top of page

El sepulcro de Doña Sancha. Monasterio de las Benedictinas de Jaca (Huesca).

En el año 2015 una noticia saltó a los medios de comunicación, se había nombrado a la primera mujer obispo, pertenecía a la iglesia de Inglaterra. Pero eso no es del todo cierto. La primera mujer obispo fue ordenada en Aragón en el siglo XI. Estamos hablando de la hija del rey Ramiro I y hermana del rey Sancho Ramírez, la conocida como "Condesa Doña Sancha". Una mujer adelantada a su tiempo.


Al final de la calle Mayor y adosada a los restos de la antigua muralla de la villa de Jaca encontramos el real monasterio de las Benedictinas (también conocido como “Las Benitas”), realizado a instancias de Felipe II. El conjunto hoy en día se encuentra muy reformado. La iglesia, dedicada al Salvador y a San Ginés, está situada en el mismo punto en donde se ubicaba el antiguo palacio de Ramiro I. Actualmente podemos ver varios edificios, a la izquierda, la mencionada iglesia del Salvador y San Ginés; y a la derecha el convento nuevo de las “Benitas”.


Está considerado Patrimonio de la Humanidad, al estar ubicado en la ciudad de Jaca, perteneciente al Camino de Santiago francés por Aragón, declarado patrimonio de la Humanidad en el año 1993.


En un primer momento la comunidad de las benedictinas se estableció en Santa Cruz de La Seros (http://www.elviajedelalibelula.com/#!Santa-Cruz-de-La-Seros-Huesca/cu6k/567171600cf24ae5e00b03ac), en el monasterio de Santa María. Este cenobio alcanzó su máximo esplendor con la llegada de las hijas del rey Ramiro I, sobre todo a partir de 1070 con la presencia de la condesa Doña Sancha, viuda del conde Armengoll II de Urgel; la cual ejerció de abadesa, siendo muy fructífero su mandato.


En la fotografía la iglesia de Santa María de Santa Cruz de La Serós (Huesca), el único vestigio que queda del monasterio que ahí hubo.


Sancha fue una de las mujeres más importantes de su tiempo, apoyando a su hermano el rey Sancho Ramírez; y posteriormente a su sobrino Pedro I. Fue una mujer de gran personalidad, su hermano la puso al frente del obispado de Pamplona entre 1082 y 1083 para evitar que fuera elegido su hermano García, el cual se oponía al cambio del rito mozárabe por el romano; su elección fue un hecho inaudito en esa época (y en cualquiera), pasando a la historia como la primera mujer obispo. También fue abadesa del monasterio masculino de San Pedro de Siresa desde 1082 hasta su muerte en 1097, un centro político y cultural de gran importancia. Se le puede considerar uno de los personajes femeninos más influyentes en los orígenes del Reino de Aragón.


Doña Sancha murió en 1097, siendo enterrada, en la iglesia de Santa Cruz de La Serós, en un precioso sarcófago encargado por Pedro I o Alfonso I (no se sabe con certeza), sus sobrinos, a los cuales educó. Fuera quien fuera el que mandó labrar este magnífico sarcófago, lo hizo en reconocimiento a la gran labor llevada a cabo por Doña Sancha en beneficio del Reino de Aragón.


Tanto esta tumba como las de sus hermanas Urraca y Teresa se ubicaron en una capilla del claustro (uno de estos sepulcros se conserva hoy en día en la sala de Doña Petronila del Museo de Huesca. Fue comprado por el Estado en pública subasta celebrada en la sala Blaclis de Barcelona, en el año 2011).

En el año 1555 las monjas abandonaron Santa Cruz de La Seros, llegando a Jaca, donde se establecieron al final de la calle Mayor, como ya hemos comentado anteriormente. La iglesia está dividida en dos partes, una subterránea decorada con pinturas románicas (que hoy podemos contemplar en el museo del nuevo monasterio); y la iglesia alta o de San Ginés, que fue cedida a las monjas por la cofradía de San Ginés en 1579. De esta primera construcción sólo queda la sencilla portada románica y el ábside, ya que la iglesia original fue reformada en el siglo XVIII.


El sarcófago permaneció en Santa Cruz de La Seros, donde el tiempo hizo mella en él. Dado el estado del mismo, en el año 1622, la abadesa por aquel entonces del monasterio de Jaca, doña Jerónima Abarca, decidió trasladarlo y conservarlo en Jaca; depositando en su interior los restos de las tres hijas de Ramiro I (Urraca, Teresa y Sancha). En la iglesia de San Ginés se colocó el 10 de mayo de 1640 una placa donde se relata el traslado del sarcófago (hoy en día conservada en el museo del nuevo convento).


El traslado del sepulcro se verificó por medio de un arca de madera y con la ayuda de unos rodillos de madera, que fueron empujando desde Santa Cruz de La Serós hasta Jaca. Se tardó cuatro días en recorrer la distancia que existía entre los dos monasterios (unos 15 km.)


