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La ciudad Episcopal de Albí. Patrimonio de la Humanidad.


Tercera etapa de nuestro viaje al viejo Languedoc.

La catedral de Santa Cecilia se eleva sobre el palacio Episcopal o de la Berbie (hoy Museo Toulouse Lautrec), en la orilla izquierda del río Tarn; en la orilla derecha el barrio de La Madeleine, antiguamente “Bout du Pont” .


La ciudad Episcopal de Albí está situada en la región Mediodía-Pirineos, a orillas del río Tarn. Es una ciudad excepcional, declarada en el año 2010 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, dentro de la categoría de bienes culturales. También es conocida por ser el lugar de nacimiento del movimiento herético del catarismo y del famoso pintor postimpresionista, Toulouse Lautrec.


Tras la conquista de la Galia por los romanos, en el año 51 a. C. el pequeño núcleo existente en el lugar que hoy se ubica Albí, se convirtió en “Civitas Albigensium”, territorio de los albigenses. A principios de la era cristiana Albí se transformó en un obispado. En el siglo VI apareció la figura del obispo San Salvy, uno de los personajes más importantes en la historia de la ciudad. En la Edad Media el poder feudal estaba en manos de los vizcondes de Trencavel, pero poco a poco el poder eclesiástico se hará con el mando de la ciudad.

Hacia 1040, la ciudad de Albi conoció una nueva expansión con la construcción del Puente Viejo, ampliándose la ciudad al crearse nuevos barrios.


En el siglo XII los obispos y el Papa Inocencio III, vieron tambalear su poder en toda la zona del Languedoc debido al movimiento religioso herético con respecto a la religiñón católica conocido como catarismo. Este movimiento, surgió en el siglo XII y se extendió por toda Europa con especial arraigo en el sur de Francia. Por ese motivo organizaron una cruzada, conocida con el nombre de "Cruzada Albigense" para impedir que este movimiento triunfara. La lucha duró desde el año 1209 al 1244, momento en el que el fue erradicado el catarismo y Albí se convirtió en una poderosa ciudad episcopal.


Es el momento en el que el obispo Bernard de Castanet, ordenó acabar la construcción del Palacio de la Berbie, e iniciar las obras de la impresionante catedral de Santa Cecilia en 1282 (obras que trataremos en otro estudio aparte).


Tras la Guerra de los Cien Años (siglo XIV-XV), la ciudad conoció una verdadera edad de oro con el comercio del color azul o “pastel”. Este tinte se obtenía de la planta llamada “Isatis Tinctoria” o planta tintórera que se cultivaba en grandes plantaciones existentes en la zona y que una vez recolectada, sus hoja se trituraban y puestas a secar en pequeñas bolas llamadas Coque o Cocagne, de ahí que a Albí también se le conozca con el nombre del “País de la Cucaña”.


En este periodo se consiguieron grandes fortunas debido a este comercio, lo que trajo consigo la construcción de espléndidas mansiones que aún podemos contemplar por todo el casco antiguo de Albí; las cuales forman un verdadero museo arquitectónico en sí mismas.


A finales del XVI la ciudad, debido a las Guerras de Religión y a la crisis del pastel por la competencia del índigo, sufrió una depresión económica, de la que se irá recuperando a través de los años.


Fotografía: Pethan


La Ciudad está estructurada en torno a la catedral y a su palacio-fortaleza episcopal. Toda la arquitectura fue realizada a base de ladrillo rojo, llamado brique foraine, por lo que se la denomina “la ciudad roja” (según la costumbre de la zona de Toulouse). En la arquitectura de Albí también podemos observar las numerosas casas de estructura conocida como “entramado de madera”.


Alrededor de la catedral se pueden distinguir 6 barrios de origen medieval, burgos independientes que se fueron uniendo poco a poco: el Castelviel; el Castelnau; el Burgo de San Salvi; las Combes; las riberas del río Tarn; y el Lices Vigan. La estructura del casco antiguo de Albi no ha variado a lo largo de los tiempos, es uno de los barrios medievales mejor conservados del mundo.


Fotografía: megaconstrucciones. Net.


