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"Charradas sin cita previa". Microrrelato de la vida de un pueblo.


"Charradas sin cita previa". Microrrelato de la vida en un pueblo.


Tomás y Juan eran amigos desde niños, ambos habían nacido en el pueblo; sus vidas corrían paralelas, eran quintos. Tras hacer la mili se casaron con Emilia y Teresa, primas hermanas, también nacidas en la misma aldea. Ambos se habían hecho cargo de las pocas tierras que sus respectivas familias poseían. Una vida entera de trabajo, sin ningún capricho que echarse al cuerpo; ni a los viajes del Inserso se habían apuntado, ¿Quién se iba a hacer cargo de la tierra?


Los hijos habían volado, y sólo acudían en verano a dejar a los nietos, y a comer el 29 de junio, día que se celebraban las fiestas menores en honor a San Pedro; ya que en las mayores, el 3 de febrero, San Blas, hacía demasiado frío para bajar al pueblo.


La vida transcurría monótona, tranquila, la mayoría de los días aburrida, si no fuera por esas “charradas” vespertinas en la calle Reclusa. No hacía falta quedar, llevaban toda la vida acudiendo sin “cita previa”. Hablaban de sus recuerdos, de las mozas del pueblo que ya no estaban; de aquellos que se habían ido para siempre; del día que arrestaron a Tomás por escaparse del Cir y tuvo que pelar patatas durante tres meses. Y se ríen, y a veces habla el silencio, no hacen falta palabras. Y sin abrazarse se abrazan, y sin besarse, se besan. Una relación serena y apacible, pero con unos pilares muy sólidos que sostienen una profunda amistad.




(El relato es una historia inventada a partir de una fotografía que realicé en Siresa. Como dicen en las películas “Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia”).


Calle Reclusa en la preciosa villa de Siresa, situada en la cabecera del Valle de Hecho, en la Jacetania (Huesca).

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