La iglesia de san Pedro de Nora. Prerrománico asturiano a orillas del río Nora.
- Guadalupe Ferrández Sancho
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San Pedro de Nora es un caserío, perteneciente a la parroquia de Valsera, en el concejo de Las Regueras, en la ribera del río Nora, próximo a su confluencia con el río Nalón, y apenas a doce kilómetros de Oviedo, en dirección a la localidad de Trubia, en un entorno natural incomparable. En él encontramos uno de los ejemplos del prerrománico asturiano, la iglesia de san Pedro de Nora. En junio de 1931 fue declarada Bien de Interés Cultural, junto con San Adriano de Tuñón y san Salvador de Valdediós.
Por este mismo lugar discurría la antigua calzada romana de Asturica (Astorga) a Lucus Asturum (Lugo de Llanera).

Se desconocen menciones documentales o cronísticas referidas al momento fundacional, pero tras las investigaciones de Suárez y Arango, estos han llegado a la conclusión que uno de los documentos estudiados, fechado en 863 y que menciona al que fuera obispo de Braga, Gladila, fundando una comunidad eclesiástica vinculada a las iglesias de santa María y san Pedro y san Pablo de Trubia (muy cerca del templo), bien pudiera referirse a san Pedro de Nora. También fundamentan esta opinión por la existencia de otro documento que atesora el monasterio de san Vicente de Oviedo, en el que se nombra la donación, datada en 1078 y 1079, de una mujer llamada Auria, vecina de Feleches, a la iglesia de san Pedro y san Pablo, fundada a orillas del río Nora.
Ya en el siglo X, san Pedro de Nora es nombrado en la donación que el rey Alfonso III el Magno y su esposa doña Jimena hacen a la catedral de san Salvador de Oviedo el 20 de enero de 905. La confirmación de esta donación la recoge el obispo Pelayo, en el siglo XII, en el Liber Testamentorum: "ecclesiam Sancti Petri de Nora cum suis adiacenciis" (fol. 19 vº A).
Tampoco las excavaciones arqueológicas han podido datar el edificio de una manera clara, pero, actualmente, se considera que su construcción se puede fijar hacia el final del reinado de Alfonso II el Casto (791-842), durante el siglo IX, teniendo claras connotaciones con otros edificios como san Julián de los Prados (Santullano) o santa María de Bendones. Es atribuida al maestro Tioda, quien trabajó en el Reino de Asturias, durante el reinado de Alfonso II.

En el año 1905 la iglesia se incendió, cayendo en un estado lamentable, tras ser declarada monumento nacional, en1931, se encargó al arquitecto Alejandro Ferrant su restauración. Pero debido a la Guerra Civil (1936), se paralizaron las obras. Durante la Guerra Civil se destruyó parcialmente, comenzando los primeros trabajos de rehabilitación en 1940, llevados a cabo por el arquitecto Luis Menéndez Pidal, prolongándose hasta los años sesenta; levantando en ese momento el pórtico y la torre campanario que hoy posee. Años más tarde, entre 1991 y 1992, Manuel García y José Manuel Caicoya restauraron partes que se habían deteriorado.
Estamos ante un edificio esbelto, de planta basilical con tres naves, la nave central tiene 11 metros de largo y 4,70 de ancho, mientras que las laterales tienen aproximadamente 2,30 de ancho cada una.
Exteriormente sus muros son de sillarejo y en las esquinas se colocaron sillares de mayor tamaño, a soga y tizón. En los muros laterales norte y sur, se abren dos puertas, en dos alturas. Las últimas excavaciones han evidenciado que existían dos capillas, de las que no se conserva nada, excepto estos vanos, uno encima del otro, que demuestran que esas estancias tenían dos alturas, hecho excepcional en la arquitectura del prerrománico asturiano. Algunos historiadores piensan que el segundo piso, pudo servir como tribuna lateral, o, por otro lado, pudo pertenecer a la puerta de comunicación con un antiguo palacio adosado a la iglesia, del que no se ha conservado ningún resto. No hay que olvidar que se tiene constancia de la presencia de una aristocracia poderosa (el obispo Gladila), en la zona donde se ubica el templo.

