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La Epifanía. Roland de Mois. Museo Provincial. Zaragoza.


En la sala dedicada al segundo Renacimiento del Museo Provincial de Zaragoza, podemos contemplar esta obra, considerada la pintura sobre tabla más grande del museo zaragozano. Su autor fue el pintor y mercader bruselense Roland de Mois (Rolan de Moys), documentado en Zaragoza entre 1571-1593. Se sabe que este pintor llegó a Aragón en 1559 acompañando a don Martín de Gurrea y Aragón, IV duque de Villahermosa, noble culto, prototipo del coleccionista renacentista, quien durante su estancia en los Países Bajos contactó con los pintores flamencos Pablo Scheppers y Roland de Mois, formados en Italia dentro del manierismo rafaelesco, para traerlos a Aragón y trabajar a su servicio. Las obras de ambos pintores muchas veces se confunden, al no existir suficiente documentación para separar los respectivos trabajos realizados por cada uno de ellos. La llegada de ambos pintores flamencos cambió el panorama del arte pictórico en Aragón, ya que estos trajeron consigo los nuevos postulados de la pintura de la Contrarreforma, siendo considerados innovadores de la pintura aragonesa y navarra del último tercio del siglo XVI.


No se conservan datos anteriores a su llegada a Aragón, pero por algunas características de su obra, se puede pensar que conoció la obra de los pintores venecianos y napolitanos, antes de establecerse en Zaragoza. Roland se casó en dos ocasiones, alcanzando cierto prestigio social, como podemos comprobar en los escritos del también pintor Jusepe Martínez, quién lo consideraba "un maravilloso retratador". Las primeras noticias documentadas lo sitúan en diciembre de 1571 en Zaragoza, en donde vivió hasta el año de su muerte, en 1592. Se estableció en el barrio de san Pablo, abriendo un taller con numerosos ayudantes. Gracias a los numerosos encargos, retratos y temas de carácter religioso, pudo reunir un fuerte patrimonio, ya que incluso la comunidad del Monasterio de Predicadores de Zaragoza le concedió en 1589 una capilla funeraria, para la que pintó una Epifanía, que bien pudiera ser esta que se conserva en el museo zaragozano.


En el año 1571, junto a Scheppers comenzó el retablo mayor de la iglesia del monasterio de la Oliva en Carcastillo (Navarra). El retablo, dedicado a la Asunción de la Virgen y conservado actualmente en la parroquial de San Pedro de Tafalla, se convertirá en arquetipo de la posterior producción de Mois.


La Epifanía es la representación de los tres Reyes Magos en el momento de adorar al Niño en Belén y ofrecerle sus regalos. Es uno de los episodios más reproducido en el Ciclo de la Infancia de Cristo, porque en él se simboliza la idea de salvación para toda la humanidad, plasmada por los tres reyes que llegan a adorar al Niño desde lejanos lugares.


El tema de los Reyes Magos es algo controvertido, ya que según las fuentes a las que se acude hablan de tres, dos, cuatro e incluso doce. Este episodio sólo se nombra en el Evangelio de san Mateo (Mt.2, 1-12), en el que se narra la llegada a Belén de unos magos o sabios astrólogos (sin indicar el número exacto), que desde Oriente y siguiendo una estrella van buscando al Mesías. La brillante estrella se detuvo en un humilde lugar donde se encontraban María, san José y Jesús recién nacido. Una vez allí le ofrecieron los presentes que le habían traído desde sus lejanos países: oro (por su condición de rey), incienso (por su condición divina), y mirra (por su condición humana).


