La iglesia de Santa María de Uncastillo (Zaragoza). El románico en Cinco Villas.
Vista aérea de Uncastillo (GEA).
La comarca de las Cinco Villas se ubica en el extremo noroccidental de la provincia de Zaragoza, limitando al noreste con la comarca de la Jacetania, al sureste con la Ribera del Ebro, al este con la comarca de La Hoya de Huesca, y al oeste con la Comunidad Foral de Navarra (parque Natural de las Bardenas Reales). Las llamadas Altas Cinco Villas la forman: Tauste, Ejea de los Caballeros (capital), Sádaba, Uncastillo y Sos del Rey Católico, pero así mismo se engloban 31 municipios y 54 entidades.
A partir del siglo X, los monarcas pamploneses comenzaron a conquistar el territorio de lo que hoy es el norte de Aragón, que estaba en poder de los musulmanes. Para asegurarse estas conquistas edificaron una frontera defensiva de villas fortificadas, situadas estratégicamente, para repeler sus ataques. Una de estas villas fue Uncastillo, localidad con un gran patrimonio histórico-artístico.
Hoy nuestro vuelo lo realizaremos a esta preciosa villa, situada en un lugar estratégico del Prepirineo aragonés, cuyo caserío se ubica alrededor de la peña de Ayllón sobre la que se alza su castillo y junto a la que confluyen los ríos Riguel y Cadena. Una localidad que en 1966 fue declarada Bien de Interés Cultural por toda su historia y su patrimonio. Hoy visitaremos y nos centraremos en la iglesia de Santa María, una joya del románico aragonés.
Con un punto rojo os señalo el lugar donde se ubica el templo.
Carretera A-1202, Sádaba a Uncastillo.
El lugar fue habitado desde tiempos muy antiguos, formando parte del territorio que fue ocupado en época prerromana por el pueblo celta de los suessetanos, siendo derrotados por los romanos hacia 184-179 a.C. En el término municipal se encuentra el yacimiento arqueológico de los Bañales, restos de una ciudad romana, de la que se desconoce el nombre, en la que destaca sus termas, su acueducto, el foro y sobre un pequeño cerro una zona residencial.
En la documentación medieval aparece con el nombre de "Unum Castrum", lo que nos da idea de un lugar de esencia militar. En época musulmana era conocido con el nombre de "Unuh Qastil", en donde existía una fortaleza árabe, que parece que fue conquistada hacia 940 por el rey Sancho II Garcés, rey de Pamplona, pasando a pertenecer al reino de Navarra, tomando el nombre de Uno Castello; concediéndole en el año 971, el mencionado monarca, el privilegio de "ensanchamiento" del lugar. Es en ese momento cuando se reconstruyó el castillo, convirtiéndose en una de las principales fortalezas de la zona. A los pies del castillo se fue conformando un caserío, que, como ya hemos comentado, rodeó la Peña Ayllón, construyendo una muralla que rodeaba todo el núcleo urbano, de la que aún se conserva algún resto.
Avenida de san Vicente de Paúl. Entrada a Uncastillo por la carretera de Sádaba.
Durante el reinado de Sancho III el Mayor de Navarra (1004-1035) aparecieron los primeros tenentes (o representantes del rey). El primero que conocemos es Fortún Sánchez en 1024, y entre los más importantes, el vizconde de Bearn, Gastón IV; el último tenente que figura es en el año 1196 en la figura de Pedro Cornel. Durante el reinado del rey navarro, el Camino de Santiago empezó a ver un aumento constante de peregrinos, hecho que favoreció en gran manera a la villa, teniendo su mayor esplendor en el siglo XII.
Al morir Sancho el Mayor de Navarra, sus posesiones las repartió entre sus hijos. Lo que era el condado de Aragón pasó a manos de Ramiro I de Aragón, hijo ilegítimo del rey navarro, pasando pronto a sus manos la comarca "de las Cinco Villas" (hacia 1044), aunque Uncastillo siguió dependiendo del obispado de Pamplona hasta el año 1785 que pasó a depender del de Jaca.