En la parte superior de cada lado de la nave central se abren tres grandes vanos rectangulares con celosías, de piedra calada, reconstruidas por Menéndez-Pidal en 1955, ubicados por encima de las naves laterales. También sobre el pórtico encontramos un gran vano que ilumina esa parte.
Los vanos de puertas y ventanas presentan arcos de descarga en ladrillo.

En parte del perímetro del edificio, y como refuerzo tectónico, se colocaron estribos o contrafuertes formados por sillares escuadrados.

En la cabecera se abren tres vanos adintelados con un arco de descarga realizado en ladrillo. Estos vanos están protegidos por celosías modernas, y separados por dos esbeltos contrafuertes, de mayor altura que los del lado sur y norte. En la parte superior se abre un ventana trifora.
En el muro se disponen contrafuertes, como ya hemos comentado, separando las tres capillas y con el fin de soportar el peso de las bóvedas de cañón con las que se cubre el ábside.

Todas las ventanas que encontramos en el edificio están cubiertas con celosías de reconstrucción modernas, formadas por círculos con cruces y flores esquematizadas. Los vanos están reforzados por arcos de medio punto con dovelas de ladrillo.

La parte superior de la cabecera está iluminada por un vano ajimezado de tres huecos apoyados en dos columnas exentas y dos jambas extremas. Los arcos de medio punto están aparejados de ladrillo y apoyan en capiteles imposta.
Este vano ilumina una estancia, cámara supraabsidial, que existe encima del ábside central y que por el interior no tiene acceso, solo se puede entrar a través de la estrecha ventana que se abre al exterior encima del ábside. No se sabe cual sería su función, pudiera que fuera utilizada como cámara del tesoro, o quizás tenía una función estructural, a modo de contrafuerte, o un valor puramente simbólico, en definitiva, no se tiene ninguna certeza. Lo encontramos en otras iglesias prerrománicas asturianas.

La fachada norte se dispone con la misma estructura que la del muro sur, teniendo los vanos cegados. Al fondo vemos la torre campanario realizada en el siglo XX.
En las fachadas oriental y occidental se observan modillones de rollo único donde apoya la cubierta, similares a los que se pueden ver en Santullano (San Julián de los Prados), o san Tirso de Oviedo.

Construido por el arquitecto Menéndez Pidal en la zona noroeste de la iglesia, en 1964. Está inspirado en el existente en santa María de Bendones, pero en Nora no se han encontrado restos que permitan pensar que hubiera otro semejante en origen.

El ingreso al templo, en origen, pudiera haber sido por el lado sur (que uniría la puerta del muro sur con la del lado oeste, formando un pórtico en forma de L, uniendo ambas puertas), ya que por los trabajos arqueológicos se llegó a la conclusión de que el pórtico que en la actualidad da acceso al templo no formaba parte del templo original. Se edificó posteriormente, siendo desmantelado después para la instalación del cementerio. En el siglo XX fue reconstruido por el arquitecto que llevó a cabo la rehabilitación del templo, Menéndez Pidal.

El ingreso actual al templo se realiza por un pórtico reconstruido por Menéndez Pidal en el siglo XX. Se ubica a los pies de la iglesia. Se abre en arco de medio punto con dovelas de ladrillo, que apoya en capiteles que descansan en robustas pilastras.
Se considera posible que este pórtico en origen tuviera dos estancias laterales, como ocurre en otras iglesias prerrománicas asturianas, aunque no se han encontrados pruebas en las excavaciones realizadas.
El acceso desde este vestíbulo al interior del templo se realiza a través de una puerta adintelada con dintel y jambas monolíticas, reforzada por un arco de medio punto, con dovelas de ladrillo.

