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Santa Cruz de La Serós (Huesca)


Santa Cruz de La Serós es un precioso pueblo situado en la margen izquierda del río Aragón, al fondo de un valle situado en la Sierra de San Juan de la Peña (Huesca). La localidad se halla al pie de las peñas de San José que bordean el monte de San Salvador. En un principio su nombre era Santa Cruz, pero al habitar el lugar las monjas benedictinas (llamadas las Sorores), por alusión a ellas, terminó llamándose Santa Cruz de la Serós, apocopando el nombre. Realmente este lugar es un paso obligado antes de visitar San Juan de la Peña, germen del primitivo Reino de Aragón.


Antes de comentar las dos magníficas iglesias románicas que podemos encontrar en esta localidad, pasearemos un poco por sus calles, contemplando la belleza de este pequeño núcleo lleno de historia y de arte. El casco antiguo se sitúa en el lado izquierdo del barranco de Santa Cruz. Observamos que sus calles y sus casas parece estar situadas de manera anárquica, la realidad es que en la Edad Media los edificios se levantaban en torno a los monasterios. En el lado derecho se han abierto casas nuevas, pero que no desentonan del entorno.


En la fotografía vemos la Plaza mayor, en la que encontramos uno de los pozos de agua de planta circular rematado con tejadillo (a la izquierda de la imagen).


Seguimos en la Plaza Mayor, a la izquierda se ve el muro septentrional de Santa María. Las casas son de planta rectangular de varios pisos, generalmente tres. Con tejados a doble vertiente, muy inclinados, sobre los que se alzan las típicas chimeneas de forma cónica o cilíndrica, en cuya parte superior están abiertas con una especie de ranuras llamadas “espantabrujas”, tan típicas del Pirineo.


El material constructivo fundamental es la piedra labrada, usando para reforzar las esquinas el sillarejo. Las casas están realizadas siguiendo las condiciones climatológicas de la zona, tejados a dos vertientes pronunciadas, pequeños vanos para evitar el frío, etc.


La mayoría de las casas han sido restauradas y las de nueva construcción no desentonan del resto.


Las cubiertas son a doble vertiente, presentando una inclinación considerable, para evitar que la acumulación de nieve y el desplome de los tejados. En ellas, a veces, se abren pequeños huecos abuhardillados conocidos con el nombre de “locanas o lucanas”, por donde se ilumina el desván.


Las calles son estrechas y de trazado irregular, adaptándose a las condiciones del terreno. La mayoría de las viviendas fueron construyéndose alrededor del monasterio.


Casa d’Ojalatero situada en la calle Fuente. Es una vivienda que se adapta perfectamente al espacio que tenía. Se la puede considerar una “casa bloque”, de tres pisos, con pequeñas ventanas que se abren en su estrecha fachada. También podemos observar los antepechos de piedra y los dinteles de madera.


Detalle de la puerta de entrada de la Casa d’Ojalatero. Se trata de una pequeña portada adintelada, totalmente descentrada de la pequeña fachada.


Las calles se adaptan perfectamente al terreno.


Calle de la Fuente, a la derecha vemos la Casa d’Ojalatero y a la derecha la “Casa Jusepe”. En ella vemos el tipo de casas que podemos encontrar en la villa, las de piedra a cara vista y las que tienen los muros revocados. En todas ellas encontramos los dinteles de las puertas y antepechos de las ventanas de piedra o madera.


En la Casa Jusepe, construcción de piedra a cara vista, se emplea la piedra sillar para las embocaduras de vanos y puertas. La Puerta es arquitrabada con dintel monolítico de piedra sobre salmeres en voladizo. Las ventanas de pequeño tamaño, para proteger el interior del frío exterior, son también arquitrabadas con dinteles de piedra o madera.


El Ayuntamiento es un edificio rectangular de tres pisos, con pequeñas ventanas con dinteles de madera y antepechos de piedra. En el centro del segundo piso se abre un balcón tipo ventana.


Uno de los dinteles del ayuntamiento ostenta inscripciones y figuras grabadas. En él podemos leer la fecha de construcción: “Hiçose esta casa. Año 1605. Guillen Garcés".


Casas modernas se adaptan perfectamente al paisaje.

Desde la terraza del Hostal Santa Cruz, se puede contemplar una magnífica vista de la iglesia de Santa María, a la vez que te puedes tomar un cafecito con leche para terminar una jornada realmente muy placentera.