Años más tarde, el hijo de Ramiro I, Sancho Ramírez, concedió a la villa sus propios fueros, para propiciar la colonización de esas tierras que estaban poco pobladas. También la villa se vio favorecida por el mecenazgo ejercido por el rey Ramiro II el Monje, en agradecimiento por haberle sido fiel en la rebelión de algunos nobles aragoneses partidarios del rey castellano Alfonso VII, para que éste ocupara el trono del reino aragonés. Ramiro II concedió en 1136, a todos los habitantes de Uncastillo, el "privilegio de ingenuidad y franqueza de toda exacción real", es decir, las mismas ventajas que tenían los infanzones aragoneses, excepto la obligación de ir al ejército. Con Alfonso II, en 1169 se concedió a todo aquél que fuera a repoblar Uncastillo, el poder conservar la condición de infanzón. Esto motivo la llegada a la villa de gran número de pobladores judíos. Esta comunidad judía habitó en la localidad hasta el siglo XV, momento en el que fueron expulsados, siendo sustituidos por cristianos o conversos.
En el siglo XVI también fue una época de esplendor, construyéndose nuevos edificios y ampliando las iglesias ya existentes.
A Uncastillo más que una villa medieval se le puede considerar una villa románica, por los numerosos edificios de este estilo que en ella se conservan: la iglesia de san Martín, san Juan, san Felices, san Lorenzo, san Miguel, el castillo y la antigua iglesia colegial de Santa María. Toda la localidad, con sus estrechas callejuelas, sus casas solariegas, y su rico patrimonio fue declarada Conjunto histórico-artístico en 1966. Es uno de los pueblos más bonitos de Aragón.
Plaza del Olmo.
Llegando a la villa por la carretera de Sádaba, de la que dista 15 km; nada más cruzar el río Riguel, nos encontramos en la plaza del Olmo, frente a uno de los monumentos más importantes de la villa: la iglesia de Santa María.
El templo es citado por primera vez en la documentación del monasterio de Leire, como "Unocastello", en 938; y en 1099 en el "Cartulario de Santa María de Uncastillo", en una donación realizada por el matrimonio formado por García Garcés y Blasquita, en favor de "Santa Maria de Uno Castello". En 1135 consta, en el tomo II de los Anales de Moret, cap. 2, la donación de los terrenos en los que se construirá la actual iglesia: "...dona al Rey don Ramiro (Ramiro II el Monje) para la obra de Santa María de Uncastillo una tierra suya, que dice, se llama Fontevera y que hace la donación en el mes de febrero...", aunque otros autores piensan que lo que realmente aconteció fue que el rey Ramiro donó ciertos bienes para ayuda en la construcción de una nueva iglesia sobre otra anterior del siglo X.
En definitiva el nuevo templo se terminó en el año 1155, siendo consagrado en ese mismo año el día 2 de noviembre por el obispo de Pamplona, Lope. Estamos ante un magnífico edificio románico del siglo XII, que fue ampliado durante los siglos XV y XVI. Lo más valioso de este templo es su conjunto escultórico, trabajado por varios maestros, relacionados con algunas iglesias francesas de Aquitania y el Bearn (sobre todo con Saint Pierre de Moissac y la catedral de Sainte Marie de Oloron).
Fachada Occidental.
La fachada occidental se abre en la amplia plaza del Olmo, en lo alto de una escalinata, que salva el desnivel de la iglesia con respecto a la mencionada la plaza. La portada es sencilla, realizada en el siglo XVII. Sobre la que podemos ver el grupo escultórico de la Epifanía, que pudo ser el primitivo tímpano de la portada románica que en este mismo lugar existía, y de la que solo se conserva este tímpano, muy cercano al estilo del llamado "Maestro de san Juan de la Peña".
Tímpano de la Epifanía. Portada occidental.