El Barrio de Le Castelviel es una de las zonas más típicas de la ciudad, forma parte del antiguo burgo fortificado. Tras la Cruzada contra los Cataros, Simón de Montfort tomó posesión de esta zona de la ciudad. Estaba separada del resto de Albí por una muralla que desapareció durante la Revolución Francesa. Este barrio se sitúa en el eje de la torre-campanario de Santa Cecilia.


Fotografía: www.albi-tourisme.fr.

Esta es una de las calles más importantes del barrio, la calle Castelvieil; situada enfrente de la torre de Santa Cecilia. El edificio que hace esquina con la plaza de la catedral está realizado casi en su totalidad con el ladrillo rojo típico de Albí, combinado con piedra en algunas zonas para realzar la decoración. Las casas que utilizaban la piedra se consideraban más ricas.


Siguiendo por la calle Castelvieil también encontramos las populares casas de entramado de madera. Este sistema fue muy frecuente en la Edad Media. Esta casa, que ocupa el nº 10, es sencilla, su planta baja está realizada en ladrillo rojo y era utilizada para tienda o almacén; sobre ella otra planta entramada en saledizo con ladrillos colocados horizontalmente que era la residencia.


El entramado es sencillo con simples maderos apenas desbastados. En lo que respecta a los entramados vemos que las piezas son en su mayoría verticales y horizontales, sólo observamos la existencia de uno en diagonal, en la fachada que da a la calle “Impasse Compayré”. Hoy en día en esta casa, de propiedad privada, se abre una galería de arte.

La calle Castelvieil mirando hacia la torre de la catedral de Santa Cecilia, presente desde todos los puntos del barrio. Todas las calles han sido reformadas siguiendo la pauta que tenía la ciudad en sus orígenes.

Bajando, hacia la izquierda, encontramos la pintoresca plaza de Savéne, en la cual vemos un conjunto edificios llenos de encanto. Son casas con entramados de madera, unos visibles, otros enlucidos con mortero de cal o yeso. Son casas con dos plantas; o con dos plantas y granero abierto coronado por un tejaroz. También podemos ver en esta placita, casas de simple ladrillo rojo con sus ventanas de madera.

Otro detalle de la Plaza de Savéne. Es una plaza llena de encanto, con vistosos colores. A la izquierda vemos una casa con entramado de madera pero enlucida con mortero; y a la derecha la típica casa de entramado de madera pero sin enlucir, mostrando el típico ladrillo rojo de Languedoc.


Al final de la calle también encontramos un curioso tranpantojo: Bon jus de la Treille, vins, charbon a domicile (Buen jugo de La Treille, vinos, carbón a domicilio).


Otra calle de este pequeño barrio de Castelvieil, cuyas casas siguen la tónica general de toda la zona del Languedoc. Casas de ladrillo rojizo y grandes ventanales de madera. La mayoría de las fachadas han sido restauradas, y las calles han sido reacondicionadas con adoquines artísticamente dispuestos rodeados de cantos rodados en los bordes.

Al lado del Barrio del Castelvieil encontramos el de Castelnau, barrio en el que se asentaron también ricos-hombres. Es, a su vez, una zona muy pintoresca, con calles estrechas.


www.albi-tourisme.fr.

En todo el entorno encontramos las típicas casas de entramado de madera, entre ellas podemos contemplar la casa natal de Toulouse Lautrec, actualmente es propiedad particular y no se puede visitar.


Tiene tres alturas, la planta inferior con el muro en ladrillo rojo horizontal, en el que se abre la puerta de entrada y varias ventanas que iluminan esa planta. Un segundo piso con ladrillo en horizontal y entramados sencillos, en su mayoría verticales combinando con alguno en diagonal. La planta superior o granero, abierta, alternando el ladrillo horizontal con entramados verticales y diagonales. Se cierra con un alero de madera sobre el que se asienta la teja.


Fotografía: melusine0 5.

