El coro de la iglesia arciprestal de Morella (Castellón). Una de las joyas del arte gótico.
Morella es una bonita localidad de Castellón, situada en el extremo norte de la Comunidad Valenciana, en el macizo del Alto Maestrazgo, cuyo término limita con la provincia de Teruel. Su posición estratégica, sobre un alto peñón, favoreció la ocupación del terreno desde la prehistoria (en su término encontramos pinturas que están dentro del “Arte rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica”, declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 1998). También se establecieron en ella íberos, romanos, visigodos, árabes y cristianos. Siendo incorporada definitivamente al Reino de Aragón por Blasco de Aragón (consejero de Jaime I El Conquistador) en el año 1232. Pasando a pertenecer al Reino de Valencia en 1270.
Por ella pasaba el Camino Real que articulaba las principales capitales de la Corona de Aragón y comunicaba Barcelona con Valencia. Al estar situada en la frontera entre Cataluña, Aragón, Valencia, y cerca de Mallorca, la localidad real (siempre perteneció a la corona) comenzó a desarrollarse y se convirtió en una sobresaliente ciudad, con una sociedad urbana de potentes artesanos y comerciantes (importante el comercio de la lana con Italia).
Su castillo, situado en lo alto del caserío, sus murallas medievales (XIV-XV), el magnífico casco histórico de la villa, y sus monumentos hicieron posible que fuera declarada conjunto Histórico-Artístico en 1965, y que desde enero de 2013 entrase a formar parte de la Asociación de los pueblos más bonitos de España. Hoy en día aspira a ser elegida Patrimonio de la Humanidad con todo el merecimiento.
En Morella destaca también la iglesia arciprestal dedicada a Santa María, una de las primeras construcciones del gótico valenciano (siglos XII-XIV). Al llegar el siglo XV decidieron ampliar el templo, pero al ser un edificio más bien pequeño, tuvieron que idear sistemas novedosos para edificar el coro en alto y una escalera de acceso al mismo. Estructuras únicas en su género, y así no restar espacio al culto y a los fieles.
Esta basílica no solo es importante por su arte, sino también por su historia. En ella celebró el 15 de agosto de 1414 la misa pontifical el papa Benedicto XIII (Papa Luna), ante el rey de Aragón Fernando I, pronunciando el sermón San Vicente Ferrer. Estos tres personajes se reunieron en Morella para intentar solucionar el Cisma de Occidente, tanto el rey como el santo intentaron la renuncia del Papa aragonés sin conseguirlo. Posteriormente el Papa Luna se retiró al castillo de Peñíscola donde falleció en 1423, pero sin renunciar nunca a su papado.
En la fotografía la Portada de las Vírgenes, situada a la izquierda de la fachada. Siglo XV.
Cuando entramos en el templo nuestra mirada se dirige hacia la magnífica obra que tenemos enfrente. El coro está situado en el segundo tramo de la nave central, a los pies de la iglesia, y como hemos comentado es una obra magnífica.
El conjunto del coro fue diseñado entre 1406 y 1426 por el maestro morellano Pedro Segarra. Ese mismo año el consejo de la villa se reunió y acordó decorar la escalera (de la cual posteriormente hablaremos).
Ya en tiempos antiguos daban cuenta de la singularidad de esta obra: Ponz en “Viaje de España” (1788) ya comentaba que “es singular la disposición del coro que, aunque está en medio de la iglesia, no embaraza la vista…”; otros autores posteriores hablan de “magistral y atrevidísima construcción”, e incluso de “un ejemplar único en el mundo por estar aislado y en alto”.
En la fotografía vemos la nave central desde el tramo de los pies, al fondo el retablo mayor realizado en el siglo XVII por el valenciano Vicent Dolç.
El coro se levanta en la nave central sobre un gran arco rebajado de crucería estrellada de ocho puntas. Esta bóveda es prácticamente plana y sin ningún apoyo central. Fue realizada posteriormente, entre 1430 y 1440.
Estamos ante uno de los elementos más extraordinarios de todo el gótico valenciano. A la derecha el órgano barroco (1717-1724), obra de Francisco Torrull (importante organero de la villa de Cretas, Teruel).
El coro queda en alto, y en la parte posterior o trascoro, a modo de friso calado, se representa el Juicio Final. Se atribuye al escultor italiano José Belli (siglo XV), al que también le asignan parte de la decoración de la escalera. Pero hay que dejar bien claro que esta autoría no está en ningún caso documentada.
Lo novedoso es el lugar en el que está esculpido, ya que el tema del Juicio Final generalmente se realizaba en las portadas exteriores de las iglesias. En este caso se halla en el interior y en la parte superior del coro.
Está labrado a modo de friso calado, bajo una arquería gótica, y formado por tres zonas horizontales superpuestas. Se ha plasmado el Evangelio de San Mateo (24, 29-31).
