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Anento (Zaragoza). Un lugar donde la naturaleza y el arte van de la mano.

  • Foto del escritor: Guadalupe Ferrández Sancho
    Guadalupe Ferrández Sancho
  • 28 ago 2021
  • 10 Min. de lectura

Actualizado: 4 sept 2021


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Anento es un pueblecito de estructura medieval ubicado en la comarca zaragozana del Campo de Daroca, en un frondoso valle regado por el manantial Aguallueve, afluente del Jiloca, a unos 85 Km de Zaragoza y 20 de Daroca, que se ha convertido en un excelente lugar para visitar. En los años 60-70 el pueblo comenzó a despoblarse, hasta el punto que solo residía en él un pastor; hasta que un grupo de jóvenes, en los años 80, logró rehabilitarlo, ya que más de la mitad de las viviendas se encontraban en total ruina y no había ninguna calle asfaltada, convirtiéndolo en el pueblo encantador que hoy podemos admirar. Elegido en el año 2015, uno de los pueblos más bonitos de España.


Está situado en la ladera del monte de Santa Bárbara, un "tozal" del característico color rojizo que predomina en el lugar. Documentalmente el lugar es nombrado por primera vez en 1357, fecha en la que los habitantes del castillo, situado en la parte alta del "tozal", defendían la fortaleza que estaba siendo atacada, durante la Guerra de los dos Pedros (conflicto entre Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón, entre 1356 y 1369), por el ejército castellano. Según los Anales de Aragón de Jerónimo Zurita, la localidad fue incendiada, aunque sus habitantes resistieron el ataque del ejército castellano.


Anento perteneció a la Comunidad de Daroca, fundada en el siglo XII por el Conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, y formada por 106 lugares, hasta 1834, año en el que se disolvió, pasando Anento a ser una localidad independiente.


Nuestra visita fue en el mes de marzo, pero os recomiendo que vayáis en primavera, ya que todas las casas están adornadas con flores y es una sinfonía de colores. Nada más entrar en el pueblo, a la izquierda, está el amplio parking municipal (antiguo campo de fútbol), en donde se puede dejar el coche, ya que el pueblecito es muy pequeño y sus calles estrechas no permiten el tráfico rodado.


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Calle de santa Bárbara.


Dejando el parking, subimos por la calle Santa Bárbara, en donde ya pudimos ver las empinadas calles y sus casitas realizadas en tapial, con decoraciones en piedra y pintadas con vistosos colores.


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Calle de santa Bárbara, denominada así porque en lo alto de la misma se ubica la ermita bajo la advocación de esta santa.


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La ermita de santa Bárbara puede pasar desapercibida, ya que se sitúa entre las viviendas del pueblo. Sobre ellas se alza el tozal, llamado también de Santa Bárbara, en donde se ubican los restos del castillo.


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Ermita de Santa Bárbara.


Esta sencilla ermita está integrada en el casco urbano, motivo por el cual puede pasar desapercibida. Es un pequeño edificio rectangular con muros de mampostería y techumbre a doble vertiente. En su interior se conserva un retablo pintado dedicado a la santa.


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Dejando la calle de santa Bárbara nos encaminamos hacia la plaza del Pilón o "Plaza del árbol de piedra", en la que se sitúa la oficina de Información y Turismo.


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Monumento al chopo cabecero.


En esta amplia plaza nos encontramos con el conocido como "Árbol de Piedra". En realidad se trata de una fuente situada en frente de la Oficina de Turismo. La obra está dedicada al chopo cabecero, que es el nombre popular por el que se conoce el chopo negro tras ser podado con la parte superior del tronco más gruesa, de ahí el nombre de cabecero.


Este árbol de piedra está realizado mediante piedras calizas que conforman un chopo cabecero con un grueso tronco del que salen tres prolongaciones que representan las ramas del árbol.


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Oficina de Información y Turismo.


Se trata de un coqueto edificio situado al fondo de la amplia plaza, cubierto de yedra. En donde nos informan del recorrido para conocer Anento y su famoso Aguallueve. Es recomendable visitarlo, ya que te indican los lugares que se pueden visitar: el núcleo urbano, la iglesia, el castillo, el torreón celtibérico, el recuenco o paraje natural formado por el desprendimiento natural de tierra debido a las lluvias, y el Aguallueve.


Desde este punto parten las calles que te conducen a la iglesia y al centro del pueblo; y al paraje natural de Aguallueve.


