Iglesia del Hospital Provincial. Zaragoza.
"DOMUS INFIRMORUM URBIS ET ORBI": "Casa de los enfermos de la ciudad y del mundo". Lema que aún podemos leer en la entrada del Hospital Provincial de Zaragoza. Esta leyenda es toda una declaración de principios de la política sanitaria y asistencial del antiguo Hospital Real y General de Nuestra señora de Gracia de la ciudad de Zaragoza. Origen del actual Hospital Provincial.
El antiguo Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia, fue erigido hacia 1425 por el rey aragonés Alonso V el Magnánimo. Estaba situado en el solar que ocupa actualmente la Plaza de España, el Coso, la calle San Miguel y la calle Porcell. Fue uno de los hospitales más importantes de la península ibérica, donde atendían a gente menesterosa, especializándose en enfermos mentales, siendo uno de los primeros hospitales generales que existieron en esa época. Este hospital fue destruido durante el Primer Sitio de la ciudad el 3 de agosto del año 1808. Por ese motivo buscaron un nuevo emplazamiento, ocupando desde el año 1810 el antiguo Hospital de Nuestra Señora de la Piedad o de Convalecientes, situado en la calle Ramón y Cajal nº 60, recibiendo desde entonces el nombre de Nuestra Señora de Gracia.
Fotografía: Vista del antiguo hospital de Gracia, desde lo que hoy sería el monumento a los Mártires (más hacia la izquierda). Hoy este solar lo ocupa el Banco de España y el inicio del Paseo de la Independencia.
Archivo Histórico Provincial de Zaragoza (A.H.P.Z.).
El Hospital de Convalecientes fue fundado por el arzobispo don Diego de Castrillo en 1683, para atender a los enfermos en periodo de recuperación que habían estado anteriormente en el de Nuestra Señora de Gracia. En el año 1686 el arzobispo falleció, donando todos sus bienes para ampliar y mantener este Hospital de Convalecientes, es en este momento cuando se erigió su iglesia, entre 1685-1692.
Es una pequeña iglesia, en parte desconocida para muchos zaragozanos y visitantes, dedicada a la Virgen de Gracia. Es el único resto que se conserva del antiguo hospital de Convalecientes, junto con los edificios situados a la derecha de la portada.
El Hospital que hoy podemos contemplar es el resultado de la remodelación y ampliación llevada a cabo en 1864 por el arquitecto Juan Antonio Atienza; y de la restauración total llevada a cabo, en 1982, por el arquitecto Regino Borobio.
Es un edificio realizado en ladrillo, con una sencilla portada de dos pisos, enmarcada por dos pilastras de orden gigante, y rematada por un frontón triangular. En la parte inferior se abre la puerta, en arco de medio punto peraltado, flanqueada por dobles pilastras de orden toscano que sustentan el piso superior.
En el piso superior, en la parte central, se labró el escudo del arzobispo Diego del Castrillo; y, sobre él, una hornacina con la imagen de la Virgen protectora de los enfermos. Rematando este segundo nivel con un pequeño frontón curvo partido, en cuyo centro se abre una pequeña ventana por la que se ilumina el coro.
A la derecha de la portada vemos el campanario, que realmente pasa desapercibido, ya que está adosado a la casa colindante y no destaca de la línea de la fachada.
El interior presenta planta de cruz griega, en cuyo centro se eleva una gran cúpula elíptica, sustentada por fuertes machones, en los que vemos pechinas decoradas con relieves en estuco policromado, bajo los cuales se abren celosías de madera y grandes lienzos pintados (posteriormente hablaremos de ellos). El presbiterio y los brazos del transepto se cubren con bóvedas de lunetos.
Brazo izquierdo del transepto.
Brazo derecho del transepto.
Vista de los pies de la iglesia, en donde se sitúa el coro. Cubierto con bóveda de lunetos.
La cúpula elíptica central presenta nervios entre los que se abren ventanas, unas abiertas y otras ciegas, por las que se ilumina el interior de la iglesia.
