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Palacio del barón de Guía Real. Pastriz (Zaragoza).

El pequeño pueblo de Pastriz es un sereno y apacible lugar, con gran tradición agrícola y ganadera, que ocupa un lugar en la historia de nuestro Aragón. Se estableció como comunidad entre los siglos XIII y XIV. El primer documento que se conserva en donde se habla de Pastriz es de 1459; año en el que el ayuntamiento de Zaragoza estableció una serie de ordenanzas para el barrio de Pastriz (en esa época no era pueblo, sino barrio de Zaragoza)


Ya en la Guerra de la Independencia la localidad tuvo su importancia, por ella muchas veces cruzó el General José de Palafox y Melcí, camino de su mansión situada en La Alfranca, a pocos kilómetros del pueblo, precioso paraje rodeado de naturaleza. Según parece en esta finca se encontraba el General cuando lo fueron a buscar para nombrarlo capitán general y dirigir la defensa contra la invasión francesa.


Pero hoy nos vamos a centrar en un edificio, declarado Bien de Interés Cultural el 21 de noviembre de 2001, ubicado en el mismo pueblo, en donde comienza la carretera que conduce a Zaragoza. Es el primer edificio que se puede contemplar a la derecha cuando vienes de la ciudad. Fácilmente reconocible por su fachada cubierta de hiedra.


Este palacio fue finca de recreo encargada bien por el Justicia de Aragón (1479) don Juan de Lanuza y Garabito y su esposa Beatriz Pimentel, o por el hijo de ambos, el también Justicia de Aragón y virrey de Sicilia, don Juan de Lanuza y Pimentel, el cual casó con doña Juana Rocaberti, propietaria de fincas en la localidad, con la que tuvo una hija: María de Lanuza, la cual casó con don Pedro Martínez de Luna, conde de Morata, integrante de una de las familias más importantes de Aragón (entre ellos Benedicto XIII, más conocido como el Papa Luna). En 1510 las propiedades sitas en Pastriz ya figuraban a nombre de María de Lanuza.


Con el paso del tiempo el palacio fue pasando, por herencias o pactos matrimoniales, de unas manos a otras: condes de Sástago, condes de Morata y condes de Peñaflor.


A principios del siglo XIX la condesa de Peñaflor vendió la finca a Doña Manuela Cortés, mujer de don Agustín de Quinto Guín; y a su hija doña Dolores de Quinto y Cortés, casada con don Esteban Pascual de Torla y Ramón de Sentís. Las generaciones fueron sucediéndose hasta llegar a don Máximo de Pascual de Quinto Ramón de Sentís que se casó con doña Concepción Martínez de Andosilla Frías-Salazar, con quien tuvo cuatro hijos: Francisco de Asís, Dolores , Javier y Máximo. El palacio pasó en el siglo XX a don Javier Pascual de Quinto y Martínez de Andosilla. Actualmente es propiedad de su nieta Ana España Pascual de Quinto.


La baronía de Guía Real (o Guardia Real) fue un título creado el 12 de diciembre de 1752 por el rey Fernando VI a favor de Luis Carbonell y de Ferraz, I marqués de la Quadra. El título fue rehabilitado en 1930 a favor de Javier Pascual de Quinto y Martínez de Andosilla, V barón de Guía Real.


En cuanto al palacio en cuestión, se trata de un edificio con planta en L. El lado más largo de esa L es la parte más antigua, en la que sobresale el llamado torreón gótico, a ambos lados vemos dos alas, una más corta que la otra, en esta última se sitúa la portada.


El palacio, cuyo origen se sitúa en el siglo XV, actualmente presenta la estructura característica de la arquitectura palaciega del siglo XVIII. Aunque la fachada de poniente (la que vemos en la fotografía) está casi totalmente cubierta por la hiedra, se pueden vislumbrar en ella una serie de vanos de diferente tamaño y disposición. La portada principal se abre también en esta misma fachada, en cuyo frente se extiende uno de los jardines que posee la finca. En total son tres, todos de similar estilo francés, uno delante de cada fachada.


Estamos ante la zona más antigua del palacio, a la derecha se alza el torreón, realizado en piedra sillar, cuyos vanos, con arcos apuntados, quedan totalmente ocultos por la tupida hiedra. Tiene un remate almenado. En el centro de la fachada se sitúa el escudo de los Lanuza y Pimentel, casi oculto por la vegetación.


