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La Parroquieta de La Seo. Zaragoza. Una maravilla del mudéjar aragonés.


La catedral del Salvador de la ciudad de Zaragoza, conocida como “La Seo”, es un templo resultado de las ampliaciones y remodelaciones llevadas a cabo en diferentes épocas y estilos. Su historia comienza cuando el rey Alfonso I reconquista Zaragoza en 1118. A continuación la mezquita mayor de Saraqusta, ubicada en la actual Plaza de La Seo, se consagró al culto cristiano, dedicándola al Salvador, tal y como lo demuestran los restos encontrados y la disposición del edificio, infrecuente para la época, ya que su cabecera se orienta hacia el norte.


En este pequeño estudio vamos a centrarnos en la capilla de San Miguel Arcángel, conocida como la “Parroquieta”, un bello ejemplo del estilo mudéjar en Aragón. Incluida, dentro de la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, otorgada en el año 2001 al mudéjar aragonés: el Palacio de la Aljafería, La Seo del Salvador y la iglesia de San Pablo en Zaragoza; la Colegiata de Santa María de Calatayud; la iglesia de la Asunción de Cervera de la Cañada y la iglesia de Santa María de Tobed, en la comarca de Calatayud.


En la fotografía vemos la Catedral del Salvador, a la derecha el Museo del Foro Romano, un edificio realizado con placas de ónice iraní en 1995 por el arquitecto José Manuel Pérez Latorre.


Nuestra historia comienza durante el mandato del arzobispo don Pedro López de Luna (1317-1345), momento en el que la diócesis de Zaragoza, que hasta ese momento dependía de la tarraconense, se independiza; pasando a ser en el año1318 sede arzobispal. Es en este momento cuando las obras de la catedral de San Salvador se impulsan.


Portada principal de La Seo, obra de Julián Yarza y Lafuente en el año 1764.


Años más tarde ocupó la sede arzobispal de Zaragoza don Lope Fernández de Luna (1352-1382), destacado miembro del linaje aragonés de los Luna, más concretamente de la rama de los Fernández de Luna, también conocidos como los Luna de Luceni.


Dedicado a la carrera eclesiástica, Don Lope, alcanzó la cumbre de su carrera al ser nombrado arzobispo de Zaragoza en 1352, cargo que ya ocupó hasta su muerte. Fue un hombre de confianza del rey Pedro IV, así como gran mecenas de las artes e impulsor de las obras de la catedral (cimborrio y puerta principal). Su deseo fue ser enterrado en la catedral por la que tanto hizo. En el año 1374 comenzó la obra de su capilla funeraria, situada en el transepto norte (la primera capilla entrando por la plaza de La Seo a la izquierda), conocida con el nombre de “Parroquieta de La Seo” o capilla de San Miguel Arcángel, siendo terminada hacia 1381.


En la fotografía la fachada que se encuentra debajo de la portada neoclásica. En ella vemos el escudo de armas del arzobispo don Lope.


Según narra Don Roque Alberto Faci en su obra: “Aragón reino de Cristo y dote de Maria Santísima”, Don Lope dedicó su capilla a San Miguel Arcángel por un milagro que vivió en primera persona el mismo arzobispo. La historia es muy curiosa, y es la siguiente: Iba Don Lope por unos pinares cercanos a Villarroya de la Sierra (Zaragoza), y oyó una voz lastimera que pedía confesión, buscando de donde provenía la mencionada voz, se encontró que era una cabeza cortada, que a pesar de estar separada del cuerpo, hablaba. La cabeza (hay que resaltar la valentía de Don Lope, ya que cualquiera ve una cabeza que habla y pies para que os quiero), le contó que antes de que le cortaran la cabeza imploró al arcángel no morir sin confesarse antes. El buen arzobispo le confesó y el pobre hombre descabezado murió tranquilo, tras quedar bien con Dios. Por ese motivo Don Lope dedicó a San Miguel Arcángel su capilla funeraria.


Entrada a la parroquieta por la Plaza de La Seo, a la izquierda de la portada neoclásica de Yarza.


A la parroquieta se puede acceder por el exterior de la catedral, por la puerta izquierda de la fachada realizada por Julián Yarza y Lafuente, fachada superpuesta a la portada principal que era gótica (que hemos visto en anterior fotografía); y por la parte interior de la catedral por otra puertecita, a la izquierda del transepto de la catedral, nada más entrar al templo.

Se eligió la capilla situada en el lado del evangelio de la cabecera de la catedral. A la parroquieta se puede acceder a través de dos entradas, por el exterior de la catedral, por la puerta izquierda de la fachada realizada por Julián Yarza y Lafuente, fachada superpuesta a la portada principal que era gótica; y por la parte interior por otra puertecita abierta en el muro izquierdo del transepto de la catedral.