En el centro y bajo un arco de medio punto decorado con telas, y con un motivo en zig-zag, sostenido por dos columnillas con capiteles vegetales, encontramos a la Virgen entronizada con el Niño en su regazo, María mirando al frente, mientras el Niño contempla y extiende su mano derecha hacia la izquierda, donde se encuentran los tres Magos con sus regalos, por encima de ellos aparece la estrella que les guio hasta el portal. A la derecha de la escena, vemos a San José, que vuelve su rostro para contemplar en segundo plano el hecho.
Este tímpano tiene relación con un marfil del mismo tema del siglo XII, conservado en la colección del Museo Victoria and Albert de Londres.
Torre de la iglesia.
La torre-fortaleza se levantó a los pies de la iglesia y en el ángulo suroeste. Es de estilo gótico, muy similar a la del templo del Salvador, de la cercana localidad de Ejea de los Caballeros. Su construcción data de la segunda mitad del siglo XV.
Tiene planta cuadrada, dividida en dos cuerpos y rematada por un cuerpo octogonal, en el que se abren vanos con decoración de tracería gótica, contrafuertes con pináculos, culminando con un chapitel. En los ángulos se elevan pequeños torreones o garitones, unidos por cuerpos almenados; bajo ellos, y en cada uno de los lados, se abren vanos que cobijan a las cuatro campanas.
Plaza de Santa María. Ábside.
El ábside está formado por paños separados por contrafuertes lisos, entre los que se abren vanos. En la cornisa, decorada con ajedrezado jaqués, podemos admirar una serie de canecillos, representando a juglares, danzantes, músicos, figuras grotescas, animales mitológicos, personajes haciendo burla, y amantes.
Ábside de la iglesia.
El ábside, ya hemos comentado que se compone de paños separados por contrafuertes lisos, y en cada paño se abre un vano aspirellado; el situado en el lado norte ha quedado oculto por la obra del claustro, realizada posteriormente.
Lo más interesante de la cabecera del templo es la cornisa superior, decorada con ajedrezado jaqués y una serie de canecillos historiados.
En cuanto al estilo, la investigadora Laura Torralbo Salmón distingue por un lado los capiteles de las pilastras del presbiterio y por otro los de las ventanas, tanto del interior como del exterior; la escultura de la portada sur y los modillones exteriores, pero todo relacionado con iglesias francesas de Aquitania y el Bearn (Saint Pierre en Moissac y la catedral de Sainte Marie de Oloron).
Vano del ábside.
Los vanos que se abren en el ábside están enmarcados por una arquivolta de baquetón, escocia y guardapolvo decorado con ajedrezado jaqués, apoyando en columnillas con capiteles historiados.
Canecillos del ábside de la iglesia.
Los temas iconográficos son variados, entre los que podemos ver algunas representaciones juglarescas. Los juglares eran muy populares en la Edad Media, eran personas que vivían de su música, danza o acrobacias. Los juglares solían acompañarse de otros personajes como acróbatas, saltimbanquis, danzarinas, etc.
En este canecillo podemos ver a un acróbata que dobla su cuerpo de una manera increíble.
También vemos canecillos con figuras grotescas que parecen burlarse del espectador, metiendo sus dedos en sus bocas y sacando la lengua, en un gesto jocoso.
Canecillos del ábside de la iglesia.
Así mismo vemos representaciones de figuras monstruosas, pícaros, amantes, músicos, , extraños animales demoníacos, etc. En el arte religioso románico el erotismo y la sexualidad también tuvo su importancia y es mostrada en muchas iglesias, sobre todo en el exterior, en canecillos, aunque muchos de ellos se han conservado mutilados. Es habitual contemplar relieves y esculturas de parejas besándose, copulando, desnudos o mostrando sus miembros sexuales en escandalosas posturas.