Escudo de la alianza matrimonial de don Juan de Lanuza y Garabito con Beatriz de Pimentel, de la casa de los condes de Benavente (concedido el título por el rey Enrique III de Castilla a la familia Pimentel en 1398, y posteriormente, en 1473 elevado a ducado de Benavente por Enrique IV de Castilla). El blasón de los Lanuza presenta leones rampantes de gules; y alas de plata. El de la familia Pimentel, tres fajas de gules; y cinco veneras de plata. Aunque el escudo que se conserva en el muro de la torre está muy deteriorado, podemos entrever los símbolos.


La portada principal se abre en arco de medio punto que apea en pilastras. En el frente de la portada, con una decoración escamada, en cuyo centro se sitúa una máscara de la que salen dos finas guirnaldas.

Detalle de la decoración de la portada.

El jardín de la fachada oeste es de estilo francés. Basado en la simetría y el orden. Compuesto por “broderies” diseñados con setos de boj bajos y arbustos de seto, haciendo una serie de motivos geométricos. Fueron diseñados en el siglo XIX.

Esquina de la fachada noroeste, por donde se puede entrar al jardín francés.

Detalle de parte de la fachada exterior norte, en donde se ubicaba la vivienda del antiguo cuidador de la finca.

Fachada septentrional, desde la que podemos ver claramente la estructura en L del edificio. Las fachadas cubiertas con hiedra son las más antiguas. Podemos ver el muro que delimita la finca por la calle Juan de Lanuza.

En la fachada norte vemos las dos puertas que dan acceso al jardín interior por el que se accede a la fachada neoclásica.

Otro detalle de las puertas de acceso al jardín y a la zona más moderna del palacio.

Esta parte de la mansión fue realizada a comienzos del siglo XIX. Fue obra de los nuevos propietarios de la finca: Don Agustín de Quinto y su mujer Manuela Cortés. En la fotografía podemos ver la senda que conduce a la entrada de esta parte del palacio.


Se trata de un edificio de planta rectangular y con forma de L, con tres alturas. La parte más antigua es la que vemos cuando llegamos por la carretera de Zaragoza, la fachada de poniente, cubierta totalmente de hiedra no deja observar con claridad la estructura del edificio.


Puerta situada a la derecha, en el jardín interior de la parte norte del palacio. Es del mismo estilo que la que hemos visto en la fachada occidental.

La fachada septentrional es de estilo neoclásico, tiene tres alturas. En el centro una sencilla puerta adintelada, y a ambos lados ventanas con bellas rejerías. En la planta noble se abren balcones decorados con la misma forja que hemos visto en la planta baja y con relieves sobre sus dinteles. Cada vano está flanqueado por una pilastra acanalada con capiteles corintios. Por encima de ellos un entablamento ornado con un friso de rosetas. El tercer piso es de poca altura, más bien parecen áticos, en él se abren pequeños vanos rectangulares, rematando todo el conjunto una cornisa lisa, sin decoración.


Decoración clásica de la segunda planta del edificio. Pilastras acanaladas con capiteles corintios y motivos figurados sobre los dinteles de los balcones.


Escudo situado en el centro de la fachada, por encima del balcón principal. En el vemos varias alianzas familiares. En el cuartel superior se representa el apellido Quinto: con bandas de gules de Aragón y en la parte inferior la luna creciente.


Vista del Palacio en su lado noreste. Todo el perímetro de la finca se encuentra rodeado de un muro de piedra y en la parte posterior por vallas metálicas.


La fachada oriental es de menor tamaño. En la planta noble se construyó una galería de arquillos, sustentada por cuatro columnas jónicas acanaladas.

Galería oriental.

Parte inferior de la galería de arquillos. Podemos observar las columnas acanaladas con capiteles jónicos que la sustentan.


Parte frontal de la fachada este.

Es una galeria formada con arcos de medio punto que apoyan sobre columnillas con capiteles decorados con ovas.


Esta estructura sustenta un alero formado con ménsulas escalonadas de ladrillo, que recuerdan al mudéjar.

Otro detalle de la galería. En esta imagen también podemos ver los capiteles jónicos de las columnas de la parte inferior que la sustentan, y la decoración de los antepechos de la galería, con roleos inscritos en rectángulos.


Justo enfrente de la galería de arquillos podemos contemplar la glorieta vegetal en donde se encuentran ubicadas dos preciosas columnas. Ambas pertenecieron al antiguo palacio del tesorero del rey Fernando el Católico, Gabriel Sánchez, en la ciudad de Zaragoza.


