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Casa-palacio. Armas nº 32. Zaragoza.

El barrio de San Pablo constituye una de las zonas con más historia de la ciudad. En el año 1118, año en el que Alfonso I conquistó Zaragoza, sabemos de la existencia de una ermita dedicada a San Blas, que con el tiempo, hacia 1284, fue sustituida por la nueva iglesia dedicada a san Pablo (interesantes son los estudios de Javier Peña sobre su torre, quien considera que es resto de un alminar musulmán exento, anterior a la iglesia). La ermita de San Blas estaba situada a extramuros de lo que había sido tanto la ciudad romana como la Saraqusta islámica. A ella acudían en peregrinación los habitantes de la zona, pero al estar sus alrededores llenos de vegetación se ayudaban con ganchos, parecidos a las hoces, para despejar el camino; por ese motivo al barrio también se fue conociendo como el barrio del Gancho. Hasta tal punto que el rey aragonés Juan II concedió en el siglo XV a la parroquia el privilegio de encabezar las procesiones que se celebraban en la Semana Santa con ese “gancho”, convirtiéndose de ese modo en el símbolo del barrio.


En el siglo XII al producirse un aumento demográfico en la ciudad, se vio la necesidad de ampliar la superficie del amurallamiento existente. Y más, cuando en el año 1210, el rey Pedro II trasladó el mercado al lado de la Puerta de Toledo (situada en donde hoy podemos ver la estatua de Cesaraugusto). El trazado del nuevo barrio se fue conformando tomando como eje el mercado. Las calles principales desembocaban en él. El trazado de las mismas sigue siendo el mismo que en la Edad Media: San Pablo, San Blas, Las Armas, Predicadores eran calles anchas, confluyendo en ellas numerosas callejuelas, como hoy también podemos ver.


En la imagen vemos el barrio de San Pablo en la actualidad, con la airosa torre de la iglesia parroquial (patrimonio de la Humanidad), alrededor de la cual se concentró la población.

El barrio fue creciendo rápidamente a consecuencia del establecimiento del mercado y de los almacenes reales de grano y sal. En el año 1218 el rey Jaime I confirmó los privilegios concedidos a los habitantes que se establecieran en él. Fue el primer ensanche cristiano, siendo conocido como “Población del rey”, posteriormente barrio de San Blas; y en 1259, al cambiar la advocación de la ermita por la de San Pablo, tomó el nombre de éste. Hacia 1284 se comenzó a construir la nueva iglesia parroquial. Esto motivo que la zona cambiara su fisonomía, de ser rural, en la que habitaban labradores, se convirtió en una zona donde los ricos comerciantes, infanzones, y artesanos fueron levantando sus casas alrededor del templo parroquial, sobre todo a partir del siglo XVI y XVII (entre ellas el palacio de los Duques de Villahermosa en la calle Predicadores). Y no olvidemos los conventos que en él se erigieron (los Predicadores fundado en 1219 por Jaime I; en el siglo XVI las monjas bernardas de santa Lucía; y las carmelitas descalzas de Santa Teresa o Fecetas, en el siglo XVII).


En la fotografía (Plano de O’Sehas de 1895) os señalo con un punto rojo el punto donde se ubica esta casa-palacio que vamos a comentar.


Desgraciadamente de todo el caserío que fue surgiendo solo se conservan escasos edificios, uno de ellos es el que hoy os presento. El barrio con el paso del tiempo se fue deteriorando en gran manera. Ya en el año 1890 los hermanos Gascón y Gotor denunciaban el estado del mismo.

Una de las calles principales del barrio de San Pablo era la calle de las Armas, denominada así ya en el siglo XV. En ella se agrupó el gremio de los artesanos armeros, dedicados a la fabricación de espadas, cuchillos, puñales, lanzas, arcabuces, etc, de ahí el nombre de la vía. En ella, en el nº 32, se construyó esta casa-palacio, hoy una de las sedes de la Escuela Municipal de Música y Danza. Gracias a ella podemos tener una ligera idea de cómo pudo ser una vivienda típica de la “clase alta” de finales del siglo XV o principios del XVI. Es el ejemplo más antiguo conservado de casa-palacio en Zaragoza de esa época.