Se barajan tres teorías sobre el por qué de su representación en los recintos religiosos. La primera defiende el que quisieron mostrar mostrar el castigo infernal que provocaba el pecado de la lujuria. La segunda, que se mostraba para fomentar la reproducción en una época de gran mortalidad infantil; y la tercera, pondría en evidencia la liberalidad, en cuanto al sexo, existente en esa época (hay que tener en cuenta que la moral católica actual es heredera de la Contrarreforma, a partir del Concilio de Trento en el siglo XVI).
La lujuria. Detalle de uno de los canecillos.
En el que vemos a una mujer, a la que una serpiente, a la izquierda, le está susurrando algo al oído. La fémina está a horcajadas sobre un hombre, besándose. Es una representación de la lujuria carnal. En la que la serpiente que representa al demonio le está indicando a la mujer cómo ha de tentar al hombre.
En su magnífico estudio sobre esta obra (como tantos otros), Antonio García Omedes, nos comenta e ilustra este canecillo, y nos muestra que en realidad el escultor talló dos serpientes; la que ya os he nombrado, y otra, que pasa desapercibida, situada en la espalda del hombre, al que está mordiendo los genitales. Como bien dice Omedes "como castigo a la lujuria masculina", que para más "inri", se trata de un monje (por la tonsura de su cabeza).
Otro canecillo con tema sexual, en el que un varón acaricia a una mujer, que adopta una postura algo incómoda.
Fachada meridional.
En el muro sur se abre otro vano, más pequeño pero del mismo estilo que los que hemos visto en la cabecera del templo. A la izquierda del mismo se abre la magnífica portada de Santa María, una joya dentro del arte románico cincovillés, y en donde vemos la decoración más elaborada del templo.
Portada meridional.
La portada sur es la parte más sobresaliente del templo, ya que se trata de una obra magnífica, dentro de la escultura románica. Es la entrada principal al templo, flanqueada por dos contrafuertes de doble pilastra, creyéndose que pudo estar cobijada bajo un porche, del que quedan algunos restos. Está formada por dos cuerpos, el superior a modo de gran tímpano, separado del cuerpo inferior por una cenefa decorada con roleos que se extiende hacia las pilastras que flanquean la portada.
El cuerpo inferior, que forma la propia entrada al templo, se abre en arco de medio punto formado por tres arquivoltas abocinadas que apoyan en seis columnas (tres por lado), cuatro de ellas torsionadas, luciendo todas magníficos capiteles historiados.
Portada meridional, parte superior.
En la parte superior de la portada un amplio tímpano presenta dos bajorrelieves de un evangelista a la izquierda, bastante deteriorado; y a la derecha Cristo en Majestad, sentado en una silla de tijera, flanqueado por las letras alfa y omega (principio y fin). Cristo eleva su mano derecha en señal de bendición, mientras en la izquierda porta un libro.
Con toda la seguridad fueron recolocados allí provenientes de otro lugar del templo. Estos dos bajorrelieves tienen relación con el tímpano que hemos visto en la portada occidental.
Bajo ellos, una cenefa con roleos, separa este cuerpo superior de la propia portada.
Portada meridional.
La portada es un magnífico ejemplo del arte románico. La escultura que podemos admirar en ella guarda relación con las portadas románicas del sur de Francia, región a la que pertenecía el señor de Uncastillo, Gascón IV de Béarn, por ese motivo la relación estilística con el sur de Francia, no se debió al Camino de Santiago, como en otros casos, sino por la vinculación del señor de Uncastillo con esa zona francesa. Los relieves se atribuyen al conocido como "Maestro de Olorón", escultor francés que realizó la escultura de la catedral de santa María de Olorón. Este maestro realizaría las esculturas de la sobrepuerta del atrio de la fachada occidental, y los canecillos del ábside.
Arquivoltas de la portada meridional.
La portada está formada por tres arquivoltas abocinadas que apoyan en seis columnas, careciendo de tímpano. Las arquivoltas están decoradas con multitud de figuras, animales, monstruos y motivos vegetales. Entre los temas que podemos ver en la arquivolta exterior destacamos por ejemplo el de los hombres músicos, contorsionistas, y la del varón que toca el pecho a una mujer. Son escenas de la vida, con sus vicios, trabajos, pecados y su redención, la lucha del bien y del mal. Era un modo de hacer ver a los fieles el camino de la salvación, a pesar de los pecados cometidos.