En otros evangelios apócrifos, el tema se trata con más detalle, sobre todo en el “Evangelio Armenio de la Infancia” (siglo VI), donde se les nombra como Melchor, Gaspar y Baltasar. También en el siglo VII-VIII en un documento, erróneamente atribuido a Beda el Venerable, se identifica a Melchor como un anciano que entrega al Niño el oro; a Gaspar, como un hombre maduro que le regala el incienso; y a Baltasar a veces de piel oscura (más en el siglo XIV, generalizándose en el siglo XVI), más joven e incluso imberbe, que le entrega la mirra. Finalmente se representarán tres reyes, relacionados con la Trinidad, las tres edades del hombre, y los tres continentes en aquella época conocidos…


En la Adoración de los Magos de Mois se sigue el relato del Evangelio de San Mateo: “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra”. Evangelio de Mateo (2, 11), versión Reina-Valera, 1960.


El tema de la Epifanía lo pintó en varias ocasiones: en los monasterios navarros de la Oliva (hoy en san Pedro de Tafalla), y en el de Fitero; repitiéndolo, en este caso, para su capilla funeraria en la iglesia del Monasterio de Predicadores de Zaragoza. Estas epifanías han sido comparadas con las de "Cornelis de Smet de la catedral de Amberes y la de Giuseppe Salerno en la iglesia siciliana de Chiusa Schafani. Todas ellas quizás tomaron como modelo la versión realizada por Giulio Clovio, grabada por Philippe Thomassin, bajo modelo de Cornelis Cort en torno a 1567".


La acción se desarrolla dentro de un edificio medio ruinoso con elementos arquitectónicos clásicos y medievales. A la derecha aparecen los Reyes Magos, acompañados de su séquito, mientras a la izquierda se sitúa la Sagrada Familia.


En esta obra vemos detalles que nos corroboran que en ella la mano del taller del pintor fue importante: manos muy alargadas y repetidas, colores muy contrastados, aunque también podemos ver las características típicas de este autor: formas refinadas, pintura lisa, tratamiento de las transparencias (en el halo de la Virgen), carnaciones de blanco rosáceo y juego de colores tornasolados de cálidos carmines y fríos verdes.


El óleo fue restaurado en 2020 por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón; siendo el encargado de su rehabilitación Pedro Perales Burgaz, quien la limpió, asentando la policromía, y descubriendo las huellas del pintor en las hojas de los árboles, que demuestran que el artista utilizó los dedos para pintarlas.


El grupo principal lo forman tres personajes, sobre los que incide el punto de luz: la Virgen María con el Niño en su regazo, y el rey Melchor, que postrado a los pies de ambos, con elegante ademán, les ofrece su respeto. Apoya su mano derecha en la arqueta que ha traído como presente al recién nacido; colocando contra su pecho el sombrero que le cubría, en actitud de humildad y deferencia. El Niño Jesús, levanta su brazo derecho señalando a su madre, mientras dirige su tierna mirada hacia el anciano.


Se puede observar en las figuras, de cuidado dibujo, un magnífico juego de luces y sombras para sugerir los volúmenes y el drapeado de las ricas vestimentas.


El punto de luz incide en la figura de María y el Niño. María está arropando dulcemente al Niño con elegante ademán, destacando la finura de sus dedos. María es una mujer joven de aspecto sereno, vestida con una túnica rosada que cubre con un manto azul. Sus ojos almendrados y nariz recta le dan un aspecto muy elegante. Está representada en su aspecto maternal, muy en contacto con su hijo, cogiéndole su pie izquierdo, y arropándole.


En un segundo plano a la izquierda, san José contemplando la escena, de tamaño algo menor que la Virgen. Su actitud es de recogimiento y atención. Los Evangelios Canónicos no mencionan la presencia de san José en el episodio de la Epifanía, en cambio en los Apócrifos si aparece.


La figura de San José ha tenido gran importancia dentro del culto cristiano, aunque en las obras de arte no siempre le dieron el lugar que le correspondía. En la Edad Media se le relegó a un segundo plano, representándolo como un anciano y casi oculto en las escenas en las que aparecía, pero nunca como protagonista de su propia historia, sino en relación con la vida de la Virgen o la infancia de Jesús, pero que tras la Presentación de Jesús en el Templo no vuelve a ser nombrado.