Documentalmente no se tiene noticias de su primer propietario, aunque el nombre de Francés de Ariño es comentado por algunos historiadores. Francés de Ariño fue un miembro de la alta nobleza aragonesa que se sabe que vivió en la calle las Armas “entre el Peso del Real y el Fosal de San Pablo”, punto más o menos coincidente con el nº 32. En cuanto a los artífices que la realizaron, se ha manejado la posibilidad de que fueran los mismos alarifes que en esos años estaban trabajando en el Palacio de la Aljafería, pero todo son conjeturas.


La primera noticia documental que nos informa de quién vivía en este edificio la encontramos en la relación de parroquianos de la iglesia de San Pablo del año 1805, en la que se inscriben como vecinos de la calle de las Armas nº 32 a: Félix Rubio, Flora Alo, Juana Barbasán, Blas Cortés y Juana Navarro (seguramente inquilinos del palacio convertido en casa de vecindad).

En 1858 figura como propiedad de don Juan Sánchez. La siguiente noticia nos la proporciona el archivo histórico municipal, en el cual encontramos un documento en el cual se pedía licencia para hacer unas reformas: Lleva fecha de 1 de julio de 1921 y en él, don Francisco Roba y Garcés, domiciliado en la calle Torre Nueva, propietario del edificio pide licencia para reconstruir la escalera de “este edificio dado su estado ruinoso y levantar en el patio de luces central dos pisos para usarlos como viviendas y realizar otras obras menores”.

El proyecto va firmado por el arquitecto Pascual Bravo. La licencia fue concedida el 4 de agosto de 1922 por el arquitecto municipal Don Miguel Ángel Navarro. Años más tarde, en 1997, la compró el ayuntamiento de Zaragoza, reformándola en el año 2001, proyecto que llevó a cabo la arquitecta Úrsula Heredia Lagunas. Un año más tarde fue declarada bien de interés cultural.

Hoy en día la calle de las Armas es una calle peatonal que comienza en la Avenida de César Augusto y termina en la plaza de Santo Domingo. A lo largo de todo su recorrido podemos encontrar edificios catalogados como inmuebles de interés ambiental y cultural. Algunos, como el que vamos a comentar hoy, han sido rehabilitados, otros esperan su momento.


Al fondo de la imagen se vislumbra el Mercado Central, construido entre 1895-1903 por el arquitecto Félix Navarro Pérez.

La casa que ocupa el nº 32 de la calle de las Armas, es un edificio entre medianerías, de planta estrecha y profunda. Consta de sótano y tres pisos. La fachada está realizada en ladrillo, excepto el zócalo y las jambas de la puerta de entrada que son de piedra. En el muro se abren una serie de ventanas que fueron reordenadas en las distintas reformas que sufrió el edificio a lo largo de los siglos XIX-XX.

Detalle del arco de entrada; las ventanas de la planta noble, de las cuales las dos de la izquierda corresponden a la sala principal; y la galería de arquillos del último piso.

La planta superior con la típica galería de arquillos, en este caso ligeramente apuntados, lo que nos da idea de su datación (finales del XV-principios XVI). Originalmente sobre ellos descansaba un alero del que solo se conservan los arranques de las ménsulas y parte de los canecillos y la tablazón.

Detalle del alero sobre canes lobulados.

La puerta de entrada está algo descentrada. Se abre en arco de medio punto que apoya en jambas de piedra con unas ligeras molduras en las impostas.

Plano de la planta noble del edificio en el siglo XX.


Realizado por Dionisio Casañal en 1911: Página del ayuntamiento de Zaragoza (Planos históricos).