Tras tener una idea de las características de este precioso pueblo, vamos a comentar su importancia histórica-artística. No hay que olvidar el interés que la monarquía aragonesa tenía por este territorio. En 1025 Sancho el Mayor convirtió el monasterio de San Juan de la Peña en el principal monasterio de la zona. Más tarde, su hijo, Ramiro I, primer rey de Aragón, también mostrará su predilección por estas tierras de su reino.


Fotografía: http://www.excursionesporhuesca.es/


Esta pequeña localidad tuvo gran relevancia en su momento, pues en ella se construyeron dos edificios románicos de gran importancia: la iglesia del antiguo monasterio de santa María; y la iglesia de San Caprasio, patrón de la villa. En la fotografía podemos ver una vista de la villa, en primer término la iglesia de Santa María, y siguiendo la carretera hacia el fondo, a la izquierda, la pequeña iglesia de San Caprasio.


La iglesia de San Caprasio es la primera que encontramos al entrar en la localidad, en el llamado “Barrio Bajo”. En el año 2001 fue restaurada quitándole los añadidos que a lo largo de los tiempos habían cubierto esta preciosa iglesia.


San Caprasio es una Iglesia románica lombarda del siglo XI. Según consta documentalmente el rey Sancho Ramírez otorgó esta iglesia al monasterio pinatense. Como material constructivo se utilizó el sillarejo. En el muro sur encontramos las típicas lesenas lombardas, en número de siete, unidas en su parte superior por una serie de desiguales arquillos de medio punto (dos entre cada una), que apoyan en mensulillas y en las propias lesenas. En este muro se abren dos estrechos vanos de iluminación entre las lesenas.

Detalle del muro sur, la torre y el ábside.

El ábside está dividido por lesenas en cinco paños. Sobre él vemos el tejado a doble vertiente y la torre sobre el presbiterio.

Detalle del ábside, decorado con arquillos ciegos pareados que apean sobre mensulitas y lesenas. En él se abren tres ventanas saeteras de doble derrame que son el punto de iluminación del interior del ábside.


En el lado norte no existen vanos de iluminación, simplemente la decoración con lesenas y arquillos ciegos, típica del románico lombardo.


El muro occidental decorado con las típicas bandas lombardas pero dispuestas de una forma irregular. En el centro de la fachada se abría un vano de iluminación, cegado en la última restauración, sólo se puede ver por el interior. La puerta de acceso se abre en un sencillo arco de medio punto dovelado.

Detalle de la irregular decoración de la fachada occidental.


La pequeña torre de planta cuadrada se eleva sobre el presbiterio. Tiene un único cuerpo, con ventanas geminadas en tres de sus lados y en el cuarto, de medio punto; fue un añadido del siglo XII.

El interior presenta una sola nave con dos tramos, separados por un arco fajón, cubiertos con bóvedas de arista, sustentadas por pilastras de triple esquina


El presbiterio es pequeño, de dos tramos, el primero cubierto por bóveda de cañón, y el segundo con bóveda de cuarto de esfera y se cubre con bóveda de cañón. A cada lado del ábside se abren dos pequeñas exedras. Se ilumina a través de tres estrechos vanos con doble derrame.


Saliendo de San Caprasio nos encontramos la reproducción de las chimeneas del Pirineo. Representando una alta chimenea de forma cilíndrica con sus pequeños vanos en la parte superior, un tejadillo cilíndrico sobre el cual encontramos el llamado “espantabrujas”, en donde se colocan figuras labradas de piedra porosa llamada “tosca”, a veces figurativas o geométricas.


Caminando hacia el centro del pueblo divisamos la airosa silueta de la iglesia de Santa María. Es el único edificio que queda del antiguo monasterio de benedictinas. Estas religiosas provenían del vecino monasterio de San Juan de la Peña, que en el año 1025 al prohibir Sancho III el Mayor que en una misma comunidad convivieran monjes y monjas, tuvieron que abandonar el monasterio, estableciéndose a poca distancia del mismo.


Ya hemos comentado que el rey Ramiro I tenía predilección por esta zona de la Jacetania; hasta tal punto, que mandó edificar una nueva iglesia en el monasterio de Santa Cruz de La Seros. En él habitaron tres de sus hijas (Teresa, Sancha y Urraca). En 1059 ingresó la menor de sus hijas, doña Urraca; pero el cenobio alcanzó su esplendor con otra hija del rey, Doña Sancha, la cual al enviudar entró en el monasterio entre 1065 y 1070.