El muro parece ser que ya estaba terminado en 1378, y su decoración primitiva sería mucho más sencilla. Para algunos estudiosos (Isabel Álvaro, Gonzalo Borras, entre otros) fue realizada por maestros de obras mudéjares aragoneses, pero a Don Lope parece que no le gustó el resultado, y ese mismo año contrató a dos azulejeros sevillanos para que la volvieran a decorar, según documentos publicados por Manuel Serrano y Sanz: “…Nos Garcí Sanchez e Lop maestros de obra de azurejos de la ciudat de Sevilla, otorgamos…de vos el honrado Miguel Cillero, sobrestant de la obra quel señor arçobispo manda fazer en la capilla suya de Çaragoça…” Es decir, Garci Sánchez y Lop, realizaron la decoración, y Manuel Cillero puede que fuera el encargado de la obra de la capilla.


Este tipo de decoración sevillana (azulejos verdes y morados) sólo lo encontramos en el muro mudéjar de la parroquieta de La Seo. El ornato lo podemos ver por todo el muro. Uso combinado de piezas vidriadas monocromas aragonesas con alicatados andalusíes y azulejería pintada a pincel, en tonos blanco, verde y morado.


El muro está dividido en tres grandes paños separados por friso de esquinillas. En el interior de los paños podemos ver 25 bandas decorativas horizontales. El muro está abierto por cuatro vanos, dos en la zona del presbiterio y otros dos en la nave.

A lo largo de los años el muro se deterioró; incluso abriéndose una serie de vanos de forma desordenada en el muro mudéjar y tapiando otros que existían, destrozando la magnífica labor. En la restauración llevada a cabo por Francisco Iñíguez Almech en 1936 se rehízo el muro.


Fotografía: José Galiay. A.H.P.Z.

El muro una vez reformado en el año 1936 por Francisco Iñíguez, los vanos se han cerrado y se han vuelto a abrir los primitivos. A la derecha aún vemos el pasadizo del arzobispado. El arco llamado del arzobispo, comunicaba el Palacio Arzobispal con el templo catedralicio. Tenía tres ventanas que miraban a la Plaza de San Bruno y otras tantas a la Plaza del Pilar. Las reformas efectuadas en La Seo en los años sesenta acabaron con este arco, derribado el 2 de julio de 1969.


Fotografía: José Galiay. A.H.P.Z.


En el muro encontramos dos inscripciones. En la parte inferior izquierda podemos ver una inscripción gótica ordenada por don Lope, atribuyéndose la construcción de la capilla. La inscripción era de color azul y estaba en el interior de cinco azulejos rectangulares, transcritos por González Martí. En la restauración se rehízo totalmente y se colocó en cuatro azulejos en azul y blanco. La inscripción original:

“TA:BENE:FUNDATA:EST:SUPRA:FIRMAM:PETRAM” (edificada y bien fundada está sobre piedra firme).


La segunda inscripción la encontramos en el lado contrario, a la derecha, a mitad del muro.


Entre los años 1987-1992 se restauró La Seo, entre otras partes de la catedral, el muro de la Parroquieta. La reforma fue dirigida por el arquitecto Ignacio Gracia Bernal, el cual pidió en 1992 al arquitecto Javier Peña Gonzalvo que viera la reforma realizada, descubriendo éste último una inscripción en caracteres cúficos (escritura que deja de utilizarse en el siglo XII), sobre el yeso del fondo de uno de los rombos curvilíneos en la parte derecha del muro.


Inscripción en la que lee: amal.... Salama bin Galb, que puede traducirse como el trabajo o la obra es de Salama bin Galb. La opinión de Javier Peña es que la “Parroquieta de La Seo tiene que englobarse dentro del conjunto de edificios islámicos de ladrillo, la mayoría construidos en el siglo XI, encabezados por la Parroquieta y la torre de La Magdalena de Zaragoza, cuyo precedente hay que buscarlo en la arquitectura persa, lo que daría origen a la arquitectura mudéjar y a la islámica de Al-Andalús y del Magreb de los siglos XII Y XIII”.


Os pongo una flecha de color rojo en el rombo donde Javier Peña halló la inscripción.

El muro se divide en tres grandes paños horizontales con una decoración mudéjar, derivada de lo musulmán e hispano-musulmán. Estos paños están separados por frisos de esquinillas o dientes de sierra.


Detalle de uno de los vanos que iluminan la cabecera de la Parroquieta. Las ventanas del presbiterio son de piedra y de amplio derrame hacia el interior. En el centro de la rosca del arco apuntado el escudo de don Lope Fernández de Luna.