Puerta de entrada vista desde el patio interior. Este tramo se cubre con bovedillas de revoltón y vigas boceladas. A la derecha podemos ver la oficina de información, adecuada para el nuevo empleo del edificio. A la izquierda se puede ver la entrada a la sala de percusión.

En el siglo XX el edificio estaba totalmente en un estado de ruina casi total. La arquitecta del ayuntamiento Úrsula Heredia Lagunas tomó a su cargo el proyecto de restauración del edificio, recuperando su estructura original.


En el interior encontramos un patio de planta rectangular, en cuyo centro se sitúan tres arcos apuntados (perpendiculares a la fachada) que apoyan en dos columnas ochavadas en el centro y otras dos adosadas al muro. La zona que vemos al fondo, son nuevas estancias usadas para oficinas. En el muro, a la derecha, se abre una ventana con arco conopial.

Detalle de la ventana mencionada en la imagen anterior. Decorada con placas de alabastro.


Restos de la antigua decoración en las enjutas de los arcos.

Vista del patio y la escalera que comunica con los pisos superiores.

La escalera se sitúa enfrente de la puerta de entrada. Fue reformada en el año 1920 por Julio Bravo, ya que como pone en la petición de licencia su estado era ruinoso. A la derecha podemos ver una de las portadas que se abren al patio y que dan acceso a salas hoy destinadas a aulas.

Vista de las dos portadas que se abren al patio. La del primer término es original, no así la del fondo.

Portada de la actual sala de percusión. La original fue vendida en la década de los años 40 del siglo XX. Se cree que tendría la misma disposición que la que aún se conserva en este mismo patio a la izquierda.

Portada que comunica con la sala 2. Esta portada es original, aunque muy reformada. Se han perdido los fustes.


Se abre en arco trilobulado con una fina decoración de yeserías, con lacerías que recuerdan a las del salón del Trono del palacio de la Aljafería.

Detalle del arco trilobulado de la portada.

Las ménsulas, muy deterioradas, se decoran con hojarasca.

La arquería apoya en dos columnas centrales y otras dos que están adosadas al muro. A ambos lados del arco central se colocaron dos jacenas que se asientan en canecillos decorados con motivos vegetales, sobre las que apoyan los muros del patio superior.

Detalle de una de las columnas centrales y otra adosada al muro.

Capitel gótico de una de las columnas.

Vista de la luna del patio. El piso superior presenta la típica arquería de medio punto, totalmente rehecha, ya que esa planta fue totalmente remozada en 1920 para convertir el palacete en casa de viviendas. Lo que vemos es una reconstrucción de lo que pudo ser esta magnífica luna.


Último piso y claraboya, fruto de la restauración llevada a cabo por Úrsula Heredia en 2001.


Decoración del techo de uno de los laterales del patio, y arranque de la escalera.

Detalle de la decoración del techo, a base de casetones rectangulares.

Vista del patio inferior desde la planta noble.

Columnas y arco central del patio inferior.

Planta noble. Esta zona fue totalmente remodelada en 1920 para adecuar el edificio a casa de viviendas. En la reforma de Úrsula Heredia se restauró y se pudo salvar parte de las columnillas que decoraban este patio superior.


Otro patio gótico que se conserva en Zaragoza es el situado en Puerta Cinegia (https://www.elviajedelalibelula.com/single-post/2016/10/01/El-Patio-G%C3%B3tico-del-Tubo-Zaragoza), Ambos conjuntos son muy importantes para la historia del arte de nuestra ciudad ya que son los únicos restos que se conservan de edificios civiles de esta época (sin olvidar el Torreón Fortea, edificio del siglo XV).

Columnillas y arcos (no originales). Como podéis ver se han perdido la mayoría, pero aún con todo podemos darnos una idea de cómo era este segundo patio.

Reconstrucción de los arcos del patio superior.

