top of page

EL HOMBRE QUE APRENDIÓ A LADRAR



"No vayas a creer lo que te cuentan del mundo

(ni siquiera esto que te estoy contando)

ya te dije que el mundo es incontable"

(Mario Benedetti).



Hoy os voy a poner un relato corto de uno de mis escritores preferidos, el uruguayo Mario Benedetti, integrante de la Generación del 45 o "Generación Crítica". Un hombre sencillo, comprometido y lleno de sentimiento.


Este escrito, con permiso del maestro Benedetti, va dedicado a mi querido hijo peludo "Chusco". Por él también he aprendido a ladrar, porque su idioma es más sincero, llano y cariñoso que el mio propio. Un idioma lleno de Amor, Entrega y Fidelidad.


Pero me pasa como a Raimundo, aún se me nota bastante el acento humano, Chusco me tendrá que dar clases extra para perderlo.


"Chusquito" te quiero.




EL HOMBRE QUE APRENDIÓ A LADRAR


Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje, con lapsos de desalineamiento en los que estuvo a punto de desistir. Pero al fin triunfó la perseverancia y Raimundo aprendió a ladrar. No a imitar ladridos, como suelen hacer algunos chistosos o que se creen tales, sino verdaderamente a ladrar. ¿Qué lo había impulsado a ese adiestramiento? Ante sus amigos se autoflagelaba con humor: "La verdad es que ladro por no llorar". Sin embargo, la razón más valedera era su amor casi franciscano hacia sus hermanos perros. Amor es comunicación. ¿Cómo amar entonces sin comunicarse? Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y (algo más extraordinario aún) él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día Raimundo y Leo se tendían, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo. Por fin, una tarde se animó a preguntarle, en varios sobrios ladridos: "Dime, Leo, con toda franqueza: ¿qué opinás de mi forma de ladrar?". La respuesta de Leo fue bastante escueta y sincera: "Yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras, todavía se te nota el acento humano."


Artículos recomendados
bottom of page