Desde muy temprano el lugar estuvo bajo la protección real. Tampoco hay que olvidar que Doña Sancha también fue una mujer de gran importancia para el reino, ya que educó a su sobrino Pedro, sucesor de Sancho Ramírez en el trono, el futuro Pedro I. Allí fue enterrada tras su muerte en 1095 en un bello sarcófago que se encuentra en la actualidad en el Real Monasterio de las Benedictinas de Jaca.


El monasterio se convirtió en destino de numerosas damas nobles, lo que trajo consigo donaciones tanto por parte de la Corona como por parte de la nobleza aragonesa. Durante los siglos XII y XIII, al igual que ocurriría con el próximo San Juan de la Peña, el monasterio de la Serós fue perdiendo su influencia e importancia.


En 1931 la iglesia de Santa María fue declarada Monumento Nacional. En la excavación llevada a cabo en 1991 se encontraron en el ábside de la iglesia restos de lo que pudo ser una pequeña iglesia prerrománica de nave rectangular y cabecera cuadrada; posteriormente fue nuevamente restaurada en el año 2004, y en 2005 declarada Bien de Interés Cultural. Finalmente en el año 2008 la villa fue nombrada Conjunto Histórico Artístico del Camino de Santiago.


Tras las restauraciones la iglesia vuelve a presentar su monumentalidad y verticalidad, debido a su alta torre campanario. Hay que tener en cuenta que en esta iglesia se ha identificado la mano de dos talleres diferentes.

Destaca su ábside semicircular y dos falsas capillas que sobresalen en rectángulo al exterior, y más parecen simples contrafuertes, pero son las cabeceras planas de las dos capillas del crucero.


El ábside presenta dos esbeltas columnas decorativas, adosadas al muro, que divide el ábside en tres paños, en los que se abren tres vanos. Las columnas tienen capiteles decorados, así como la parte inferior del alero; en el que podemos observar 18 canecillos decorados con temas vegetales, figurados, animales y rollos. En lo que respecta a la escultura, tenemos que tener en cuenta que en la iglesia podemos diferenciar la labor de dos talleres distintos, uno de ellos de mejor calidad.

Detalle de los canecillos de la cornisa del ábside y los capiteles de las columnas adosadas a él.


Detalle de los canecillos y los capiteles del ábside.


Uno de los salientes rectangulares. Se cubren ambos con un tejaroz. En la parte superior de la estructura se abre un pequeño vano.


Detalle de los canecillos del tejaroz que cubre uno de los salientes del ábside, con decoración figurada.


La airosa torre se eleva sobre la capilla del lado meridional. Tiene estructura cuadrada, con cuatro cuerpos. El primero muy alto; el segundo cuerpo sólo abierto por pequeñas ventanas con arcos de medio punto dovelados; el tercer cuerpo con ventanas formadas por un doble arco de medio punto que apoya en columnas y un parteluz en el centro. La torre remata con un cuarto cuerpo en forma octogonal cubierto con un tejado a ocho vertientes.


Sobre el cruecero se alza una estancia de planta octogonal al exterior y con cuatro exedras que le dan forma cuadrada en la parte inferior. Desde el exterior da la impresión de ser un cimborrio, pero no lo es. Se desconoce realmente su función, pudiera ser una cámara para ocultar el tesoro litúrgico, según comenta Ana Isabel Lapeña. Es una estructura que únicamente se ha encontrado en esta iglesia, razón por la cual tiene un gran interés.

Detalle del muro septentrional, en el cual sólo encontramos un vano de iluminación en el segundo tramo. Sustentan el alero una serie de canecillos decorados con rollos, bolas; en algunos vemos restos de policromía.


En el lado meridional se ubicaba el resto de edificios del monasterio de las monjas. Hoy en día sólo se conserva la puerta que comunicaba la iglesia con una dependencia del cenobio, seguramente el claustro.


La portada del lado meridional es sencilla. Presenta un tímpano decorado con el típico crismón con seis rosetas, sobre él una moldura en bocel con decoración de ajedrezado.

Detalle de la cornisa con la decoración de los canecillos que recorre toda la iglesia.


La portada principal se abre en la fachada occidental, bajo un tejaroz sostenido por canes figurados. Está rodeada por una moldura en bocel ajedrezada. Está compuesta por dos arquivoltas de medio punto abocinadas, entre las que discurre una hilera de bolas, de las cuales la central representa una cabeza humana. Estas arquivoltas apean alternativamente en pilares y columnas con capiteles vegetales y figurados.


Detalle del tímpano y del tejaroz de la portada.