Este palacio estaba situado al inicio de la calle Alfonso (a la altura del actual Ciclón), derribado en 1865 cuando se abrió la calle Alfonso, en ese momento pertenecía al marqués de Ayerbe. Como dato curioso diré que los restos que se conservan de este magnífico palacio que yo conozco son: estas dos columnas, y unas techumbres que hoy se pueden contemplar en el palacio de Montemuzo, actual archivo histórico municipal de Zaragoza (calle de Santiago nº 34. Si queréis ver una de ellas, puse un trabajo sobre este palacio: https://www.elviajedelalibelula.com/single-post/2016/03/12/El-Palacio-de-Montemuzo-Y-la-casa-n%C2%BA-4351-de-la-Calle-Espoz-y-Mina-Zaragoza). Para ver el trabajo copiar el enlace y pegarlo en el buscador.


En esta antigua fotografía, de lo que fue el palacio Torrellas magnífica muestra del rico patrimonio que poseía Zaragoza, podemos ver a la derecha una de las columnas que hoy podemos contemplar en la glorieta del Palacio del Barón de Guía Real (la podéis ver en la siguiente imagen).


Fotografía realizada por Juan Mora Insa de una litografía del grabador del siglo XIX Francisco Javier Parcerisa Boada. (A.H.M.Z.).

Se tratan de bellas columnas entorchadas, muy esbeltas, con finos capiteles decorados con temas figurativos y vegetales.

En los capiteles están esculpidos ángeles que sostienen el escudo de Zaragoza: un león rampante.

Detalle del capitel de la columna situada a la izquierda del espectador, en el que vemos el mismo detalle con los ángeles sosteniendo el escudo de la ciudad de Zaragoza y decoración vegetal.


Fachada suroeste, y al fondo, a la derecha, se alza airosa la torre mudéjar de la iglesia parroquial de San Pedro, torre realizada en el siglo XV por Juan de Sariñena (autor de la Lonja de Zaragoza).


La parte del palacio cubierta con hiedra es la zona más antigua del edificio, vemos el torreón almenado y los vanos casi cubiertos por la vegetación.

En el interior de la fachada sur del palacio se abre otro jardín con setos, al fondo podemos ver un gran escudo en piedra.

Detalle del escudo situado en esta fachada meridional. Se trata de un escudo de finales del siglo XVII. Según he podido averiguar estuvo situado entre las dos columnas del antiguo palacio de Torrellas que hemos visto anteriormente, pero al tener que hacer unas obras para ampliar la calle Don Juan de Lanuza se ubicó en este lugar.


No he podido averiguar su origen, espero que alguien pueda aportar alguna información sobre él.


En esta misma fachada podemos ver a la izquierda la continuación de la fachada de poniente, con el muro también cubierto con una tupida vegetación. A la derecha presenta un cuerpo adelantado, en cuya parte inferior se abren tres grandes puertas adinteladas y sobre ellas una galería balconada con antepecho que sujetan cuatro columnas sobre la que descansa una cornisa sin ninguna decoración. Culmina el conjunto un tejado a doble vertiente y con teja árabe (hoy en día en restauración).

Parte posterior del palacio, en la que podemos ver con más precisión la sencilla estructura.

Volvemos a la parte oriental, en la que se encuentra la galería de arquillos y la glorieta con las columnas del palacio de Torrellas.

Fachada oriental y fachada septentrional.


Fachada noreste.


Jardín de tipo francés enfrente de la fachada neoclásica.

No quiero terminar este pequeño trabajo sin nombrar a una de las personas que más se preocupó por el patrimonio histórico-artístico de Pastriz: el antiguo maestro don Daniel Salanova Orueta, fallecido el 9 de febrero de 2007, a quien hay que agradecer sus investigaciones, su trabajo y su cariño a este, nuestro pueblo. Quede aquí un recuerdo a su memoria.


También comentar la gran labor que están realizando hoy en día dos personas que se han propuesto restaurar el pequeño patrimonio que aún nos queda: el también antiguo maestro del pueblo José Luis Sánz y Florencio Ferrández Sancho, a los cuales dedico este pequeño trabajo. Como se suele decir: "VA POR USTEDES".


Hasta aquí el estudio de este querido palacio, que os invito a todos a conocer cuando visitéis también La Finca La Alfranca, paraje natural muy cerca de Zaragoza, en el que es una delicia pasear y disfrutar de la naturaleza. Seguro que estaré volando cerca.


Hasta el próximo vuelo.




BIBLIOGRAFÍA:


-BENITO, F. Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Zaragoza, Zaragoza.


-SALANOVA ORUETA, DANIEL. Historia y sociología de Pastriz, Zaragoza, 1990.


- Ayuntamiento de Zaragoza: Archivo municipal.



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