Plano del barrio de Saint Salvi. Este barrio se desarrolló en los siglos XI y XII alrededor de la colegiata del mismo nombre. Sus calles aún conservan restos de su vocación comercial y artesanal: de los peleteros, zapateros, caldereros… Emplazamiento en la que se desarrolló una zona comercial ya en la Edad Media, hecho que sigue ocurriendo hoy en día.


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Rue Peyroliére, en el barrio de Saint Salvi,

La Casa nº 8 de la Rue Mariés , también en el barrio de Saint Salvi, es una construcción del siglo XV. Es el típico edificio de entramado de madera, con planta baja, sobre ella dos pisos más, en saledizo. La última planta o granero está abierto y cubierto por un saliente tejaroz. En ella observamos una decoración mucho más rica que las vistas anteriormente. El ladrillo rojo está colocado en zig-zag entre aspas de entramado, lo que da a la fachada una gran riqueza decorativa.


Esta casa fue clasificada Monumento Histórico en 1927.


También dentro del burgo de Saint Salvi; y en la parte posterior de la iglesia del mismo nombre, se encuentra esta pequeña y encantadora plaza, denominada “Plaza du Cloitre de Saint Salvi. Hoy en día, sus bajos cobijan restaurantes, y conforma una zona tranquila y muy bonita, desde la que podemos contemplar los contrafuertes de la antigua iglesia.


Otra calle importante dentro del barrio de Saint Salví es la calle Saint Julien, la cual conduce directamente al mercado cubierto. Es una zona muy comercial.


Casa nº 16 de la calle de Saint Julien, con un magnífico entramado de madera. Vemos que sigue la tónica general de este tipo de construcciones. Podemos ver la labor en el ladrillo rojo, colocado horizontalmente, en rombos, en zig-zag, en esquina de pez, etc. Los entramados de madera son muy efectistas. Tiene planta baja y dos plantas superiores en saledizo, rematando con un granero abierto o “solelhier” con tejaroz; este espacio se utilizaba para secar la cosecha.


Este edificio está inscrito como monumento histórico desde el año 1924.

En la Edad Media esta zona del barrio de Saint Salvi, se llenaba de comerciantes, se realizaban ferias, mercados, etc. En el año 1860 Albí decidió construir un mercado cubierto, siguiendo el ejemplo del Mercado “les Halles” de Paris. Fue inaugurado en 1905, sobre un proyecto de Thierry Bourdois y André Michelin. Es un buen ejemplo del Art Noveau. Fue restaurado en el año 2007.


Este mercado es otra de las visitas imprescindibles en Albí, no sólo por su valor histórico-artístico, sino por sus excelentes productos. Doy fe de ello, los quesos, increíbles patés (los recordaré toda la vida), así como el tapeo que nos tomamos allí mismo: un vinito blanco con unas ostras que nos quitaron el gusanillo antes de comer. Recomendable cien por cien.


Si os fijáis en la fotografía, al fondo se lee Fromagerie; en ese puesto vendían unos quesos buenísimos. También recomiendo la salchicha de Toulouse. Qué se lo pregunten a José Luis Sanz, cómo estaba la salchicha, jajaja.


Siguiendo en el mismo barrio de Saint Salvi, podemos ver en el ángulo de las calles Saint-Étienne y des Foissants, al terminar la calle de la Grand’Côte, la llamada “Casa Románica” u Hôtel de Fenasse. Es uno de los pocos edificios civiles románicos que se conservan en la región de Midi-Pyrénées del siglo XII. El 9 de junio de 1971 se le nombró monumento histórico.


Es un edificio de tres plantas con el último nivel en saledizo. La portada que se abre a la calle des Foissants era la puerta secundaria, ya que en la época de su construcción, la calle de San Etienne era la más comercial.

La “Casa Románica” perteneció originalmente a la poderosa familia albigense de los Fenasse, ricos mercaderes y financieros, los cuales fueron propietarios hasta el año 1300; año en el que William Fenasse fue condenado por cátaro y le confiscaron todos sus bienes. Hoy en día es propiedad particular y en su planta baja se ubica un café muy original, con un buen café y mejores dulces.