Estamos en una iglesia de planta basilical, como la mayoría de los templos asturianos, de tres naves con cuatro tramos; la nave central de 11 m de longitud y 4,70 de ancho, separada de las naves laterales por arcos de medio punto peraltados apoyados en capiteles imposta con decoración moldurada. Estos arcos de medio punto descansan sobre pilares exentos, de 3,60 metros de altura, de sillarejo y de sección cuadrada. Esta estructura es muy similar a la de la iglesia de san Julián de los Prados en Oviedo, pero hay que tener en cuenta que la rehabilitación llevada a cabo en el siglo XX, no fue "demasiado fiel a las formas originales".
En el interior del templo se conservan restos de pinturas originales sobre estuco, pero no es posible interpretar lo representado.

La nave central, es de mayor altura y anchura que las laterales y se cubre con techumbre de madera a dos vertientes, iluminándose por medio de tres vanos simétricamente dispuestos con los ejes de las arquerías y un gran ventanal abierto en el muro occidental, cubierto de celosías modernas.

Las tres naves desembocan en tres ábsides cuadrangulares, que se cubren con bóveda de cañón recubierta mediante ladrillos, en los que se abren en cada uno una ventana rectangular con celosías modernas. Las capillas de la cabecera, en la actualidad, se comunican entre sí mediante un vano formado por un arco de medio punto de ladrillo, circunstancia excepcional en la arquitectura altomedieval asturiana (lo que hace sospechar que fueron abiertas posteriormente, quizás entre los siglos XII y XIII).
Sobre la bóveda del ábside central se ubica una estancia de similar superficie de la capilla mayor, con el acceso único por la ventana trifora comentada anteriormente. Los arcos semicirculares laterales son mayores que el central con dovelaje de ladrillo.
En el muro oriental de la capilla mayor se ubica, al igual que en Santullano y en la cripta de santa Leocadia en la Cámara Santa de Oviedo, un pequeño tabernáculo, con una caja excavada, en la que se depositaban las reliquias que eran adoradas en la iglesia.

En él podemos ver las dos puertas que confirman que existían estancias con dos alturas en el interior del templo (sin sobrepasar la altura de las naves laterales), y probablemente estarían cubiertas por sendos tejados a dos aguas.

La nave central se ilumina por tres vanos adintelados situados en los muros laterales simétricamente dispuestos con los ejes de las arquerías, y un gran ventanal adintelado reforzado con un arco de medio punto en ladrillo en el muro oeste. Todas las ventanas se decoran con celosías de reconstrucción moderna.
Hasta aquí nuestro vuelo por esta entrañable iglesia. Espero que os haya gustado. Hasta el próximo vuelo.
BIBLIOGRAFÍA:
- LÓPEZ LORENTE, Victor: https://www.arteguias.com/iglesia/sanpedronora.htm
- Iglesia de san Pedro de Nora: https://www.romanicodigital.com/sites/default/files/pdfs/files/asturias_San_Pedro_de_Nora_Prerrom%C3%A1nico_Asturiano.pdf
- SUÁREZ SUÁREZ, M. Á. y ARANGO DEL CAMPO, L. (2016). San Pedro de Nora: ¿una iglesia propia de la aristocracia rural altomedieval?. La Piedriquina: Anuario, 9, pp. 10-20. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5528890.pdf
- Las iglesias prerrománicas asturianas y sus criterios de restauración, pp. 54-71: https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2117/411082/Las%20iglesias%20prerrom%C3%A1nicas%20asturianas%20y%20sus%20criterios%20de%20restauraci%C3%B3n.pdf;jsessionid=E4EF601B9FC3E61F408861509CDEDF4F?sequence=2
- ARIAS, Lorenzo: Prerrománico asturiano. El arte de la monarquía asturiana. Gijón, Ed. Trea s.l., 1993.
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