En el tímpano, muy similar al de la catedral de Jaca, se representa un crismón trinitario flanqueado por dos leones, fechado hacia 1090 (el de Jaca lo datan en 1115).



En él hay varias inscripciones: La primera rodeando el círculo del crismón, en el que se lee lo siguiente: "Yo soy la puerta de entrada: pasad por mi fieles. Yo soy la fuente de la vida: tenéis más sed de mí que de vino, vosotros que penetráis en este bienaventurado templo de la Virgen". Y la segunda por debajo del anterior: "Corrígete primero para que puedas invocar a Cristo".


Capitel en el que se representa a una figura entre dos animales.

Capitel en el que también se representa una figura que sujeta a dos bestias, que parecen leones, para algunos representa al profeta Daniel entre los leones.

Capitel decorado con motivos vegetales. En este lado derecho vemos por encima de los capiteles una imposta decorada con motivos vegetales.

Capitel decorado con motivos vegetales. En este lado derecho vemos por encima de los capiteles una imposta decorada con motivos vegetales.


Una vez en el interior vemos que es iglesia de planta de falsa cruz latina con una única nave. Sólo tiene un ábside central exterior; y dos absidiolos rectangulares en cada uno de los dos falsos brazos de la cruz (en realidad son capillas).


Vista de la nave hacia los pies. En la fotografía vemos la escalera de caracol que da acceso a la cámara secreta que hay por encima del falso cimborrio.


Muro meridional. A lo largo de la nave, a la altura del arranque de las bóvedas, una imposta ajedrezada. En el muro se abre la puerta que comunicaba posiblemente con el claustro del monasterio; y al fondo el arco de entrada a una de las capillas laterales.

Capilla lateral del muro meridional. Observamos un ventanal de doble derrame.

Capilla lateral del muro septentrional. En ella se encuentra el antiguo retablo gótico, de 1490, que antiguamente se situaba en el presbiterio.

Retablo de la Virgen. Consta de predela y cuerpo principal de tres calles en los que se relatan escenas de la vida de la Virgen. En el centro se abre una hornacina cobijando la escultura de la Virgen con el niño de alabastro policromado.


Capitel figurado en la nave de la iglesia. También podemos ver la imposta ajedrezada que recorre todo el perímetro de la iglesia.


Detalle del capitel situado enfrente del anterior, en la nave de la iglesia.

La nave se cubre con bóveda de cañón reforzada con dos arcos fajones de medio punto, que apoyan en capiteles figurados.

El ábside presenta una bóveda de horno precedida por una bóveda de cañón, en el tramo recto. Un arco triunfal da acceso al presbiterio.

Las capillas laterales se cubren con bóveda de aristas reforzadas por nervios diagonales.


En la fotografía realizada por Juan Mora Insa vemos la iglesia antes de la restauración llevada a cabo por el arquitecto Pérez Latorre en 1992. Año en el que se desmontó el coro que se elevaba a los pies de la iglesia. En cuyo centro se ubicaba esta original pila bautismal, decorada con dos antiguos capiteles invertidos. En el centro de la pila se elevaba una columna cilíndrica que terminaba, a su vez, con otro doble capitel superpuesto. Al derribar el coro, la pila bautismal se trasladó perdiendo su columna central.


Fotografía: Juan Mora Insa. Archivo Histórico Provincial de Zaragoza.

Estado actual de la pila bautismal, situada en el lado sur del templo.




BIBLIOGRAFÍA:


-F.OLIVÁN BAILE: “Los monasterios de San Juan de La Peña y Santa Cruz de La Serós”, Zaragoza, 1974.


-ANA ISABEL LAPEÑA PAÚL:”Santa Cruz de La Serós”, Zaragoza, Ed. Mira, 1993.


-FUIXENCH NAVAL, JOSÉ MARÍA. Real Monasterio de San Juan de la Peña y templos de Santa Cruz de la Serós, Editorial Kapitel, Huesca, 2010.


-ANTONIO GARCÍA OMEDES: http://www.romanicoaragones.com/0-Jacetania/23-SerosStaMaria.htm


-ANTONIO GARCÍA OMEDES: http://www.romanicoaragones.com/0-Jacetania/24-SerosCaprasio.htm


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-http://www.patrimonioculturaldearagon.es/bienes-culturales/monasterio-santa-maria-cruz-de-la-seros


-Arquitectura Popular de la Comarca de la Jacetania: Santa Cruz de la Serós: http://www.jacetania.es/jacetaneas/opencms/system/galleries/download/PATRIMONIOPOPULAR/SANTA_CRUZ_pdf.pdf


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