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La primera vivienda modernista de Zaragoza: Calle Alfonso I, nº 2.

A finales del siglo XIX se desarrolla en Europa un nuevo estilo: el modernismo, un movimiento naturalista, basado en la decoración vegetal y en el predominio de las formas y líneas curvas. En Zaragoza este estilo no llegará hasta los primeros años del siglo XX, arte que tendrá que hacerse un sitio en el panorama constructivo de la ciudad, inmerso en el eclecticismo e historicismo tan de boga en aquellos momentos.

El edificio que hoy vamos a estudiar tiene una historia curiosa, ya que en ese mismo lugar, pero en el lateral que da a la calle Coso (donde se ubica hoy la administración de lotería Doña Isabel), se erigía una de las casas en las que vivió desde 1780 a 1781 nuestro pintor más universal: Francisco de Goya. En esa época Martín Zapater, amigo íntimo del insigne pintor, le consiguió un piso de alquiler justo al lado de su domicilio (más o menos en lo que hoy es el edificio del FNAC). En aquella época la casa era el portal nº 10 y 11 de la calle del Coso. Inmueble que años antes su propietario, el cirujano Joseph Casanova, mandó construir al arquitecto Agustín Sanz. No debemos olvidar que estamos en el siglo XVIII y ni existía la calle Alfonso ni tampoco el edificio del que nos vamos a ocupar, el actual nº 2 de la calle Alfonso, edificio catalogado como Interés arquitectónico B (excluyendo el local de la calle Coso como luego veremos).


Para conocer más sobre el tema de la vivienda que habitó Francisco de Goya os remito al excelente e interesantísimo estudio de José Luis Ona sobre Goya y su familia en Zaragoza…, pág. 299:

http://goya.unizar.es/Repositorio/Libros/Ona1997_FamiliaGoyaZaragoza.pdf

En el año 1854 la propietaria de la casa que daba al Coso era doña Ignacia Ufan, dos años más tarde pasó a ser propiedad del famoso confitero Eusebio Molins, el cual reformó los bajos para establecer su famosa confitería “El Buen Gusto”, situada casi enfrente del Palacio de los condes de Sástago. Años más tarde, en 1871, según consta en una crónica del Diario de Avisos de Zaragoza esta confitería pasó a ser regentada por Constantino Lac.


En la fotografía la parte de la casa propiedad de Joseph Casanova que habitó Goya (antiguamente Coso nº10-11) entre los años 1780-1781, la única parte del edificio que se conservó, aunque muy reformado en el siglo XX.


En la Zaragoza del siglo XIX una serie de proyectos urbanísticos van a transformar la ciudad, coincidiendo con el auge de una alta burguesía. En el año 1855 el arquitecto Miguel Jeliner realizó un primer proyecto parcial de rectificación de la zona de la calle del Trenque. Se quería abrir una calle que comunicara la calle Coso con la Plaza del Pilar. En el año 1860 el proyecto se le encargó al arquitecto municipal zaragozano José de Yarza, siendo aprobado un año más tarde. Pero no será hasta 1865, siendo alcalde don Antonio Garro, cuando se comenzó la obra, encargándose de ella los arquitectos José de Yarza Miñana y Mariano López.

Las obras fueron muy lentas por todos los problemas que se suscitaron: indemnizaciones, derribos de casas, protestas vecinales, etc. En 1866 estaba al mando del proyecto el arquitecto Segundo Díaz apoyado por el entonces alcalde Antonio de Candalija. Desde 1867 y durante la década de 1870 se fueron construyendo los nuevos edificios, los cuales tuvieron que atenerse a la nueva normativa dictada por el ayuntamiento, logrando de esa manera dar a la nueva calle una estructura arquitectónica unitaria, hasta que en la década de los años 60 del siglo XX, se construyó algún nuevo edificio que rompió esta uniformidad.

En la fotografía la calle Alfonso hacia 1890.


Fotografía: Coyne (A.H.P.Z.).

Cuando se abrió la calle Alfonso I, las casas colindantes al edificio propiedad del señor Molins se derribaron, el empresario compró los solares para ampliar su confitería y en 1869 decidió construir un nuevo edificio, encargándole el proyecto al arquitecto Juan Antonio Atienza, pero sin derribar la casa existente con fachada al Coso, y en la que vivió Goya. De esa manera Molins se convirtió en propietario de dos casas, una nueva con fachada a la calle Alfonso; y otra antigua con fachada a la calle Coso.


