberto Velasco González, la primera arca pintada fue la de Isabel de Aragón, realizada por el pintor Blasco de Grañén en 1434; sirviendo de modelo a la de Beatriz Cornel, atribuida al pintor Pere García de Benabarre, entre 1450-55. Por esa misma época se pudieron realizar los otros dos ataúdes (los de Urraca y María), obras del taller de Blasco de Grañén, ya que ambos muestran las mismas características que trabajos realizados por los años cincuenta del siglo XV, por el taller del pintor.


El pintor Blasco de Grañén, está documentado en Zaragoza entre 1422 y 1459, considerado como el representante más importante del gótico aragonés del segundo cuarto del siglo XV, con un potente taller. Su obra se caracteriza por "un dibujo muy expresivo y una policromía rica y cuidada, con abundante oro".


La obra está dentro del estilo gótico de transición hacia el naturalismo de tendencia septentrional europea, pero aún conservando vestigios de las corrientes internacionales de la primera mitad del siglo XV.


Estamos ante una urna sepulcral rectangular de madera, de 85x161x56 centímetros, cerrada a doble vertiente y sostenida por dos ménsulas con forma de cabeza humana. La figura de la yacente aparece en la cara frontal de la cubierta.


Algunos han mencionado que en realidad era un cenotafio (urna que no contenía restos humanos), pero según el testimonio del historiador José María Quadrado: “el de en medio entreabierto deja ver los huesos y ropas de la fundadora, la Condesa de Barcelos, la viuda de D. Pedro de Portugal más arriba citada; la belleza de su retrato es portentosa; sus galas manifiestan que no profesó sino que se retiró simplemente al monasterio, y sus apellidos Jimenez Cornel que se le dan, ora por separado, ora por junto, manifiestan haber sido de origen aragones”.


En la cara inclinada visible, y sobre un fondo de dorado, se representa a la dama, no como religiosa, sino con vestimenta de la época. En el frente de la caja, sobre un fondo que imita el brocado, se representan escudos heráldicos: a la izquierda el de la familia Cornel; el de Sijena en el centro; y a la derecha, el de la Condesa de Barcelos.


La noble aragonesa está pintada yacente con las manos cruzadas sobre el cuerpo y la cabeza apoyada en un cojín. Según palabras de don Ricardo del Arco: "la condesa, en su efigie pintada trae brial de brocado de oro con armiños. El vestido o falda es de una tela labrada, de color carmesí y guarnecido de pieles martas, con mangas anchas y ricas de pliegues. Está ceñida con larga cinta o correa negra pero queda abierto desde la cintura, descubriendo la vestidura interior. Adorna su cuello un rico collar de oro y del mismo metal cae una cadena desde los hombros al pecho. Un transparente velo cubre su cabeza hasta la frente".


Estos elementos lujosos demuestran que la noble dama no profesó, sino que se retiró en el monasterio en el que su hermana era priora.


Detalle de la parte superior de la figura de la condesa de Barcelos.


El análisis estilístico, ya hemos comentado, que está muy cercano al entorno del pintor Blasco de Grañén. Repitiendo el modelo de belleza femenino, de estilo cortesano, típico de este pintor, como en la escena de las Bodas de Caná, del retablo mayor de la iglesia de san Salvador de Ejea de los Caballeros (Zaragoza), realizado en 1454. Realmente no es un retrato, sino un "retrato imaginado por el pintor de una dama fallecida muchos años antes".


Detalle de la parte intermedia de la condesa de Barcelos. Las manos presentan la misma tonalidad que el rostro, de un blanco níveo.


Su cabeza reposa sobre un cojín adamascado. Presenta un rostro sereno de tonalidad muy blanca, con facciones poco definidas. Cubre su cabeza con una toca blanca cubierta a su vez con un velo transparente que le tapa parte de la frente. Los adornos que lleva, collar en el cuello y largos pendientes de oro, denotan su noble linaje.


En el borde superior e inferior del sarcófago podemos leer esta inscripción en letra minúscula gótica: “AQUI IAZE LA MUY EGREGIA SENYORA DONA MARIA XIMENEZ CORNELL, CONTESSA DE BARCELHOS, LA QUAL / FINO L'ANYO DE MCCCLV, L'ANIMA DE LA QUAL AYA PARAYSO".


La parte frontal presenta un fondo decorativo de brocado finamente trabajado, sobre el que se han colocado en relieve los tres escudos heráldicos.


En la parte izquierda del sarcófago podemos ver el escudo de los Cornel.


El linaje de los Cornel fue uno de los más importantes de la nobleza medieval aragonesa, documentada desde el siglo XII.


Sus armas heráldicas representan sobre un escudo de oro a cinco cornejas de sable dispuestas en sotuer (en cruz o cruz de san Andrés). A finales del siglo XIII la villa y el castillo de Alfajarín estuvieron vinculados a esta familia.


En el centro la cruz de Malta de oro, representativa del Monasterio de Sijena.


En la parte derecha el escudo de la condesa: las armas de su apellido paterno de los Cornel; y las de su madre, perteneciente a la familia Luna.


Escudo partido con las armas de los Cornel a la diestra; y media luna y ajedrezado en sable sobre campo de oro en la siniestra.


Soporte izquierdo del arca funeraria.


El ataúd estaba en alto, pero dos ménsulas servían de soporte a la obra. Son de madera tallada y policromada, representando rostros monstruosos, deformados con la exageración de sus gestos, con ojos saltones, y anchas fosas nasales, surgiendo de sus bocas serpientes.


Soporte derecho del ataúd.



Hasta aquí este pequeño estudio sobre otra de las magníficas obras que se conservan en el Museo de Arte de Zaragoza, un museo que siempre os recomiendo visitar. Espero qué os haya gustado.

Hasta el próximo vuelo.




BIBLIOGRAFÍA:


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-MIRANDA RIBEIRO, José Carlos: María Ximénez, Pedro Barcelos e um cantar de escárnio de Estevam da Guarda: https://hdl.handle.net/10216/123026


-Página web del Instituto de Estudios Sijenenses "Miguel Servet": https://www.miguelservet.org/home/content/40/patrimonio


-Testamento de doña María Ximénez Cornel: http://aplicaciones.aragon.es/opac/app/item/?vm=nv&pec=240295&p=0&ft=person:Artal+Cornel,+Urraca+%28priora%29&st=.3.116.128.132.264.10256&i=119517

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