La parte inferior arcos mixtilíneos entrecruzados. Con decoración de platos y estrellas de ocho puntas en cerámica vidriada en tonos verdes, morados y blancos.

Sobre ellos otro friso con rombos entrelazados, con la misma decoración vidriada.

Vanos que se abren en este friso, que dan luz a la cabecera de la Parroquieta. Son vanos de arcos apuntados decorados con grecas rectangulares de cerámica vidriada, con rombos, y rectángulos, en colores verde, blanco y morado.

En el segundo paño vemos dos partes rectangulares separadas por grecas con rombos, rectángulos siguiendo el mismo sistema que en los vanos vistos anteriormente. La parte izquierda está decorada con lazos de seis. En la parte derecha lazos de ocho que al entrecruzarse forman estrellas de seis y ocho puntas respectivamente, así como otros motivos geométricos (hexágonos y triángulos).


En el paño de la parte derecha se abren dos ventanas en arco de medio punto que iluminan la nave de la Parroquieta. Siguiendo la misma decoración que las ventanas anteriores pero en este caso son de ladrillo.


El tercer paño es más estrecho, rematando todo el conjunto. Podemos observar dos bandas en zig-zag y un cerramiento almenado con friso de esquinillas.

El interior es muy sencillo, se trata de una iglesia de planta rectangular con una sola nave de dos tramos. La unión de la nave con la cabecera se resolvió por medio de tres arcos apuntados sobre pilares, pero esto fue llevado a cabo en la restauración de Iníguez en 1936, se decidió darle la estructura de las iglesias mudéjares conocidas como Morata de Jiloca, Tobed, etc. No se sabe a ciencia cierta su estructura primigenia.

Vista de la nave desde la cabecera. Al fondo la puerta de entrada y sobre ella el coro, a los pies de la iglesia. En la nave vemos capillas de poca profundidad. También podemos observar a ambos lados de la cabecera los arrimaderos de cerámica de Muel, con la técnica de cuenca o arista del siglo XVI, colocados en la reforma llevada a cabo por Francisco Iñíguez en el siglo XVIII.


A lo largo de la nave, y sobre ménsulas, una serie de esculturas barrocas dedicadas a santos y santas.


Detalle de la entrada a la Parroquieta. Con el coro alto. Detalle de la puerta de entrada con decoración mudéjar.

La nave se cubre con bóvedas de crucería simple separadas por un arco fajón apuntado, todo en piedra sillar. Tiene dos tramos, y fueron descubiertas en la restauración llevada a cabo en 1936 por el arquitecto Francisco Iñíguez, ya que la capilla había sido remodelada en el siglo XVIII por el arzobispo Añoa y Busto quitándole este estilo medieval, tapando las bóvedas antiguas por bóvedas de lunetos. También en esta restauración se abrieron los ventanales que se habían cegado.

Detalle de la clave, en la cual podemos observar las armas de don Lope Fernández de Luna: en un campo de gules la luna blanca.

Arrimadero del lado derecho del presbiterio. Cerámica de Muel del siglo XVI. Fueron colocados durante la restauración de Francisco Iñíguez en el siglo XVIII.

Arrimadero del lado izquierdo del presbiterio, en donde se abre una de las ventanas que hemos visto en el muro mudéjar. En esta ventana se puede ver que seguramente esta parte de la capilla fue reutilizada de una capilla anterior. Ya que las ventanas son de piedra sillar forradas al exterior de ladrillo para hacer un conjunto unitario con el resto del muro mudéjar realizado en ladrillo. También resaltar que en el arco rebajado de la ventana interior se conserva la decoración anterior a los azulejeros sevillanos.

El presbiterio se cubre con una techumbre mudéjar de armadura octogonal de limas moamares, siguiendo la mejor carpintería nazarí y mudéjar sevillana.


Para Javier Peña es “una cúpula de madera con mocárabes, que contiene epigráficas coránicas”. Para Bernabé Caballero y Carmelo Lasa, aunque no cabe duda de que estas inscripciones seudo-epigráficas de la Parroquieta son obra de artistas andaluces, o al menos fueron artistas conocedores de las inscripciones nazaríes los que dieron las pautas para su labra, existen en ellas dos elementos de tradición local: el uso de fondos vegetales como palmetas, granadas; y otros motivos geométricos que indican la mano de carpinteros mudéjares aragoneses en algunas partes de la techumbre.