En el mismo segundo plano, pero a la derecha, aparecen los otros dos Reyes Magos, Gaspar y Baltasar, Gaspar contemplando la escena principal, en la que el rey Melchor está adorando al Niño Jesús. A la derecha, el rey Baltasar, mucho más joven y esbelto, en actitud de recoger el presente, que le acerca uno de sus pajes, y que va a ofrecer al Niño. Viste loriga sobre la que lleva una vistosa capa roja, portando en su oreja izquierda un brillante pendiente. En un principio a los tres reyes se les representaban como de una misma raza, vestidos con un similar traje oriental, pero con el tiempo se individualizaron, cada uno tuvo rasgos propios que los asociaba con las tres edades de la vida y con las tres partes del mundo por aquél entonces conocidas: Europa, Asia y África. La representación de un Rey Mago negro en el arte cristiano no comenzó hasta finales del siglo XIV, generalizándose ya en el siglo XVI.


Tras ellos, su séquito; a la derecha del rey Baltasar vemos a un paje que sujeta el caballo del rey por las bridas. Nos recuerda, en cierta manera, al mismo lacayo, también vestido de verde, y en fuerte escorzo, que pintó Paolo Scheppers en la pintura de la Epifanía de este mismo museo, procedente de la iglesia del convento de Predicadores de la Orden de santo Domingo de Zaragoza.


Al fondo vemos una segunda comitiva está entrando en la ciudad amurallada, a través del arco de entrada que se abre en ella.


Hasta aquí este pequeño estudio de una de las obras que merece la pena ver en el Museo Provincial de Zaragoza, un museo lleno de sorpresas.


Hasta el próximo vuelo.



BIBLIOGRAFÍA:


-CRIADO MAINAR, Jesús: El retablo mayor del monasterio de la Oliva (1571-1587) y la renovación de la pintura zaragozana. Nuevas precisiones documentales, Zaragoza, Artigrama nº 26, 2011. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/anotaciones-al-pintor-flamenco-pablo-schepers-0/html/01452cfe-82b2-11df-acc7-002185ce6064_4.html


- MARTÍNEZ, Jusepe: Discursos practicables del nobilísimo arte de la pintura, 1675 (Madrid, Cátedra, 2006, págs. 253-254).


-BENITO DOMÉNECH, Fernando: Anotaciones al pintor flamenco Pablo Schepers. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de san Fernando. Segundo Semestre de 1991, nº 73.


- Catálogo del Museo Provincial de Pintura y Escultura de Zaragoza. Zaragoza (m): Establecimiento Tipográfico de Calixto Ariño, 1867. p. 23, nº 8.: http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/catalogo/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=195575


-DÍAZ PADRÓN, M; et álii. 400 años de pintura española: [catálogo de exposición], 19 de febrero -19 de abril 1981, Caracas. Caracas: 1981. nº 19.


-LACARRA DUCAY, Mª Del Carmen; MORTE GARCÍA, C.; AZPEITIA BURGOS, Angel. Museo de Zaragoza : Sección de Bellas Artes. BELTRÁN LLORIS, Miguel(prol). Zaragoza (m): Ibercaja, 1990. p. 72, lam. 89-90.


-VV.AA.: El esplendor del Renacimiento en Aragón. Museo de Zaragoza, febrero-mayo 2010. Catálogo.


-VV.AA.. Aragón y la pintura del Renacimiento : [exposición], Zaragoza del 9 de octubre al 30 de noviembre de 1990, Museo e Instituto Camón Aznar. Ibercaja, 1990. pp. 183-185.


-Voz «Roland de Mois», en la Gran Enciclopedia Aragonesa (en línea).


-FERNÁNDEZ GRACIA, Ricardo: Imágenes de la Epifanía. https://www.academia.edu/35600261/_Los_trabajos_y_los_d%C3%ADas_en_el_arte_navarro_16_._Im%C3%A1genes_de_la_Epifan%C3%ADa_._Diario_de_Navarra_5_de_enero_de_2018_p%C3%A1gs._56-57


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