El presbiterio está presidido por un gran retablo de madera dorada, realizado hacia 1770-75. La mazonería de madera dorada con columnas corintias.
En él se representa a la Virgen como “salud de los enfermos” (salus infirmorum), realizado por el pintor aragonés José Luzán, maestro de Franciso Bayeu y de Francisco de Goya. Representa a la Virgen, bajo un dosel sustentado por ángeles mancebos, sentada, en un elevado podio, con el Niño en su regazo y rodeada de querubines y guirnaldas de flores. En la parte inferior, a la izquierda, el arzobispo Castrillo arrodillado ante la Virgen; a la derecha y en la parte inferior, los enfermos ruegan a la Virgen por su sanación.
A ambos lados del retablo, delante de las columnas, y sobre ménsulas doradas, podemos observar dos esculturas atribuidas al escultor Joaquín Aralí. Santiago y San Valero (San Agustín), realizadas en madera policromada. En ellas vemos un claro estilo barroco, plasmado en los volúmenes de los ropajes, la expresividad de los rostros, y la rica policromía.
En la fotografía la imagen de Santiago, al que podemos reconocer por la esclavina adornada por veneras. Es de destacar el típico contrapposto barroco de la figura
Detalle de San Valero o San Agustín, en el que predominan las líneas sesgadas y los escorzos. Los ropajes están representados con un gran movimiento y grandes pliegues que proporcionan contrastes lumínicos. El rostro muestra gran expresividad.
El retablo se corona con la escultura de Cristo en la Cruz, obra de factura inferior a las esculturas que adornan este mismo retablo, por ello se cree que son obra de taller. Situado detrás del mismo el paisaje de la Jerusalén celestial.
En cada uno de los machones que sustentan la cúpula central, podemos ver cuatro lienzos con marcos rococó, fechables a finales del siglo XVIII. Cada uno de estos lienzos fue comprado por Diego Castrillo en Roma, cuando era auditor del Tribunal de La Rota. Son obra del pintor Giacinto Brandi (1670-1675). Sobre cada lienzo una tribuna con una bella celosía de madera, y por encima del machón, en cada una de las pechinas, un relieve con la imagen de un evangelista.
En la imagen el machón izquierdo del presbiterio.
Vista del machón izquierdo del presbiterio.
Relieve de la pechina de este machón izquierdo del presbiterio, en el que se representa al evangelista San Lucas.
Lienzo de Cristo Crucificado, realizado por Giacinto Brandi (1670-75). Este lienzo, junto al de la Magdalena son de mejor factura que los otros dos, de san Jerónimo y San Juan, los cuales podemos considerarlos obras del taller de Brandi.
Machón derecho del presbiterio.
Relieve de la pechina sobre el machón derecho del presbiterio, en el que se representa al evangelista san Mateo.
Cuadro pintado por el pintor italiano Giacinto Brandi (1670-75), representando a San Jerónimo, situado en el machón derecho del presbiterio.
Machón izquierdo de los pies de la iglesia.
Relieve de la pechina, en él se ha tallado la imagen del evangelista san Marcos.
Gran lienzo representando a María Magdalena, obra de Giacinto Brandi.
Machón derecho a los pies de la iglesia.
Relieve de la pechina en el que podemos observar al evangelista San Juan.
Pintura realizada por Giacinto Brandi representando a San Juan Bautista.
Vista del brazo derecho del transepto, en el que vemos otros retablos con la Dolorosa y el retablo de San Cosme y San Damián.
Retablo de San Cosme y San Damián. Cuyo lienzo central fue realizado por Asensio de Eleicegui, obra del siglo XVII.
En el lienzo se representa a los santos Cosme y Damián, patronos de los médicos y farmacéuticos. En el año 1488 el rey Fernando el Católico concedió el privilegio perpetuo a la cofradía de San Cosme y San Damián de médicos y cirujanos de Zaragoza, para practicar disecciones de cadáveres en el Hospital de Gracia.