Arquivoltas de la portada meridional.
Los relieves de la arquivolta exterior son de mayor tamaño que los de las otras dos interiores. Esta arquivolta exterior está formada por 21 dovelas, con una serie de personajes individuales, que guardan relación con los canecillos de la cabecera del templo, incluso repitiendo alguno de ellos.
Dovelas de la arquivolta exterior de la portada meridional.
En la fotografía podemos ver a un hombre tocando el arpa; una contorsionista ayudada por un hombre, la mujer echa su cuerpo hacia atrás apoyando las manos en la cadera y su larga melena al viento. Es un tema muy utilizado en el románico, lleno de sensualidad y relacionado con el mundo de juglares, músicos y danzantes de la Edad Media; a la derecha un músico tocando la flauta; y una pareja sosteniendo un plato vacío, mientras se llevan las manos a la cabeza.
Detalle de una de las dovelas de la arquivolta exterior, un hombre tocándole el pecho a una mujer. Este mismo tema lo encontramos en uno de los canecillos de la cornisa del ábside.
Las dovelas de la arquivolta central, en número de diecisiete, también están profusamente ornamentadas con motivos figurados. Podemos ver una serie de personajes que se asoman por encima del bocel; entre otros, un personaje con unas tenazas que va a proceder a sacarle algún diente o muela a otro personaje; un hombre que porta sobre sus hombros un carnero.
Detalle de alguna de las figuras que asoman por encima del bocel, viéndose, por debajo de éste, las piernas de los personajes colgando.
Las dovelas de la arquivolta más interior, también diecisiete, son de mucho menor tamaño y de menor relieve. En ellas se representan temas diversos sin ninguna conexión.
Capiteles del lado izquierdo portada meridional.
De izquierda a derecha: representación de un funeral; el central con unos caballeros cabalgando sobre leones; y en el más exterior una escena de lucha.
Detalle del primer capitel del lado izquierdo de la portada meridional. Funeral.
En este capitel se representa el funeral de un difunto, al que vemos sobre un catafalco, mientras tres personajes realizan el rito funerario, portando hisopo, incensario y libro sagrado.
A la izquierda dos ángeles sostienen el alma del difunto para elevarla hacia el cielo. El difunto está representado como un niño desnudo. Esta imagen tiene mucha relación con la representada en el sarcófago de Doña Sancha, actualmente en el convento de las Benitas de Jaca y que ya vimos en otro artículo (ver bibliografía).
Capitel central del lado izquierdo de la portada meridional.
En él podemos ver a dos personajes enfrentados y subidos en dos fieras, a las que desgraciadamente les falta la cabeza.
Detalle del capitel interior del lado izquierdo. En el que vemos a un caballero montado en su caballo con espada en ristre, luchando con dos soldados que van a pie.
Capiteles lado derecho de la portada meridional.
En ellos podemos ver escenas de la expulsión del Paraíso, de la Huida a Egipto y el más exterior con la representación de un grupo de demonios cogiendo el alma de un difunto.
El primer capitel de la derecha presenta la expulsión de Adán y Eva del Paraíso terrenal. A la derecha se muestra el árbol del Bien y del Mal en el que vemos enroscada a la serpiente, en el centro nuestros "primeros padres", muestran al espectador sus palmas abiertas, y a la izquierda el ángel que les acompañará al exterior del Paraíso.
El siguiente capitel muestra la Huida a Egipto, en la que vemos a cinco personajes, la Sagrada Familia, un ángel y el que conduce al caballo sobre el que viaja la Virgen y el Niño.
Este último capitel muestra a un grupo de demonios que está atrapando el alma de un difunto.