En la fachada, que da a la calle de Saint Etienne, vemos la planta baja en la que se abrían dos grandes arcadas, una de ladrillo y otra de piedra (hoy cerradas). Seguramente estos bajos eran tiendas o talleres. En la parte superior, encontramos una ventana en arco de medio punto con dos columnillas con capiteles labrados.


Está inscrita en Monumentos Históricos desde 1971.

En su construcción podemos ver dos períodos distintos por el uso del material utilizado. En el siglo XII se usó la piedra caliza, material usado en las casas de mayor calidad; y posteriormente, en el siglo XV, remodelada en ladrillo. Tanto la portada, que se abre a la calle des Foissantas; como el ventanal que da a la calle de Saint Etienne, son de piedra enmarcados por columnas que apoyan en capiteles tallados con representaciones de animales.

Plano del barrio de Les Berges du Tarn. Este barrio comprende dos zonas, una en la orilla derecha del Tarn, donde se encuentra el barrio de la Madeleine (antiguo barrio Bout du Pont); y otra en la orilla izquierda.


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En la parte izquierda del barrio de Les Berges du Tarn, encontramos la rue d’Enguesysse; calle comercial que daba acceso al Puente Viejo. Comienza en la zona del Palacio Episcopal y termina en la rue du Gran Côte, a orillas del Tarn. Al fondo, a la derecha, se puede ver el palacio Episcopal (hoy Museo de Toulouse Lautrec), y elevándose sobre éste, los altos muros de la catedral de Santa Cecilia.


La rue deEngueysse en dirección al río Tarn. Las calles que se situaban a la salida del Puente Viejo, único acceso en aquella época para pasar a la otra orilla del Tarn, llevaban directamente al centro comercial de la ciudad: a la plaza del mercado, a la plaza de Saint Salvi o a la plaza de Santa Cecilia. Es decir al corazón mismo de Albí.


Otra vista de la rue de Engueysse. En ella nos encontramos calles estrechas empedradas y casas de ladrillo con molduras de piedra, así como las tradicionales casas de entramado de madera que dan un ambiente medieval a estas calles llenas de encanto.

Vista de la orilla derecha del río Tarn y el barrio e iglesia de La Madeleine.


El río Tarn atraviesa todo el territorio albigense. Este río fue utilizado desde la Antigüedad, siendo navegable entre Albi y Gaillac a partir de 1820 y 1830. La construcción del puente Viejo en el siglo XI impulsó el crecimiento de un nuevo barrio en la margen derecha del río Tarn; un arrabal donde vivían los ciudadanos más humildes; mientras que en la margen izquierda del río se instalaba el poder religioso y político. En las orillas del río se instalaron molinos, tintes y tenerías, fábricas de ladrillo, etc.


En la orilla derecha del Tarn aún se ven los restos de los antiguos molinos, fábricas y muelles que dieron tanta riqueza a la ciudad. Así como los emplazamientos donde se desarrollaron antes las actividades industriales que animaron en el siglo XIX la orilla derecha, barrio denominado antiguamente “Bout-du-Pont”, con sus tintorerías, telares y fábricas de ladrillo y de sombreros…


Hoy estas actividades han desaparecido y las orillas del Tarn conservan residencias tranquilas acompañadas de vegetación.

Detalle del Barrio de La Madeleine, con la iglesia del mismo nombre elevándose sobre los edificios. Las orillas del Tarn conocían ya una importante actividad comercial en el s. XI: el Port Vielh, el Pont-Vieux, la plaza de la Pile son algunos de los restos de su auge.


En las orillas del río se pueden ver los antiguos muelles, testigos de la gran actividad que tuvo esta localidad, ya sólo entre 1835 y 1865 navegaban por su curso más de 50.000 toneladas de carbón de Carmaux al año.


En la fotografía los dos puentes, el Viejo de 1040; y el nuevo, llamado del 22 de agosto de 1944.


Las orillas del Tarn se han limpiado y actualmente se puede pasear por ellas a través de una serie de senderos, pudiendo contemplar un precioso panorama.