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En primer lugar visitaremos el casco urbano de este precioso lugar. Paseando por sus callejuelas y sus rincones, que muestran su pasado medieval.


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Rincón calle La Torre.


Es una delicia pasear por sus calles y contemplar los detalles que te encuentras en cada uno de sus recovecos. Las casas pintadas de alegres colores y las ventanas y puertas remarcadas con el color añil, tan característico en las fachadas de las casas del Aragón de los siglos XVII y XVIII. Este color se obtenía en el pasado mezclando el azulete destinado a blanquear la ropa con cal.


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En el centro del pueblo hay señalizaciones que te indican la ruta de los rincones con encanto que puedes encontrar en este pequeño, pero precioso pueblo.


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Detalle del patio interior de la vivienda anterior.


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Paseando, llegas a plazuelas y calles empinadas que conducen hacia la iglesia de san Blas.


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Otro bonito rincón en la calle de la Iglesia.


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Algunas casas aún conservan sus portadas en arco apuntado, vestigio de épocas anteriores.


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Anento es un pueblo alegre, con estrechas callejuelas y casitas realizadas en tapial pintadas con colores vistosos. En primavera las flores decoran el exterior de sus fachadas.


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Son de destacar los detalles que podemos contemplar, como en esta casita, en cuya ventana podemos ver una serie de recipientes populares de barro.


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En muchas viviendas vemos remarcados vanos y puertas con piedras recortadas que nos recuerdan a las casitas de los cuentos infantiles.


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Al fondo de la calle de la iglesia vislumbramos la fachada occidental de la iglesia de san Blas.


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Iglesia de san Blas.


En el hastial occidental se abre una portada, renacentista muy sencilla, con vano adintelado sobre ménsulas, con hornacina y ventanal superior apuntado.


En el templo se diferencian dos etapas constructivas: la primera, en estilo tardo-románico, datable en el siglo XIII; y la ampliación llevada a cabo en el siglo XIV, añadiéndose el pórtico, la portada gótica y la torre.


En los sucesivos trabajos de rehabilitación de la iglesia, por parte del arquitecto Miguel Ángel Bordejé, se recuperó el "viejo atrio de la iglesia parroquial, camuflado en el interior de la casa parroquial, así como la aparición de la primitiva puerta románica de acceso al edificio, así como las pinturas murales que bajo espesa capa de yeso se escondían en la cabecera y bóvedas", como luego veremos.


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Torre de la iglesia de san Blas.


La torre se sitúa en la cabecera, en el lado del Evangelio. Fue realizada en el siglo XV. Consta de tres pisos, el inferior totalmente cerrado; en el segundo, se abren aspilleras; y en el último, se abren vanos apuntados en donde se alojan las campanas.



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Fachada sur de la iglesia de san Blas.


El pórtico que da acceso a la iglesia fue realizado en el siglo XIV. En él se abren varias ventanas geminadas, decoradas con tracería gótica y una portada en arco apuntado que se abre enfrente de la portada románica del templo.


La portada gótica está formada por un arco apuntado con tres arquivoltas sin decoración.


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Atrio de la iglesia de san Blas.


En el siglo XIV se construyó un atrio en estilo gótico para guarecer la portada de la iglesia. Es un recinto de cuatro tramos que se cubren con bóvedas de crucería, cuyos nervios apean sobre ménsulas. En sus muros se abren varias ventanas decoradas con tracería gótica.



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Portada principal de la iglesia de san Blas.


La portada es del siglo XIII con arco de medio punto y arquivoltas decoradas con dientes de sierra y rosetas.


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Interior de la iglesia de san Blas.


Estamos ante un templo de una sola nave, dividida en nueve tramos por arcos fajones apuntados, cubierta con bóveda de cañón apuntado. En el lado derecho podemos ver un púlpito mudéjar del siglo XVI. En esa misma época se construyó el coro, decorado con labores mudéjares, y tres retablos, dedicados a san Juan Bautista, a San Roque y a San Antonio.


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Retablo de san Blas.


Este retablo es una verdadera joya del gótico aragonés, realizada entre 1431 y 1456 por el Maestro Blasco de Grañén. Está dedicado a san Blas, obispo de Sebaste; a la Virgen de la Misericordia; y a santo Tomás Becket o de Canterbury (iconografía inusual). El retablo fue restaurado por la Diputación de Zaragoza.