En su interior el templo tiene planta rectangular, de una sola nave dividida en seis tramos, presbiterio y ábside; separados por columnas que sostienen siete arcos fajones, ligeramente apuntados, que soportan la bóveda de medio cañón que la cubre. Carece de crucero y termina en ábside semicircular, orientado al este, cubierto con bóveda de horno.
Los capiteles de la nave, en número de ocho, se decoran con motivos vegetales e historiados, con escenas juglarescas, leones, águilas, serpientes atacando grifos, etc.
Detalle de las columnas cuadradas sobre las que apoyan otras de fuste cilíndrico con bellos capiteles historiados, cinco en cada lado de la nave, la mayoría con motivos vegetales y algunos historiados.
Detalle de uno de los capiteles historiados. Situado en la zona noroeste del presbiterio. En él vemos a un grupo de personajes abrazándose o luchando.
El ábside semicircular se cubre con bóveda de horno y en él se abren cinco vanos de arco semicircular, conectados por medio de arquillos peraltados ciegos que apoyan en columnillas con capiteles de bella talla. Estos capiteles del presbiterio son catorce, decorados con motivos vegetales, entrelazos, y animales grotescos.
A los pies, ocupando los dos últimos tramos de la nave, se ubica el coro gótico realizado en piedra sobre un gran arco rebajado. En el tercer tramo se abren las puertas meridional, que da a la plaza; y la septentrional, que da al claustro.
El sotocoro fue realizado en el siglo XVI, cubriéndose con una bóveda de crucería estrellada.
Una de las ménsulas en las que se apoya la gran bóveda del sotocoro, en la que podemos ver la representación de un águila.
Clave de la bóveda de crucería del sotocoro.
En la imagen la clave central de la bóveda de crucería estrellada del sotocoro, con la bella imagen del rey sol, rodeada de tracería gótica. Símbolo cristífero
Rey Sol de la clave de la bóveda del sotocoro.
Portada de la sacristía.
La sacristía fue realizada en piedra de sillería, cubierta con bóveda de aristas. Fue encargada en 1535 al maestro norteño Juan de Segura. Se accede a ella a través de una portada renacentista, en arco de medio punto, flanqueada por pilastras decoradas con motivos a candelieri, sobre ellas se alza un entablamento con angelotes, rematando con una venera, flanqueada a su vez por dos pináculos.
Anteriormente existía otra sacristía gótica, adosada al otro lado del ábside que fue derribada.
Virgen con el Niño. Talla del siglo XIII. Fue restaurada en el siglo XVII.
Situada en el altar mayor encontramos esta imagen de bulto redondo, representando a la Virgen sedente en una silla sin respaldo, con molduras adornando los laterales, ejerciendo de trono y protectora de su hijo ("Sedes Sapientiae"), que está sentado sobre la rodilla izquierda de su madre. Ambos portan corona real. María también lleva en su diestra una pequeña esfera que termina en una cruz (para algunos se trata de una manzana, pero más bien parece el orbe con la cruz de Cristo sobre él).
Jesús mantiene la mano derecha levantada, bendiciendo, mientras sostiene en la izquierda, y apoyado en su regazo, un libro cerrado, el libro Sagrado.
Descendimiento.
En el muro derecho de la nave podemos admirar este retablo encargado por la familia Canales, linaje proveniente de Castilla León, una de cuyas ramas pasó a Aragón, instalando casa señorial en la villa de Uncastillo, su blasón lo vemos por todo el retablo. En el escudo vemos en sable, cuatro barras de oro.
Fue realizado en el siglo XV, dentro del estilo hispano flamenco. Formado por un banco en el que se representa de izquierda a derecha: la Anunciación, el Nacimiento de Jesús, la Epifanía y Jesús en el Templo. En el cuerpo superior, en el centro y flanqueada por dos figuras de santas, a la izquierda Santa Elena y a la derecha santa con libro. En el centro el Descendimiento, en el que vemos a María acompañada de las santas Mujeres y san Juan.