Detalle de la inscripción: “AQUÍ JACE Dª URRACA / MOJA Y FUNDADORA DE ESTE REAL / MONASTERIO Dª SANCHA CONDESA / DE TOLOSA Y Dª TERESA DE PROVENZA / HIJAS DE RAMIRO REY DE ARAGON/ TRASLADO SUS GUESOS DEL MONAST- / ERO DE STA + DE LA SEROS ABADESA LA / MVI IIIº S.D. GERONIMA ABARCA ABA- / DESSA A 22 DE NOBIEMBRE DE 1622 / HIZOSE A 10 DE MAYO DE 1640”.


En el año 2008 la profesora Begoña Martínez Jarreta, catedrática de Medicina Legal y Forense de la Universidad de Zaragoza, y su equipo, comenzaron un estudio de los restos de los primeros miembros de la familia real aragonesa que se encontraban en el panteón real de San Juan de La Peña (Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I); en San Pedro el Viejo de Huesca (Alfonso I y Ramiro II); y en este sepulcro. El estudio ha durado tres años, finalizándose en el año 2011. En el sepulcro de Doña Sancha se han identificado los restos de nueve personas: las tres infantas, la abuela de éstas, Sancha (madre de Ramiro I); y otros restos de mujeres adultas y cuatro niños.

El sepulcro se colocó en la iglesia de San Ginés, en un primer momento en el coro, posteriormente en la sala capitular; y finalmente en la primera capilla a la izquierda, a los pies de la iglesia, donde permaneció hasta el año 2013.


Fotografía realizada por Juan Mora Insa, hoy en el Archivo histórico Provincial de Zaragoza.


En el año 2013 se colocó en una de las aulas del nuevo monasterio, rehabilitada como pequeño museo. Un año más tarde fue declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón. En su nueva ubicación se puede ver el espléndido sarcófago por sus cuatro lados, junto a las pinturas románicas (ocho paneles) de la cripta de San Salvador, que, el historiador y arquitecto, José Gudiol trasladó a lienzo y que hasta entonces había estado guardadas en el oratorio privado del monasterio.

El autor de esta obra es conocido con el nombre de “Maestro de Doña Sancha”, del cual se conservan otras obras en la catedral de Jaca, en Santa Cruz de La Seros y San Pedro el Viejo de Huesca. Se trata de una de las obras más importantes dentro del románico europeo, tanto por su talla cómo por su iconografía. Está decorado por sus cuatro lados. La tapa se ha perdido desgraciadamente, y hoy la cubre una sencilla losa de piedra.


En la cara principal vemos tres escenas de la vida de Doña Sancha.


A la derecha se representa, bajo un arco de medio punto que apoya en capiteles con decoración vegetal, a Doña Sancha, sentada, y acompañada por sus hermanas Teresa y Urraca, también profesas en el mismo monasterio. Doña Sancha está sentada en una silla de tijeras, símbolo en aquella época de una sede regia o de un gran prelado, y vestida de pontifical, dado el rango que alcanzó a lo largo de su vida.


Detalle de las tres hermanas. Si nos fijamos el tamaño de las figuras son distintas, quizás sea un símbolo de jerarquía. Representando a Doña Sancha en la parte central y de mayor tamaño. Llevan peinados muy similares y originales, con trenzados concéntricos.

Detalle del rostro de Doña Sancha. Es un rostro redondo y mofletudo, con grandes ojos almendrados, tal y como vemos en las restantes figuras de este lado del sepulcro. Es una característica del autor.


Detalle de los pliegues de las vestiduras. El escultor que realizó este lado del sarcófago fue muy detallista en sus representaciones, talladas con gran finura; muy del estilo del tímpano de San Pedro el Viejo de Huesca.

En el centro, dos ángeles sujetan una mandorla, en la que se representa el alma de la difunta, totalmente desnuda y asexuada (tal y cómo se representaba en aquella época el alma del difunto). La escena está separada de las otras dos mediante dos columnitas sobre cuyos capiteles se apoyan dos águilas que llevan en sus patas un libro. Lo curioso es que esta escena no está cubierta por un arco, como las dos de los extremos, para dar de esa manera más sensación de ascensión del alma hacia el cielo.


Detalle del alma de Doña Sancha, ya hemos comentado anteriormente que aparece desnuda, con cuerpo de niña y asexuada, símbolo de la pureza de su alma.


Uno de los ángeles que sujetan la mandorla en la que aparece el alma de la abadesa. Se le ha representado con grandes alas desplegadas, talladas con gran minuciosidad, al igual que los pliegues de las vestiduras. Fijaros en el rostro, siguiendo el estilo que hemos comentado anteriormente, rostro redondo, con abultados mofletes y ojos almendrados.


Detalle de una de las águilas que se posan en los capiteles de las columnitas que separan las escenas.