La techumbre tiene una base cuadrada pasando a octogonal por medio de cuadrantes en las esquinas. La parte inferior, cuadrada, se divide horizontalmente en cuatro franjas decoradas con mocárabes y lazos de ocho; así como emblemas del arzobispo Don Lope. La parte intermedia está formada por limas moamares decoradas con lazos de ocho, estrellas de ocho puntas, cruces, hexágonos y cupulitas gallonadas. La cúpula superior ornada con líneas de mocárabes que se van cerrando hasta convertir la cúpula en un cupulín gallonado.


En el lado izquierdo de la cabecera se sitúa la capilla en arcosolio con el Sepulcro de Don Lope Fernández de Luna, fallecido el 15 de febrero de 1382. El sepulcro está labrado en mármol de Gerona, esculpido por el escultor gerundense Pere Moragues. Hay que tener en cuenta que Don Lope de 1346 a 1351 fue obispo de Vic, hecho que tendrá repercusión en la labra de su sepulcro ya que el escultor Pere Moragues trabajaba en Barcelona.


Sigue la tipología de caja adosada al muro, con la estatua yacente en la tapa. Todo el conjunto sepulcral estuvo dorado y policromado, con los fondos de las arquitecturas decorados con pasta vítrea de color azul, similar a los sepulcros reales del Monasterio de Poblet.


La pared y el sepulcro parece que también estuvo pintado, la policromía fue obra de Juan y Nicolás de Bruselas (1379-1380), pero con la reforma del siglo XVIII, desapareció todo vestigio de ello.

Detalle del frente del sepulcro, en el que encontramos un séquito de dolientes monjes, personajes y soldados, bajos arquerías góticas.

Detalle de la escultura del prelado (desgraciadamente no pudimos hacer una mejor fotografía). Representado con sus ropas episcopales, su báculo y su mitra. Parece ser que su rostro se sacó de una máscara funeraria. La mitra decorada con perlas y camafeos en los que se representan al Salvador y a los apóstoles. Y en la voluta del báculo se representa la Coronación de María por Jesús. A los pies del prelado sus fieles canes.


En la parte superior del sepulcro podemos ver el friso con los oficiantes del funeral. En el centro se encuentra, para Valentín Carderera, el obispo de Huesca Fernando Pedro Muñoz, sucesor de don Lope en la cancillería real, ayudado por dos acólitos que sostienen el gremial. Y a ambos lados 25 oficiantes del funeral. Entre los oficiantes monjes de las distintas órdenes monásticas que existían en aquella época: franciscanos y dominicos.

En el centro y en las esquinas del frente del sepulcro vemos tres figuras sedentes, bajo doseletes calados, identificadas por Valentín Carderera como el Papa Clemente VI, el rey Pedro IV el Ceremonioso; y la reina Sibila de Fortiá.

En la fotografía el Papa Clemente VI (al que le falta la cabeza), rodeado de monjes y personajes que muestran su pesar por la muerte de don Lope.

Detalle de otros personajes del frente del sepulcro, entre ellos una “doña”, monjes y caballeros.

Detalle de otros personajes del frente del sepulcro. En el que también observamos una “doña”, monjes y caballeros.

Por un instante volvemos al exterior, al muro mudéjar, y en el arranque del mismo podemos ver los vanos correspondientes a la escalera de la cripta que se descubrió en la última restauración de 2011. Era la antigua carbonera.

A la derecha del sepulcro, situado en la parroquieta, y a la izquierda del retablo mayor, y al lado de la sacristía, encontramos una pequeña puerta que da paso a la escalera que conduce a la cripta gótica descubierta en la restauración del año 2011. Este lugar era usado como carbonera. Tras el tesón del párroco de la Parroquieta, don Gregorio Forniés, este lugar se descombró y limpió apareciendo una antigua cripta, en la cual se encontraron una serie de esculturas, que hoy en día están en fase de estudio. Para algunos estudiosos pudiera ser el primitivo lugar de enterramiento de Don Lope Fernández de Luna. Para otros, como Javier Peña, tiene mucho que ver con la antigua mezquita aljama, que allí se ubicaba.

Ya de nuevo en el interior de la parroquieta, bajamos por la escalera que da acceso a la cripta, que como ya hemos comentado antes se accede a ella por una pequeña puerta situada entre la puerta de la sacristía y el sepulcro de Don Lope. Es muy estrecha con muros de sillar, cerrada con bovedillas de ladrillo por aproximación de hiladas.

Detalle de las bovedillas por aproximación de hiladas.

Puerta de entrada a la cripta. Para el arquitecto Javier Peña el arco de entrada de esta puerta “aunque es ojival y aparentemente gótico, el despiece de las dovelas –enjarjadas- de los costados indica que es islámico”, quizás restos de la antigua mezquita aljama.