El Puente Viejo visto desde la orilla izquierda. Fue construido hacia 1040, fue clave para la prosperidad comercial en época medieval de la ciudad de Albí, tanto por el comercio y los intercambios que por él se realizaban, como por el peaje que se cobraba por el paso de mercancías. Fue reconstruido entre 1220 y 1240, de cuya época son los arcos apuntados que podemos ver.


Durante los siglos XIV y XVIII sobre sus pilares existieron casas, pero tras la riada de 1766 se demolieron. En 1820 su calzada fue reparada y ampliada, revistiendo el puente con ladrillo. Tiene ocho arcos de los cuales siete son apuntados y uno, el último y más pequeño, se abre en arco de medio punto.


Está clasificado como monumento histórico el 16 de marzo de 1921.

Junto al puente nuevo, llamado del 22 de agosto de 1944, y en la ribera derecha del río, se encuentra la antigua fábrica de harina de Albí, también conocida con el nombre de les Moulins Albigeois o Vermicellerie. Eran molinos de harina que datan del siglo XII. Este edificio fue transformado y ampliado en los años posteriores. Hoy es el Centro de Arte Contemporáneo de Albí (Le L.A.I.T.).


El edificio fue inscrito con el título de Monumento Histórico el 11 de octubre de 1984.

Hasta finales del s. XVIII, el Tarn conoce un floreciente comercio fluvial: vinos de Gaillac, cáñamo de Canavières, planta de pastel, azafrán, vidrio de Grésigne, cerámica de Montans, parten y arriban a bordo de gabarras. En la orilla izquierda del Tarn encontramos el molino del cabildo. Actualmente se pueden ver de cerca los antiguos molinos, gracias a un servicio de gabarras o barcas de fondo plano que recorre el río.


Fotografía realizada por Guadalupe Ferrández.

Plano del barrio Lices-Vigan. Este barrio es el que marca el límite del núcleo medieval y la ciudad moderna.


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En el barrio Lices-Vigan, las casas señoriales marcan otra época próspera de Albi, los s. XV y XVI cuando mercaderes y burgueses se enriquecieron gracias al comercio del Pastel. Ese florecimiento se refleja en las casas que se construyen en este periodo. Una de ellas es el Hôtel Reynès situado en la calle Timbal que junto con la Maison Ejalbert, situada casi enfrente, muestran el esplendor de la ciudad en el siglo XVI.


Este edificio fue clasificado Monumento Histórico en 1862. Actualmente alberga la Cámara de Comercio e Industria.





Detalle de la Puerta de entrada al hotel Reynès. Es un edificio realizado en ladrillo, usando la piedra para enmarcar las ventanas y la puerta de entrada. Es considerada la joya del renacimiento albigense. Su propietario fue el mercader de “pastel” Roger Reynes.


Detalle de la decoración de las ventanas superiores del hotel Reynes.


La Maison Ejalbert o la Farmacia de los Penitentes, está situada en la esquina de la calle Timbal con Penitentes, casi enfrente del hotel Reynès. Se construyó en el siglo XVI, pero en este caso siguiendo la estructura del entramado de madera. En ella la decoración es más rica que en otras casas que hemos visto en Albí, el entramado es mucho más complicado que en los primeros edificios medievales, que son más sencillos. El ladrillo colocado en forma horizontal y en zig-zag.


Está clasificado como monumento histórico desde el 9 de mayo de 1921. Hoy en día es de propiedad particular.

Detalle de la Maison Ejalbert. Los marcos de las ventanas, pilastras y frontones están tallados con decoración renacentista en la que aparecen figuras humanas, frisos esculpidos, volutas, roleos vegetales, etc


Detalle de la Puerta de entrada de la Maison Ejalbert. Profusamente decorada con motivos renacentistas.

Rue de L'Hôtel de Ville. Una de las calles que une la parte nueva del casco antiguo.



Para finalizar este pequeño estudio de la preciosa ciudad de Albí, mencionar la impresionante labor de restauración del casco antiguo, realizada desde el año 2007. La ciudad ha sabido conservar su pasado, al lado del presente. Esta gran labor, como hemos comentado en un primer momento, se vio recompensada al ser elegida Patrimonio de la Humanidad, título bien merecido.



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