El retablo está formado por un banco con diez tablas, cinco a cada lado del tabernáculo central. En las tablas se pintaron escenas de la Pasión y Muerte de Cristo.


El cuerpo principal tiene nueve calles y polseras. Se representan escenas de la vida de los titulares: en la parte central de la de san Blas, a la izquierda de la de la Virgen María; y a la derecha, pasajes de la leyenda de santo Tomás Becket.


En el ático vemos a san Miguel arcángel, santa Catalina de Alejandría, Santa Lucía de Siracusa, Santa Bárbara, y los profetas, David e Isaías. Corona el retablo el Calvario típico aragonés. En las polseras se pintaron ángeles mancebos con los instrumentos de la Pasión, con los escudos de los que encargaron la obra: los arzobispos Francisco Clemente Capera (1415-1419); y Don Dalmau de Mur (1431-1456).


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Pinturas góticas del siglo XIV.


La iglesia parece que estuvo decorada con pinturas murales, realizadas en el siglo XIV, en estilo franco-gótico. Fueron descubiertas en el año 1989 en los trabajos de rehabilitación del edificio, como ya hemos comentado. Estas pinturas murales estaban cubiertas por una espesa capa de yeso. Según el profesor Fabián Mañas sus autores fueron los mismos que realizaron las de la iglesia de san Miguel de Daroca.

Solo se conservan parte de las que cubrían los dos primeros tramos de la nave, y parte de la cabecera (aunque parte quedan ocultas por el retablo).


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Pinturas murales. Iglesia de san Blas.


Se representa a Cristo, ángeles, apóstoles, profetas, reyes, santos y mártires, y la resurrección de los muertos. También podemos vislumbrar el Señal de Aragón, y diversos escudos nobiliarios.


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Tras contemplar la magnífica iglesia, estamos ya preparados para conocer otro elemento importante en Anento: el singular paraje natural de Aguallueve. Dejamos atrás la oficina de turismo y no encaminamos a disfrutar de la naturaleza.


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Por un cómodo sendero que parte desde la plaza del pueblo se accede al paseo circular (unos dos kilómetros y medio) que nos llevará a conocer las llamadas "lágrimas" de Aguallueve y el bonito relieve kárstico que se ha formado por la erosión del agua. Según la estación en la que lo visites encontrarás un paisaje diferente, en invierno las gotas de agua se congelan formando estalactitas de hielo, creando un verdadero espectáculo.


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Caminando por el sendero, antiguo camino a Lechón, podemos contemplar a nuestra izquierda, el núcleo urbano de Anento y en lo alto su castillo.


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Peirón del Pilar.


Siguiendo la ruta, en el lado derecho del sendero, encontramos el peirón del Pilar, rehabilitado recientemente. Tiene tres cuerpos de planta cuadrada. La base es de hormigón, sobre la que se alzan dos cuerpos en ladrillo decorado con cerámica, al estilo mudéjar y rematado con una cruz de hierro. En la hornacina se puede ver una imagen de la Virgen del Pilar.


También se conserva otro peirón con el nombre de Virgen del Rosario, situado en el camino que lleva hasta Báguena.


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Pronto comenzamos a oír el sonido del agua al caer, y podemos contemplar como una ligera lluvia desciende de la parte superior del monte.


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La erosión de varios manantiales, surgidos de los acuíferos, aguas subterráneas del Campo de Romanos, han formado pequeñas grutas que podemos visitar durante el paseo hacia Aguallueve.


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Las aguas se cuelan entre la caliza y la arcilla y salen en forma de gotas de agua que erosionan el relieve y con el paso del tiempo han formado oquedades que proporcionan un paisaje idilico.


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Al final del recorrido vemos un pequeño estanque de aguas transparentes, que recoge las aguas de los manantiales o "aguallueves", los que han originado el espectacular relieve kárstico. En él han crecido los juncos, helechos y otras especies vegetales como pinos, chopos, arbustos, etc.


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El lugar tiene un pequeño microclima durante todo el año. El agua de esta balsa se canaliza y se utiliza para el riego de la huerta.


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En el muro del fondo del paraje se ha formado una pequeña cascada.


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En el pequeño salto de agua, vemos los característicos helechos fontanos denominados "culantrillos de pozo".


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A pesar de su pequeño tamaño, la cascada es un verdadero espectáculo.