Vista de otro lado del patio superior. Al fondo la portada que da paso a la sala noble.

Decoración de los capiteles de las columnillas. Los motivos florales los ponen en contacto con los capiteles de una de las ventanas de la casa solariega de los Luna en Daroca (Zaragoza), y también con las pequeñas columnas que podemos contemplar en el bar Malabares de la calle Cinegio, en el Tubo zaragozano (os pongo el estudio que realicé del artesonado y los restos góticos que se han conservado: https://www.elviajedelalibelula.com/single-post/2017/10/01/Una-grata-sorpresa-en-el-centro-de-Zaragoza-Un-artesonado-mud%C3%A9jar-en-la-calle-Cinegio-n%C2%BA-4). Aunque los que podemos ver en las Armas, son más carnosos.

Basas de las columnillas.

En esta parte del patio se han perdido las columnillas. Al fondo la puerta de entrada que comunica con la gran sala principal. Todo el patio se cubre con bovedillas de revoltón y vigas boceladas.

Puerta de entrada a la sala de audiciones, antigua sala noble. Se abre en arco trilobulado, cuyo tímpano se decora con tracerías góticas, sustentadas por un segundo arco, en este caso carpanel.

Detalle de los capiteles corridos.

Sala Principal, tiene planta rectangular y abre sus ventanas a la calle las Armas. También es conocida como "salón neoclásico", ya que fue decorado a principios del siglo XIX.

La decoración que ahora vemos es una recreación de cómo pudo ser la sala. La ornamentación se ha realizado a través de pequeños restos que se conservaron.

Uno de los restos originales. Que entroncan con los candelieri renacentistas.

Detalle de uno de los panales, con una fina decoración.

Al fondo se abre otra estancia, conocida como “sala mudéjar”, por el alfarje que luego comentaremos.

Detalle de la decoración entre las dos ventanas de la sala principal, con una cartela en cuyo centro aparecen una A y una U entrelazadas, flanqueadas por dos grutescos.

Las dos salas que ocupan esta planta se cubren con techumbres de raigambre mudéjar. En este caso combinando el sistema de vigas vistas del alfarje con las nuevas tendencias que se estaban introduciendo: los artesonados a base de casetones.


Compuesta de cinco grandes jácenas que la divide en seis tramos. Lo original es que estas vigas cargan en el muro directamente, no como era habitual el apoyar en canes.

Detalle del entramado de la techumbre, que por la disposición de las jácenas, y jaldetas adopta más la estructura de un artesonado que la de un alfarje. Todas las vigas y listones están moldurados.

Bajo la techumbre corre un gran alicer dividido en tres niveles, el superior ornado con motivos vegetales (desaparecidos), el central con una inscripción (que transcribo abajo) y el inferior decorado con hojas de cardina (muy al estilo del que podemos ver en el Salón Dorado de la Aljafería).


La inscripción que podemos ver alrededor del alicer es el salmo 7,2, que se repite varias veces: DOMINI DEVS MEVS IN TE ESPERAVI SALVVM ME FAC EX OMNIBVS PER SEQVENTIBVS ME LIBERAME (Señor, Dios mío, en ti he confiado (a ti me acojo); sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame).


En la imagen: PER SEQVENTIBUS.


Detalle de la inscripción: DOMINE DEVS, y la decoración a base de cardinas en la parte inferior, sobre un fondo rojizo.


Confluencia de las dos salas que conforman la sala de audiciones.

“Sala mudéjar”. En este caso estamos ante una estructura más cercana al alfarje. Formado por tres jácenas principales que lo dividen en cuatro tramos. Al igual que la que hemos visto en la otra estancia, las vigas cargan directamente sobre los muros. Rodea la parte inferior un alicer con una inscripción, en buena parte recuperada.

Las jacenas dividen al alfarje en cuatro partes rectangulares a modo de grandes casetones.

