El aparejo toledano

Hace unos meses realicé un viaje histórico-artístico-gastronómico, por Toledo, Ávila y Segovia (siguiendo la dieta del cochinillo, resultado: 2 kilos más). Son tres ciudades maravillosas que, aunque ya las conozcas, siempre te sorprenden. En este viaje ha sido muy instructivo el comparar, in situ, el sistema constructivo que se realizaba en algunos edificios en Toledo y en Segovia.

El aparejo toledano tiene su origen en el opus mixtum romano, manteniéndose en la arquitectura musulmana, y mudéjar; siendo utilizado durante los siglos X-XV sobre todo en Castilla. Poco a poco fue decayendo su uso, hata que en el siglo XX comenzó nuevamente a utilizarse.

En la ciudad de Toledo, lo encontramos, siendo también denominado como “cajones de mampostería”). Consiste en un aparejo realizado alternando ladrillos y piedra. Este sistema constructivo no sólo aparece en la ciudad de Toledo, sino que también lo podemos ver en otros pueblos y ciudades de Castilla.

El muro está formado con grandes franjas de mampostería (“cajones de mampostería”), generalmente de silex, entre hiladas de ladrillo (“verdugadas”), y refuerzos de ladrillo a cara vista en las esquinas.

Los cajones o hiladas de mampostería no son siempre iguales, eso hace que existan diversos aparejos toledanos, dependiendo del número de verdugadas de ladrillo, de las piedras empleadas en la mampostería, etc.

Este aparejo se caracterizan por el empleo de hiladas de ladrillo combinadas con cajoneras de mampostería (generalmente se emplea sílex)

Detalle del aparejo toledano.

Detalle fachada del Casón de los López (muy restaurado), Toledo. Aparejo toledano, en el muro se han incrustado motivos de otros edificios más antiguos.