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Tomamos el sendero que parte de la cascada, a la derecha de la misma, para seguir el circuito circular del paraje y regresar al pueblo. Por el camino encontramos este curioso cartel: "Se busca monstruo inmundo y malvado que deja este rastro en Anento". El cartel lo ha puesto Rosa, una de las personas que ha puesto su granito de arena para que Anento sea conocido, es la responsable de la oficina de turismo y de la Casa-Cueva de Rosa, una preciosa vivienda llena de encanto.


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Regresando al pueblo por este sendero encontramos rincones llenos de encanto, como este merendero.


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A la derecha del camino vemos la esscalera que da acceso a la cima del "tozal de Santa Bárbara" y al castillo.


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El sendero que nos conduce de regreso al pueblo va por la parte izquierda del valle, y pasa por la balsa del antiguo molino.


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Ya en Anento pueblo podemos vislumbrar en la ladera de santa Bárbara, debajo del castillo, algunas cuevas. Éstas pudieron servir como graneros en tiempos pasados, o bien para alojar animales (ya que en algunas se conservan pesebres tallados en la piedra), o también para ser utilizados como refugio.


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En la localidad son numerosas las viviendas-cueva, excavadas aprovechando el terreno arcilloso y blando. Además, muchas de las casas de la localidad cuentan con sus propias cuevas: aprovechando el material arcilloso y maleable del terreno, muchas viviendas tienen habitaciones dentro de la montaña.


En ellas se conserva una temperatura estable y agradable, frescas en invierno y no tan frías en invierno.


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Otro rincón que no hay que perderse, son las chimeneas de Anento, en la parte alta del pueblo.


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Otra curiosa chimenea con un botijo como remate de una rústica chimenea.


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Castillo.


Se alza en lo alto de la localidad. Se conoce su existencia ya en 1357. Sus orígenes son musulmanes (siglo XII), siendo conquistado por Alfonso I en una de sus primeras campañas, manteniendo su importancia estratégica por su posición fronteriza con Castilla. Fue un punto importante en la Guerra de los dos Pedros, siendo incendiado por los castellanos y defendido por los aragoneses hasta tal punto que nunca fue tomado por aquellos. Fue restaurado y posteriormente, en 1430, nuevamente atacado por el castellano Álvaro de Luna, en constante lucha con Aragón. En 1609 consta como propiedad del arzobispo de Zaragoza.


Tras la restauración llevada a cabo entre 2001-2004, solo se conservan restos de la construcción medieval: la fachada oriental, con la puerta de entrada, un foso, dos torres gemelas y restos de una tercera.


El castillo permaneció bastante tiempo en la Lista Roja de Patrimonio debido a su gran deterioro, saliendo de ella en el año 2010. Es Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón desde 2006.


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Torreón de san Cristóbal.


Situado en lo alto, sobre la margen izquierda del valle del Aguallueve, encontramos los restos de un torreón de origen celtíbero (hacia el 200 a. C.).



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Hasta aquí el vuelo por este encantador pueblecito, y tal como se puede leer en la "portalada" de una de sus casas: "No te pedimos que limpies nuestro pueblo, solo que no lo ensucies. Gracias". Espero que os haya gustado.


Hasta el próximo vuelo.


Como colofón os pongo un pequeño vídeo del idílico paraje de Aguallueve. Espero que os guste:




BIBLIOGRAFÍA:


-GUITART APARICIO, CRISTÓBAL. Castillos de Aragón, Librería General, Zaragoza, 1999, p. 122, tomo II.


-- VALERO, F. "Un pueblo devuelto a la vida" El Periódico de Aragón, 12 de febrero de 2017, página 20.


-MAÑAS BALLESTÍN, Fabián, Comarca del Campo de Daroca, Colección Territorio 8 , 2003.


-Joyas de un Patrimonio, III, Restauraciones de la Diputación de Zaragoza (1999-2003), Zaragoza, Imprenta Provincial 2003.


-LACARRA DUCAY, Mª del Carmen, Blasco de Grañén, pintor de retablos (1422-1459).


-Agradezco a Florencio Ferrández Sancho su aportación.



-TOLOSA, José Antonio: https://www.aragonmudejar.com/daroca/anento/anento1.htm


-http://www.sipca.es/censo/7-INM-ZAR-024-028-001/Iglesia/de/San/Blas.html#.YRbfhYgzbb0




 
 
 
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