Portada interior de la iglesia que da acceso al claustro.
El claustro se erigió en el lado septentrional del templo en el siglo XVI, en estilo renacentista, aunque siguiendo modelos góticos. El proyecto fue realizado en 1556 por el maestro guipuzcoano Juan de Landerri, quien compaginó este trabajo con la ampliación de la iglesia parroquial de san Martín de Tours de la misma localidad y otras obras en Jaca.
La portada de acceso es adintelada, decorada con motivos de candelieri, flanqueada por dos columnas de fuste estriado que sustentan un entablamento con la "representación de un cortejo triunfal de carácter clásico, copia un grabado de los alemanes hermanos Beham, realizado hacia 1549". Bien pudiera ser en honor al matrimonio de Felipe II con María Tudor de Inglaterra, ya que el claustro se reformó entre 1551-1556, época en la que se verificó el matrimonio real por poderes (1554) (ver bibliografía).
Portada de entrada a la iglesia desde el claustro, Sobre la clave podemos ver la fecha de su realización: 1556. Se abre en arco de medio punto, decorado con puntas de diamante, al igual que las pilastras que lo flanquean.
Las galerías del claustro se cubren con bóvedas de crucería estrellada. Los arcos ligeramente apuntados apoyan sobre capiteles corintios, unos adosados a los pilares exteriores, con capiteles corridos; y otros apoyados directamente en los muros.
Detalle del tímpano de una de las portadas que dan acceso a las capillas del claustro. En ésta se representa el Abrazo de la Puerta Dorada. En el centro de la composición se sitúan san Joaquín y Santa Ana, flanqueados por otros dos personajes.
El claustro cuenta con ocho interesantes portadas renacentistas. Se abren en arcos de medio punto, algunos escarzanos, que apoyan en fustes decorados que sostienen entablamentos decorados con relieves.
Aljibe en el centro del jardín del claustro.
El claustro se articula en torno a un patio abierto de planta cuadrada, formado por cuatro galerías de cinco tramos cada una. En el centro se ubica el aljibe, cubierto a cuatro vertientes.
Uncastillo es una preciosa villa medieval digna de visitar. Os recomiendo el conocerla, no os defraudará.
Hasta el próximo vuelo.
BIBLIOGRAFÍA:
- CANELLAS LÓPEZ, Ángel; y SAN VICENTE: La España Románica, vol. 4. Aragón, Madrid, Encuentro, 1981.
-VV.AA.: El patrimonio artístico de la Comarca de las Cinco Villas. Zaragoza, Diputación de Zaragoza, "Institución Fernando el Católico", Centro de Estudios de las Cinco Villas, 1998.
-GARCÍA OMEDES, Antonio: Uncastillo. Parroquial de Santa María: http://www.romanicoaragones.com/4-Cinco%20Villas/990500-Uncastillo.htm
-GARCÍA OMEDES, Antonio: Uncastillo. Parroquial de Santa María
http://www.romanicoaragones.com/4-Cinco%20Villas/990502-UncastilloSantamaria.htm
- Zaragoza, Centro de Estudios de las Cinco Villas, 1988.
https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/26/83/11Falcon.pdf
- ARAMENDÍA, José Luis: El románico en Aragón. Cuencas del Riguel, Ebro y afluentes del Sur. Zaragoza, Ed. Leyere, 2004.
-https://1library.co/document/zw36m21y-uncastillo.html
-El Sepulcro de Doña Sancha. Monasterio de las Benedictas de Jaca: https://www.elviajedelalibelula.com/single-post/2016/08/02/el-sepulcro-de-do%C3%B1a-sancha-monasterio-de-las-benedictas-de-jaca-huesca
-LÓPEZ GÓMEZ, José Manuel: Un grabado alemán de los hermanos Beham reproducido en la portada renacentista de acceso al claustro de la iglesia de Santa María de Uncastillo (Zaragoza). https://museogoya.ibercaja.es/boletines/rv9Sn26UPamq.pdf
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