En el centro, Cristo Juez sentado en un trono mostrando sus llagas y enseñando la herida de su costado. A su derecha, la Virgen; a su izquierda, San Juan, arrodillados y con las manos juntas en actitud de orar; a ambos lados los apóstoles (el colegio apostólico), presentes todos en el Juicio Final.
Debajo de Cristo Juez, el arcángel San Miguel Psicopompo, encargado de juzgar a los muertos. Con su mano izquierda sujeta la balanza para pesar las acciones buenas o malas de los hombres, en cuyos platillos se están pesando dos almas, una buena y otra mala.
A la derecha (izquierda del espectador) vemos a las almas justas, todas visten de blanco y entre ellas identificamos a damas, clérigos, reyes, todos acogidos por ángeles con alas doradas que los conducen al cielo, representado como una estructura gótica en donde se situaba la figura de San Pedro, desaparecida tras un robo.
En la esquina superior dos ángeles, uno de ellos hace sonar la trompeta para despertar a los muertos. Éstos se levantan de sus sepulturas, situadas en la banda inferior, en cuyos dos extremos podemos ver a otros dos ángeles, más pequeños, tocando las trompetas que anuncian el Juicio Final.
A la izquierda (derecha del espectador)los condenados, despojados de sus vestiduras, son empujados por los demonios hacia el infierno, representado por unas monstruosas fauces abiertas para acoger a los condenados que van a ser arrojados por ellas. Sobre estas cabezas el demonio de pie con aspecto simiesco mira hacia el espectador. Está atado a la columna del coro (representando los mil años que debe permanecer satán atado, tal y como lo indica el Apocalipsis (Ap. 20, 2-3). En la parte superior algunos apóstoles presiden el Juicio Final; y en la zona inferior, como ya hemos comentado en la anterior fotografía, los muertos saliendo de sus tumbas.
Para acceder al coro se construyó una magnífica escalera de caracol helicoidal que se ciñe a uno de los pilares cruciformes que sostienen el coro (pilar sudoeste). Desde el punto de vista arquitectónico y escultórico es una obra única en su género. Generalmente este tipo de estructuras apoyan directamente en los muros, en este caso el coro apoya en cuatro grandes pilares cruciformes.
Ya hemos comentado que el proyecto del coro fue realizado en 1426 por el maestro Pedro Segarra. En lo que respecta a la decoración de la escalera no se conoce documentalmente su autor, excepto el maestro que realizó las escenas dedicadas al Nacimiento de Jesús, obra del morellano Antonio Sancho; las restantes han sido atribuidas al italiano Giuseppe Belli (el mismo al que se le ha adjudicado la labor del trascoro), el cual estaba realizando por esa época los púlpitos de la catedral de Tortosa. En el mismo documento en el que se acordaba decorar la escalera se nombra que va a llegar un maestro italiano.
Hay que tener en cuenta que en esta obra se pueden ver diferentes estilos artísticos. Desde un “estilo renaciente-idealista” hasta un germanismo cercano a lo que por aquella época estaba en boga en la Corona de Aragón; por ese motivo se cree que en ella trabajaron diferentes maestros.
En el antepecho de la escalera encontramos treinta y siete esculturillas en estuco policromado bajo arcos de estilo gótico. Se representa la genealogía de Jesús siguiendo el texto de San Mateo (1. 1-17). Está representada en sentido descendente, la primera historia en la parte superior culminando con la última escena que es el Nacimiento del Redentor, en la parte inferior. En nuestro estudio lo vamos a hacer de abajo a arriba, es decir en sentido ascendente, empezando por la escena final.
En el año 1470, según un documento encontrado por el historiador Manuel Betí i Bonfill, estaba trabajando en ella el maestro morellano Antonio Sancho (Nanthoni Sanxo). Este maestro labró las escenas finales de la escalera, el Nacimiento de Jesús, el Anuncio a los Pastores, y los tres Reyes Magos, escenas que dejó sin terminar al fallecer.
Estamos ante un gran portal, a la izquierda se sitúa la Virgen, de mayor tamaño que el resto de los personajes. Viste una túnica roja cubierta con una rica capa azul, ambas decoradas con ribetes dorados. Su expresión es de recogimiento bajando su mirada y juntando sus manos en actitud de oración. A su lado el Niño en el pesebre arropado por los animales que le dan calor. A la derecha los pastores que, tras el Anuncio del Ángel, han acudido al Portal a adorar al Niño.
La Virgen, con gran nimbo dorado, tiene largos cabellos dorados, cubiertos por un pañuelo. Su rostro es inexpresivo, ensimismada en sus pensamientos.
El Niño, con gran nimbo dorado, aparece totalmente fajado sobre un pesebre que tiene más aspecto de catafalco. En la parte posterior la vaca y la mula, y tras ellas el portal se abre al exterior mostrándonos un paisaje montañoso.