A la izquierda el cortejo fúnebre celebrado por el obispo Pedro de Jaca, el cual está representado con báculo; a ambos lados dos clérigos portando un incensario, una naveta y un libro sacramental. Tenemos que tener en cuenta que los objetos litúrgicos: cruz, incensario y libro son objetos que hacen referencia a la celebración de las exequias o funerales y eran portados por clérigos.


Detalle de la escena anterior. Es de resaltar el tratamiento de los cabellos.

En la cara posterior, se puede observar una factura mucho más tosca, lo que nos demuestra que en ella trabajó un segundo maestro. Actualmente se cree que fueron contemporáneos, es decir, que ambos lados se realizaron en la misma época.


Se representan tres escenas, cobijadas bajo arcos de medio punto que apoyan en columnillas. En la parte central y en la izquierda una escena que realmente no se sabe su significado: dos caballeros están preparados para el combate, como si de un torneo medieval se tratara. Para algunos pudiera tratarse de la representación simbólica de la creación y consolidación de la Corona de Aragón; la lucha del bien y el mal; o la conquista de Aragón frente a los musulmanes. Incluso se ha querido ver en ella la representación de la vida cortesana de la época en la que le tocó vivir a Doña Sancha. En el lado derecho se representa a un joven luchando con un león.

Detalle del caballero de la izquierda que prepara su lanza para atacar a su contrario que se encuentra en el centro de la escena. El autor de este lado del sarcófago es más tosco en el modelado, los rostros son totalmente diferentes si los comparamos con los del lado principal; en este caso son más alargados; los cabellos ondulados; los vestidos con detalles de pedrería o bordados, pero rígidos. En esta escena podemos observar la profunda grieta que se ha abierto en esta parte del sepulcro.


Parte central del sarcófago, vemos al otro contrincante en el torneo. Los caballeros van vestidos con faldas cortas, portando escudos. Ejemplos parecidos a estos caballeros encontramos en obras de Lombardía, datadas de finales del siglo XI o principios del XII. Según A. Kingsley Portee, en esa época en Aragón, Lombardía, Apulia y Borgoña, sobre todo en los puntos de peregrinación, florecieron escuelas de escultura relacionadas entre ellas, con características comunes.

En el extremo derecho aparece Sansón o David luchando contra el león, símbolo del triunfo del cristianismo sobre el paganismo.


Detalle de la figura anterior. Os podéis fijar en la diferencia del tratamiento de los pliegues de la vestimenta si la comparamos con las escenas del lado principal. En este caso mucho más tosco y menos detallista.

Vista del sarcófago desde el lateral derecho, al fondo a la derecha la placa que hemos visto anteriormente donde relata el traslado del sepulcro.


En el lateral de la derecha, se representa un magnífico crismón trinitario de tipo oscense. Presenta seis brazos adornados con rombos y perlas. Podemos observar que debajo de la P tiene tilde. En el centro y encerrado en una roseta el Agnus Dei. Relacionado con los de San Pedro el Viejo de Huesca.

Vista desde el lado izquierdo.

En el lateral de la izquierda dos grifos enfrentados. Para algunos la decoración que podemos ver en esta escena (tallos ondulantes, hojas) significaría la ascensión del alma de doña Sancha al cielo, para otros simbolizan la doble naturaleza de Cristo.


Para terminar os diré que la visita merece la pena. Estamos ante una de las obras funerarias más importantes del románico europeo.


Os pongo el horario de apertura al público del pequeño museo ubicado en el convento de las Benedictinas, en la calle Mayor nº52: de 11,00 a 12,30, y de 16,30 a 18,00 horas.




BIBLIOGRAFÍA:


- DOMINGO BUESA CONDE: "La Condesa Doña Sancha y los orígenes de Aragón", Ibercaja, Zaragoza, 1995.


-DAVID DUMALL PUÉRTOLAS: "La Condesa Doña Sancha: La Dama de Piedra", delsan Libros, Cuarte de Huerva (Zaragoza), 2010.


-GALINDO PÉREZ, SILVIA (COORD.). Aragón Patrimonio Cultural Restaurado. 1984/2009. Bienes muebles, Gobierno de Aragón, Zaragoza, 2010.


-A. KINGSLEY PORTER: “La tumba de Doña Sancha y el arte románico en Aragón”: file:///C:/Users/Usuario/Downloads/la-tumba-de-dona-sancha-y-el-arte-romanico-en-aragon.pdf


-Mª GLORIA CAMPO BETRAN: “El sarcófago de Doña Sancha y la escultura románica del Altoaragón”:

http://pendientedemigracion.ucm.es/centros/cont/descargas/documento31771.pdf


-Investigación sobre los restos de la familia real aragonesa: http://geneticaforense.unizar.es/content/investigaci%C3%B3n-sobre-los-reyes-de-arag%C3%B3n.

Artículos recomendados
bottom of page