El recinto es de planta cuadrada, de unos 30 metros cuadrados, con muros de piedra sillar. En los lados oriental y occidental se abren dos arcos de ladrillo de medio punto, apoyados en sencillas ménsulas.

Lado occidental de la cripta, donde se abre el segundo arco de medio punto. A la izquierda unos balconcillos que se abren en la escalera de bajada a la cripta, bajo ellos una hornacina. Y en el muro se observan los restos de los agujeros donde iban colocadas las vigas que sustentaban un armazón de madera.


En la parte superior podemos vislumbrar la luz que se cuela por la ventanuca abierta en el muro mudéjar, que hemos visto anteriormente.


Esta hornacina acogía a una escultura, por ese motivo las dudas sobre la verdadera utilización primitiva del recinto está en duda.

Detalle de una de las ménsulas. Todas son sencillas, sin decoración.


Otro detalle de una de las ménsulas.

Ya hemos visto la parte más interesante de la Parroquieta de La Seo. Ahora comentaremos algunos de los retablos y esculturas que en ella se encuentran. Empezaremos por el retablo barroco del altar mayor, dedicado a San Miguel Arcángel.


Detalle de San Miguel Arcángel. Retablo mayor de la parroquieta.

Sobre San Miguel Arcángel el retablo remata con la Virgen del Rosario y sobre ella el escudo de armas del arzobispo Francisco Ignacio Añoa y Busto, el cual ejerció el arzobispado de la sede cesaraugustana desde el 24 de septiembre de 1742 hasta el día de su muerte el 22 de febrero de 1764. Con toda la seguridad este retablo fue encargado por el mismo.

Retablo barroco del Sagrado Corazón. Situado en el presbiterio, enfrente de la tumba de Don Lope Fernández de Luna, a la derecha del altar mayor.

Retablo barroco de San José. Situado en la capilla situada a la derecha en la nave.

En la capilla situada a la izquierda en la nave, se sitúa un retablo barroco, del siglo XVII, de madera dorada, dedicada a la Virgen, una talla, en alabastro, gótica del siglo XIV. El Niño y los repintes de la escultura de la Virgen son del XVIII. En la parteinferior una hornacina de cristal alberga la imagen yacente de Santa Rita de Casia, la cual es visitada por muchos devotos (ya se sabe que Santa Rita es la defensora de las “causas imposibles”, alguna vez la he visitado cuando tenía que examinarme, bueno eso es otro tema).

Detalle de la imagen de la Virgen con el Niño, del retablo anterior.

Detalle de una de las esculturas que sobre ménsulas adornan la nave. Ésta en concreto representa a San Juan Bautista en el desierto.

Hasta aquí este pequeño estudio de una obra fantástica que os invito a todos a conocer. No olvidemos que la parroquieta de La Seo, junto con el ábside y el cimborrio son desde el año 2001 Patrimonio de la Humanidad.

BIBLIOGRAFÍA


-ALBERTO ROQUE FACI: “Aragón Reyno de Christo, y dote de María Santisima…”, Zaragoza, Oficina de Joseph Fort, 1719.


-MARIA ISABEL ALVARO ZAMORA: “Lo aragonés y lo sevillano en la ornamentación mudéjar de la Parroquieta de La Seo de Zaragoza”. Artigrama: Revista del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, nº 1, 1984.


-BORRÁS GUALÍS, G. Arte Mudéjar Aragonés, CAZAR, Zaragoza, 1985.


-VV. AA.: “La Seo de Zaragoza”, Zaragoza, Diputación General de Aragón, 1998.


-VV. AA.: “Los mudéjares en Aragón”. Col “Mariano de Pano y Ruata”, n.23, Zaragoza, CAI, 2003.


-ALCALÁ PRATS, ICÍAR, REVILLA HERNANDO, ANA MARÍA Y RODRIGO GARZA, BEATRIZ. Guía del arte mudéjar en Aragón, Centro de Estudios Mudéjares, Prames, 2005.

-VV.AA. Guía Histórico-Artística de Zaragoza, Ayuntamiento de Zaragoza, Zaragoza, 2008, pp.117-163.

-JAVIER PEÑA: “La Seo de Zaragoza y la mezquita aljama de Saraqusta”: https://sites.google.com/site/zagralandalus/la-seo.

-Periódico ABC, 21-12-2013: http://www.abc.es/local-aragon/20131221/abci-cripta-apertura-publico-201312191039.html

-JOSE ANTONIO TOLOSA: http://www.aragonmudejar.com/zaragoza/laseo/laseo01.htm
































































































































































































































































































































































































































































































































































































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