Las jácenas están divididas transversalmente por vigas de menor tamaño, llamadas jaldetas. Y la unión entre listones y jaldetas forman pequeños huecos, unos cuadrados y otros rectangulares.

Los papos de las jaldetas también están decorados profusamente con motivos vegetales con resabios goticistas. La estructura queda dividida en plafones cuadrados y rectangulares, separados por listeles.

Los huecos rectangulares están decorados con hojas o motivos vegetales enfrentados y entrelazados.

Los plafones cuadrados están decorados por flores abiertas, como las que hemos visto en los capiteles del segundo patio.


Las jácenas están profusamente decoradas con motivos vegetales. En los papos se conserva mejor la policromía, en la que podemos distinguir vides con racimos de uva.

Al igual que en el “salón neoclásico”, el alfarje de esta sala apoya en un ancho alicer, en el que podemos leer una inscripción, del Salmo 27, 7: DOMINE VOCEM MEAM VIA CLAMAVI ANTE MISERERE MEI ET EX AUDI DOMINE VOCEM MEAN OVIA. Cuya traducción es la siguiente: Escucha, ¡oh Señor!, mis voces, con que te he invocado; ten misericordia de mí y óyeme.


Tramo de la escalera que conduce a la tercera planta. En la reforma que llevó a cabo en el año 1921 el arquitecto Pascual Bravo, debió desaparecer una techumbre de casetones que cubría la caja de escalera.

Vista de la caja de escaleras.

Patio de la planta tercera totalmente reformado. También cubierto con bovedillas de revoltón y vigas boceladas.

Zona de la tercera planta que comunica con la sala superior, antiguo granero.

Planta tercera.

Planta donde se abre la galería de arquillos apuntados.


Hoy en día en este edificio, importante para conocer la arquitectura de la alta burguesía de la Zaragoza de finales del siglo XV y principios del siglo XVI, está instalada la Escuela Municipal de Música y Danza. Desde 2001-2002 en ella se puede estudiar Música Moderna: Bajo eléctrico, batería, guitarra eléctrica y teclados, técnica vocal, flauta de pico y danzas medievales. Escuela muy integrada con el barrio en el que se ubica.


Espero que os haya gustado. Os espero en el próximo vuelo.

BIBLIOGRAFÍA:


Desde esta página doy las gracias a Chema Peralta, director de la Escuela Municipal de Música y Danza de Zaragoza, por su amabilidad y su ayuda en la elaboración de este trabajo.


-Archivo Municipal de Zaragoza: CAJA 2189. EX 254/1922.


-BLASCO MARTÍNEZ, Rosa María: Zaragoza en el siglo XVIII (1700-1778). Zaragoza: Librería General. 1977.


-SERRANO MONTALVO, Antonio: La población de Aragón según el fogaje de 1495, vol. 1. Institución Fernando el Católico, 1995.


-FATÁS, GUILLERMO (COORD). Guía histórico-artística de Zaragoza, Zaragoza, 1991.


-GÓMEZ URDÁÑEZ, CARMEN. Arquitectura civil en Zaragoza en el siglo XVI, Ayuntamiento de Zaragoza, 1987.


-GASCÓN DE GOTOR, A. Y P: Zaragoza artística, monumental e histórica, Zaragoza, 1890.


-HEREDIA LAGUNAS, Úrsula: Las casas palacio del siglo XVI en Zaragoza, Zaragoza, revista Artigrama,


- PEÑA GONZALVO, Javier; y PINILLA GONZALVO, José M.: Arte islámico en Aragón: la arquitectura Zagrí. ARTE ISLÁMICO EN ARAGÓN: LA ARQUITECTURA ZAGRÍ (La arquitectura mudéjar civil durante el Gótico tardío).


-TOLOSA, José Antonio: Aragón mudéjar. Un recorrido por el arte mudéjar aragonés: Casa C/ Las Armas 32 (Zaragoza).

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