Vista del brazo izquierdo del transepto, en donde podemos ver, a la izquierda la puerta de entrada a la iglesia desde el Hospital Provincial; en el centro el famoso Cristo de los artistas; y a la derecha, la bajada a la cripta.
Cristo crucificado, conocido como “el Cristo de los artistas”, magnífica obra atribuida por el profesor Arturo Ansón al escultor Juan de Anchieta, hacia 1570-72. Obra muy cercana al Cristo de la capilla de San Miguel, realizada por el mismo escultor, situada en la catedral de La Seo.
Es conocido como el Cristo de los artistas por la costumbre de celebrar en su altar una misa. Esa costumbre se inició en el año 1935 cuando los integrantes de la Sociedad Pictórica “Estudio Goya”, que por aquel entonces realizaban Exposiciones colectivas en Zaragoza (estas exposiciones anuales se realizaron desde el año 1932 hasta 1976), pensaron en celebrar el día del artista el domingo más próximo al 16 de abril, aniversario de la muerte de Francisco de Goya. En ese día se reunían para estrechar lazos profesionales y de amistad, así como para hablar de arte y honrar la memoria de los artistas fallecidos, celebrándose una misa ante la talla del Cristo de la iglesia del Hospital Provincial, al que bautizaron como el “Cristo de los Artistas”. Hoy en día, si no me equivoco, se celebra el día 23 de abril, día de San Jorge.
Detalle del Cristo, cuya talla tiene gran expresividad y realismo. Su cabeza se inclina hacia el lado contrario que flexiona las rodillas, para compensar los volúmenes.
Detalle del tratamiento de los paños. Estudio anatómico del cuerpo muy idealizado.
Detalle de los pies del Cristo.
Placa conmemorativa en honor a la Madre Rafols. María Rafols Bruna fue cofundadora de la congregación de las hermanas de la Caridad de Santa Ana, religiosas que tanto hicieron por los pobres enfermos.
Llegó el 28 de diciembre de 1804 a Zaragoza, junto a otros religiosos y religiosas reunidos por el Padre Bonal (procedente del hospital de Santa Cruz de Barcelona) para hacerse cargo del Hospital de Nuestra Señora de Gracia. Con el padre Bonal fundó la mencionada congregación de religiosas. Durante los Sitios de Zaragoza ayudó a los heridos pidiendo el favor del general Palafox e incluso al general francés Mariscal Lannes. Fue enterrada en la cripta que luego veremos, aunque hoy en día su cuerpo descansa en la capilla del noviciado de su congregación en Zaragoza. Fue beatificada en el año 1994.
Placa conmemorativa en honor a Mosen Juan Bonal, del que ya hemos hablado anteriormente. También fue un héroe durante los Sitios de Zaragoza. En un principio fue enterrado en la mencionada cripta; hoy se encuentra en el mismo convento que la Madre Rafols.
En el brazo izquierdo del transepto encontramos la escalera que da acceso a la Cripta. En ella se localiza el cementerio, donde fueron enterradas las religiosas fallecidas entre los años 1908 a 1968, fecha en que se prohibió dar sepultura en el interior de las iglesias.
Lápidas con el nombre de religiosas que ayudaron a la Madre Rafols en su misión en este hospital.
Capilla de la cripta.
Entrada a la iglesia desde el interior del Hospital Provincial.
Interior del Hospital Provincial, al fondo la entrada a la iglesia.
BIBLIOGRAFÍA:
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- SEPÚLVEDA SAURAS, Mª Isabel: “Tradición y modernidad: Arte en Zaragoza en la década de los años cincuenta”, Zaragoza, Prensas Universitarias, 2005.
-ANSÓN NAVARRO, Arturo: El entorno del Convento del Carmen de Zaragoza “una reconstrucción histórica y artística”, siglos XIII al XX”, Zaragoza, El Azar ediciones, 2007.
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-http://apudepa.com/wp-content/uploads/2016/03/PERIODICO-2b.pdf