Fotografía realizada por J. Lévy et Cie, año 1889. En la que vemos como era la casa construida por Juan Antonio Atienza. En el bajo vemos el letrero del negocio de Molins. Podemos vislumbrar la fachada sin decoración modernista, ni miradores. Fotografía de la magnífica página de Zaragoza Antigua, de Antonio Tausiet y José Mª Ballestín, la cual recomiendo encarecidamente y doy gracias desde aquí por toda su labor:


https://www.flickr.com/photos/zaragozaantigua/14804609167

Documentalmente sabemos que en 1902 el edificio era propiedad de D. Antonio García Gil, vocal de la Caja de Ahorros de Zaragoza y Monte de Piedad e impulsor de la Escuela de Artes y Oficios, como consta en el Archivo Municipal de Zaragoza, en donde se documentan que las casas con el nº 23 del Coso y con el nº2 de la nueva calle Alfonso eran de su propiedad. En ese año el señor García unió ambos inmuebles, contratando al arquitecto Fernando de Yarza, ya muy mayor, para realizar la remodelación del edificio años antes construido por J.A. Atienza, pidiéndose la licencia de obras el 7 de marzo de 1902, según consta en el Archivo del ayuntamiento de Zaragoza.


En las últimas obras del arquitecto Fernando de Yarza, como es este el caso, se ve claramente un cambio en su estilo. Este fue el primer proyecto de viviendas modernistas en Zaragoza. La explicación es clara, su hijo José de Yarza había estudiado la carrera de arquitectura en Barcelona y al volver a Zaragoza compartió con su padre el mismo estudio de arquitectura, en donde el hijo, con toda la seguridad, puso a su padre al día de las nuevas tendencias modernistas que él había conocido en su estancia en Cataluña, sobre todo la personalidad del arquitecto Luis Domenech i Montaner, con su peculiar “estilo floral”, y la obra de Antonio Gaudi, entre otros muchos arquitectos modernistas.

La vivienda fue rehabilitada como casa de alquiler. Presenta fachada a dos calles, con un precioso chaflán. Consta de cuatro niveles, más planta baja y sótano, rematada con un alero volado sobre ménsulas. La fachada que da a la calle Alfonso I es simétrica, en cuyo centro aparecen miradores de forja y cristal, con dos vanos a cada lado por planta.

El chaflán se adornó con la incorporación de miradores del mismo estilo de los de la fachada de la calle Alfonso, con una rica ornamentación floral en la forja. Toda la labor de forja fue realizada por el herrero zaragozano Pascual González (el cual también trabajó en el Mercado Central).

Fachada a la calle Alfonso I hecha en ladrillo enlucido imitando sillares. Los vanos de las tres plantas centrales son adintelados y abalconados en vuelo y corridos. En el eje central se sitúan tres miradores de hierro y cristal, bajo los cuales se abre la portada de entrada al edificio.

Detalle de las tres plantas principales, la fachada está dividida en dos partes por un eje central de miradores, a ambos lados de los cuales se abren vanos abalconados individuales en la primera planta; corridos en la segunda, individuales en la tercera; y nuevamente corridos en la cuarta. Cada nivel presenta una decoración diferente, a base de motivos vegetales muy carnosos. El ático es la parte más decorada con columnas unidas por un friso con motivos florales, por encima del cual se abren los vanos que iluminan esta zona superior.

Los balcones son adintelados, en cuyos frentes se representan cartelas con decoración vegetal. Esta decoración es muy carnosa y movida, y se presenta también en las jambas, dinteles, columnas, etc.

Los balcones de las dos últimas plantas y el ático están profusamente decorados con motivos florales y vegetales. El último piso fue añadido en la reforma por Yarza, así como toda la decoración de tipo modernista que podemos contemplar, consistente en un corrido friso cortado por columnillas adosadas con voluminosos capiteles vegetales. Algunos entrepaños entre las columnas se decoran con carnosas flores.

Los miradores se sitúan en el eje central de la fachada y presentan cada uno una decoración diferente a base de motivos vegetales, más o menos carnosos, y líneas curvas, dentro del estilo modernista.

Las bases de miradores y balcones adornadas con azulejería con motivos vegetales. También es de destacar la decoración de los muros de la planta baja, con motivos florales. En estos edificios de tipología modernista el uso del hierro forjado en miradores, balcones y verjas es importantísimo.

En el modernismo los ritmos ondulantes (coup de fouet), la artesanía basada en la forja y vidrio; y el predominio de la decoración naturalista son el fundamento de su esencia.


Detalle de uno de los balcones individuales de la primera planta. Podemos observar una magnífica labor de forja, a base de motivos florales muy naturalistas. En los muros una preciosa decoración con grandes ramos de flores.


Original es la solución dada a la fachada recayente al Coso. Está dividida en dos partes muy diferenciadas; en la parte baja se abren tres vanos, uno cerrado (escaparate de una tienda de zapatillas de deporte); y dos abiertos a modo de soportales, en donde se sitúa la administración de lotería Doña Isabel. Estos huecos están separados por columnas de orden gigante con capiteles con ramos de flores muy carnosas , decoración muy novedosa en aquella época.


