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MONUMENTO A LOS MÁRTIRES. ZARAGOZA


La actual plaza de España ocupa el lugar en el que en época romana se situaba la Puerta Cinegia (entrada del Tubo). Esta puerta era una de las cuatro entradas que tenía la muralla romana de Cesaraugusta, y en la cual fueron sacrificados los primeros mártires zaragozanos en el año 306 por orden del pretor Daciano. Este lugar se convirtió en un importante punto de la ciudad. En él se erigieron el convento de San Francisco, causa por lo que la plaza se denominó Plaza de San Francisco; el Real Hospital de Nuestra Señora de Gracia; y la Cruz del Coso, monumento en honor a los mencionados mártires cristianos. Durante la Guerra de la Independencia esta plaza fue duramente atacada, provocando la destrucción de todos los edificios que en ella se encontraban.


Vista de la Calle del Coso y actual plaza de España después del Primer Sitio de 1808.


Fotografía: BRAMBILA, F. y GALBEZ, J. Portabella, E Litografía-Zaragoza. A.H.P.Z.


Durante el reinado de Fernando VII la plaza pasó a llamarse Plaza de San Fernando, levantándose en 1826 una nueva cruz, la cual será desmontada pocos años después. Al morir el rey y sucederle en el trono su hija Isabel se remodeló la plaza. En el año 1833 se situó en ella la primera fuente de la ciudad, dedicada al dios Neptuno, conocida también como la fuente de la Princesa, por alusión a Isabel II. Esta fuente tuvo una importante función en la ciudad, la de abastecer de agua potable a los ciudadanos.


Fotografía de Coyne. A.H.P.Z.


A finales del siglo XIX la ciudad poco a poco fue cambiando su fisonomía, la nueva burguesía necesitaba una ciudad más moderna y abierta al exterior. La sociedad en pleno apoyó los nuevos cambios (la Diputación, el Consistorio, la Real Sociedad Económica de Amigos del País, la prensa, los ciudadanos). En poco tiempo se erigieron nuevos monumentos: al Justiciazgo (actual plaza de Aragón); a los Mártires (plaza de España); a los Sitios de Zaragoza (plaza de los Sitios). Se celebraron dos Grandes Exposiciones, la Aragonesa de 1868; y la Exposición Hispano-francesa de 1908. Todo ello trajo consigo un cambio radical en el centro de Zaragoza.


Fotografía de Hauser y Mene. A.H.P.Z.


En 1876 la plaza de San Francisco pasó a denominarse Plaza de la Constitución y la fuente de “la Princesa”, con la llegada del agua corriente a las casas, había perdido su función de abastecer a la ciudad, motivo por el que fue desmontada en 1902. En su lugar se levantó un nuevo monumento, cuya primera piedra se colocó en 1899, promovido por la Real Sociedad Económica de Amigos del País, a los cuales hacía tiempo que les rondaba por la cabeza erigir un monumento en memoria de los innumerables mártires zaragozanos, y de los héroes de los Sitios de la ciudad. Uniendo en un mismo monumento conmemorativo los conceptos de religión y patria. El sitio elegido fue la plaza de la Constitución, lugar de paso obligado en el centro.


En la fotografía de Ignacio Coyne (A.H.P.Z.) podemos ver aún juntos los dos monumentos.


Aunque en un primer momento se pensó en un proyecto realizado por el escultor zaragozano Dionisio Lasuén, al final eligieron el del escultor de Tortosa Agustín Querol i Subirats. Se abrió una colecta popular para que todo ciudadano pudiera participar en el proyecto. Querol tomó como modelo el cenotafio realizado entre 1892 y 1897 en recuerdo de los bomberos muertos en el incendio de la ferretería Isasi en La Habana (Cuba) colocado en el cementerio de Colón de esa misma ciudad. Por ese motivo no quiso cobrar la obra realizada para Zaragoza, obsequiándosela al ministro de Fomento don Segismundo Moret.


La fotografía es de 1903. Desde el día en que pusieron la primera piedra en 1899 hasta su inauguración en 1904, en el centro de la plaza sólo se podía ver el pedestal realizado por el arquitecto municipal Ricardo Magdalena, el cual tomó como modelo el erigido por el arquitecto Miguel Aguado para la escultura de la Reina Regente María Cristina, en Madrid.


Fotografía del Archivo Histórico Provincial de Zaragoza.


En 1904 el ayuntamiento de Zaragoza encargó al arquitecto Ricardo Magdalena la ejecución de un castillo de fuegos artificiales para quemarlo, como si de una falla se tratara, durante las fiestas del Pilar de ese año. El castillo se colocó justo detrás del nuevo monumento que estaba realizando Querol y que pocos días después iba a ser inaugurado. Debido a la escasa distancia entre ambos, la prensa y, sobre todo, la Real Sociedad Económica de Amigos del País, pusieron el grito en el cielo por el peligro que veían en semejante acto. Finalmente consiguieron que la quema del castillo se suspendiera.


El castillo de cartón piedra fue testigo de excepción días más tarde, el 23 de octubre de 1904, de la inauguración del monumento a los Mártires, como vemos en la fotografía de Coyne. Siendo demolido días más tarde.


Fotografía de Coyne. A.H.P.Z.

Autoridades el día de la inauguración. Vemos la poca distancia que existía entre ambos monumentos e incluso con las casas de la parte posterior.


Fotografía de Coyne. A.H.P.Z.

Vista de la actual plaza de España, llamada así desde 1937. En el centro el monumento a los Mártires, visto desde la parte posterior, al fondo el Paseo de la Independencia. A la izquierda el edificio conocido como “Seguros la Catalana de Occidente”; y a la derecha, el antiguo banco Hispano-americano.

Vista del monumento, dividido en tres partes, el basamento, el pedestal y las esculturas en bronce, fundidas en la empresa Masriera y Campins de Barcelona.


Consta de un basamento octogonal, proyectado por el arquitecto Magdalena. Está decorado con almenas como si se tratara de la torre de un castillo. Sobre él, un grueso pedestal cilíndrico terminado, a su vez, en forma almenada.


En el cuerpo cilíndrico del pedestal el escudo en bronce de la ciudad de Zaragoza, y sobre él y rodeando el pilar una guirnalda con una inscripción: “Victrix Caesaraugustae pietas innumeris martiribus pro fide et patria” (“La piedad victoriosa de Zaragoza a sus innumerables mártires por la fe y por la patria”).

En lo alto del monumento una cruz (recordando la antigua Cruz del Coso) sirve de telón de fondo para la figura de un ángel que levanta su brazo izquierdo y su mirada hacia el cielo, mientras con brazo derecho sostiene el cuerpo inerte de un baturro herido.

La última figura que se colocó en el monumento fue la de esta joven que sentada sobre un saliente de la base del pedestal porta un ramo de flores en su mano izquierda; y un pergamino abierto en el que se lee “Gloria a los mártires”. Pudiera ser una alegoría de la ciudad de Zaragoza.


Se colocó en 1909 por problemas con la empresa fundidora Masriera y Campins, que había quebrado.



BIBLIOGRAFÍA:


-MANUEL GARCÍA GUATAS: “Las efemérides de 1808 en sus monumentos”.

http://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/21/47/09garcia.pdf


-MANUEL GARCÍA GUATAS: “Zaragoza monumental. Un siglo de escultura en la calle”, Zaragoza, XIII Coloquio de Arte Aragonés, 2008.


-ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ; Y Mª PILAR POBLADOR MUGA: “Arquitectura efímera y fiesta en la Zaragoza de la transición del siglo XIX al XX, Zaragoza, Artigrama, nº 14, 2004.

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