Escena del Anuncio a los Pastores. El ángel en la parte superior porta una filacteria (siguiendo el texto de San Lucas 2, 8), y da la buena nueva a los pastores que están ante el portal tocando instrumentos. El pastor de la derecha toca el mortero; curiosa es la forma en la que el escultor ha representado el paisaje en el que se encuentra, una especie de riscos por los que bajan varias ovejas. A la izquierda dos personajes arrodillados, uno tocando la flauta dulce y el otro descubriendose en señal de respeto. En primer término otro pastor, con una oveja entre sus manos, se postra ante el recién nacido.
Detalle de los pastores. Un toque muy naturalista son los mofletes del pastor que toca la flauta, totalmente hinchados.
Los tres Reyes Magos, con ricas vestiduras, siguiendo la moda del siglo XV, han llegado hasta donde les ha guiado la estrella situada en la parte superior. En sus manos llevan ricos presentes para el Niño (Oro, Incienso y Mirra).
La figura de San José no está representada en el Portal de Belén sino dándole la espalda, es la manera de unir la escena final con la Genealogía de Jesús. San José era descendiente de la Tribu de David, y siguiendo el evangelio de San Mateo su padre fue Jacob, frente al cual se le representa. Todos los personajes portan filacterias con sus nombres.
Ambos llevan ropas medievales. En lo que respecta a San José viste amplia túnica y se cubre con un gorro, en su mano izquierda porta la vara florida, símbolo de haber sido el elegido para desposar a María, según la profecía de Isaías (Is, 11, 1).
Vista del antepecho de la escalera con las escenas en las que se representa la Genealogía de Jesús.
Entre las escenas encontramos a Eleazar, perteneciente a la casta sacerdotal; y Matán, también con ropas sacerdotales, ambos se cubren con amplias túnicas y capas, portando, asimismo, filacterias.
En este cuadro aparece Azor, con larga túnica que cubre con una capa; y Sadoch que lleva en su mano un báculo. Ambos lucen largas barbas doradas.
A la izquierda el rey Assa, sucesor del rey Abías, representado con cetro; a su lado Josafat, cuarto rey de Judá.
A la izquierda el rey David con corona, vestido con una túnica corta, botas y guantes, lleva en su mano derecha una pequeña lanza (la que lanzó a Saúl), en su mano izquierda sujeta un escudo (para algunos autores una lira); enfrente su hijo, el rey Salomón, con corona y un gran medallón dorado sobre su pecho, sostiene en su mano derecha un libro abierto.
A la derecha de la mencionada escena, el hijo de Salomón el rey Roboam, primer rey de Judá, ataviado con armadura, corona y espada; a su lado, su hijo Abias, también vestido con armadura y lanza, dando la espalda al espectador.
El intradós de la escalera está profusamente decorado con figuras y temas vegetales.
En la parte central del intradós de la escalera podemos ver una gran cabeza sobre la que apoya un enorme jarrón, del cual surge un árbol, símbolo de la relación existente entre el cielo y la tierra. Esta representación puede estar relacionada con el Árbol de la Vida Mística de Cristo, o para otros historiadores con el Árbol de Jessé.
Del jarrón parten dos ramas una hacia arriba y otra hacia abajo, cubiertas con grandes hojas. En el jarrón están representados tres escudos, dos de la Corona de Aragón y en el centro el de Morella.
La cabeza, sobre la que apoya el jarrón, algunos autores la identifican con la figura de Adán, que representa a Jesucristo, otros incluso han afirmado que puede ser el autorretrato del escultor Belli.
Entre el follaje aparecen una serie de figuras asexuadas, como la que lucha contra un dragón, símbolo del mal.
Parte del intradós de la escalera que se une con el coro alto.
Hasta aquí el pequeño estudio sobre esta gran obra de arte, una de tantas que podemos encontrar en una de las ciudades medievales más bonitas de España: Morella, localidad que forma parte del Maestrazgo castellonense, en la comarca de Los Puertos de Morella. Una zona que recomiendo que visitéis y descubráis.
Un saludo y hasta el próximo vuelo.
BIBLIOGRAFÍA:
-ZARAGOZA CATALÁN, Arturo; y MARÍN SANCHEZ, Rafael: La escalera del coro de la iglesia arciprestal basílica de Santa María de Morella, Zaragoza, Revista Artigrama nº 31, 2016, pp. 309-328.
-ZARAGOZA ALMELA, Mª Mercedes: Análisis iconográfico del intradós de la escalera del coro en la iglesia arciprestal de Santa María de Morella, Ars Longa, cuadernos de arte nº 3, 1992, pp. 149-152.
-TENA BELTRÁN, Silvia: Los antepasados de Cristo en la escalera del coro de la Basílica de Morella, Ars. Longa, cuadernos de Arte nº 3, 1992, pp. 153-160.
-FALOMIR VENTURA, Carmela: El Juicio Final en el trascoro de la basílica de Morella.
-TORMO, Elías: Iglesia arciprestal de Santa María de Morella, Madrid, Tip. De la “Rev. De Archivos, bibliotecas y museos”, 1927.