Parte superior de la fachada del Coso, sigue el mismo esquema de balcones corridos e individuales de la fachada de la calle Alfonso, así como la profusa decoración del ático.

Detalle de las cuatro columnas de orden gigante que adornan la fachada del Coso, elemento muy original en la decoración del inmueble. Desgraciadamente este local fue descatalogado como edificio de interés arquitectónico, ya que según consta en el informe histórico-artístico del ayuntamiento, en el “acondicionamiento del local en el año 2001 se perdieron los elementos originales de la carpintería exterior”.

Puerta de entrada al edificio, situado en la parte central de la fachada que da a la calle Alfonso. Se abre entre pilares almohadillados, en los que vemos en alguno de sus tramos una preciosa decoración floral. Sobre cada uno de los vanos de la planta baja balcones individuales con magnífica forja modernista alabeada.

Detalle de la Puerta de entrada.

Detalle del llamador.

Zagüán de la vivienda, con una techumbre de vigas y jacenas con decoración floral.

Uno de los azulejos decorativos del muro del zagüán.

Detalle de una jacena y el friso de la techumbre.

El herrero zaragozano Pascual González se inspiró en la naturaleza, representando en la puerta de entrada al patio interior flores con grandes corolas y pétalos, con sinuosos y esbeltos tallos. También representó lacerías serpenteantes (golpe de látigo o coup de fouet), tan características del modernismo.

Caja de escalera, en la que el ascensor moderno desvirtúa totalmente este patio. En los laterales aún se conservan las cancelas del antiguo ascensor.

Arrimadero de la escalera, decorado con azulejos de cerámica vidriada, con vivos colores y decoración floral.


Puerta de entrada a uno de los pisos del inmueble.

Mirilla de la puerta anterior con una preciosa labor de forja. Ya hemos comentado que en el modernismo todo el edificio está dentro de un proyecto común. La decoración solía realizarse semi-industrial, es decir las piezas se hacían en talleres de fundición, carpinterías, vidrieros, etc., unas veces eran modelos exclusivos diseñados por el arquitecto, pintor, escultor, etc., que trabajaban en la obra; y otras veces eran piezas realizadas en serie en los diferentes talleres industriales. Todo dependía del presupuesto que se tenía para la construcción del edificio.

Detalle de una de las ventanas interiores de la caja de escaleras, siguiendo los motivos decorativos de la rejería de los balcones exteriores, a base de líneas sinuosas y flores carnosas.

Hasta aquí el estudio de este bonito edificio que fue el precursor del modernismo en nuestra ciudad y sentó la tipología arquitectónica de la nueva calle Alfonso I.




BIBLIOGRAFÍA:


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-ONA, José Luis:

http://goya.unizar.es/Repositorio/Libros/Ona1997_FamiliaGoyaZaragoza.pdf


-Apertura de la Calle de Alfonso I: http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=631


- BIEL IBÁÑEZ, Mª Pilar: Zaragoza y la industrialización: la arquitectura industrial 1875-1926, IFC, 2004.


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-POBLADOR MUGA, Mª Pilar: El modernismo en la arquitectura y en las artes: http://revistas.iea.es/index.php/ARG/article/viewFile/1541/1535


-POBLADOR MUGA, Mº Pilar La arquitectura modernista en Zaragoza. Revisión Crítica. Zaragoza 1992.


-MARTÍNEZ VERÓN, Jesús: Zargoza. Arquitectura. Siglo XX. Catálogo (blanco y negro), 2015:

https://books.google.es/books?id=jjWVDAAAQBAJ&pg=PA28&lpg=PA28&dq=calle+alfonso+I+n%C2%BA+2+zaragoza&source=bl&ots=zXhusEVood&sig=TFuxJF-kGqtlsUqpsAjHfHpK67Y&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjNk4-xitfSAhVoCcAKHSIfCaQ4PBDoAQg9MAY#v=onepage&q=calle%20alfonso%20I%20n%C2%BA%202%20zaragoza&f=true


-MARTIN VERON, Jesús. Arquitectura Aragonesa 1885 1920. Ante el umbral de la modernidad. Zaragoza 1993.


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-https://www.turismodezaragoza.es/ciudad/patrimonio/modernista/casa-molins-zaragoza.html


-Informe Histórico-artístico del edificio:

http://www.zaragoza.es/pgou/edih/alfonso2fin1.pdf


-Informe Histórico-artístico del local recayente a la calle Coso: http://www.zaragoza.es/pgou/edih/alfonso2local.pdf


-PARRA, Santiago: Fondas, hoteles y banquetes en la Zaragoza del siglo XIX, Zaragoza, Institución “Fernando el Católico”, col. Cuadernos de Aragón nº 38, 2008.

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