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LOS MENSAJES OCULTOS DEL PATIO DE LA INFANTA DE ZARAGOZA


No hace mucho acudí a Ibercaja. Al entrar en el edificio por la calle San Ignacio de Loyola contemplé de nuevo, y por casualidad, ese extraordinario conjunto que es el Patio de la Infanta. Entre sus columnas, frisos y esculturas reviví un momento mágico que no se puede explicar con palabras. Quiero agradecer desde aquí la amabilidad de la responsable del programa de Educación y Cultura de Ibercaja, Magdalena Lasala, al permitirme fotografiar días más tarde este maravilloso patio.


Viendo esta magnífica representación del arte renacentista aragonés se puede uno imaginar cómo sería este palacio en su tiempo. El patio formaba parte de la casa familiar del rico mercader, de origen judeo-converso, Gabriel Zaporta, el cual entró en 1542 en la baja nobleza gracias a los múltiples préstamos que realizó al emperador Carlos V.


Zaporta era lo que hoy podemos llamar un hombre rico y poderoso, casado en segundas nupcias con Sabina Santángel, también de estirpe judeo-conversa. Al contraer nuevo matrimonio reformó su casa familiar, un edificio del siglo XV situado entre las calles de San Jorge, San Andrés y el callizo llamado de Zaporta, en la parte posterior del teatro romano de Cesaraugusta. La reforma se llevó a cabo hacia 1549-51, año de su boda con Sabina Santángel.


Al morir Zaporta la casa fue pasando de unas manos a otras, pero con el paso del tiempo fue deteriorándose. Durante los últimos años del siglo XVIII también residió y murió entre sus paredes Mª Teresa de Vallabriga y Rozas, viuda de don Luis Antonio Jaime de Borbón, hermano del rey Carlos III, desde este momento el edificio fue conocido como “casa y patio de la Infanta”.

Durante el siglo XIX se establecieron en ella diversas actividades y negocios, pero no duraron mucho, pues uno de ellos fue la causa del incendio sufrido en 1894 que provocó el abandono de la casa y su derribó, verificado éste el 4 de febrero de 1903. Ninguna autoridad de la ciudad estuvo dispuesta a pagar las 17.000 pesetas que pedían los propietarios, la familia San Pau-Armijo. La portada y el patio los compró el anticuario parisino Ferdinand Schultz, quien los colocó como escaparate de su negocio, pero el alero y la espléndida escalera se perdieron para siempre.


Años más tarde el solar fue comprado por la Caja de Ahorros y Mote de Piedad de Zaragoza (Ibercaja), entidad que acabaría adquiriendo el patio por tres millones de pesetas en 1958. Fue entonces desmontado y embalado, hasta que en 1980 fue instalado y vuelto a montar en la sede de esta entidad bancaria para el disfrute de todos aquellos que quieran visitarlo.


Nuestro querido paisano José Camón Aznar utilizaba la expresión “arquitectura parlante” para referirse a este tipo de monumentos del Renacimiento repletos de imágenes y símbolos, por eso, hasta no hace mucho la Casa Zaporta, que ya “hablaba” desde antiguo, era un cosmos de símbolos y mensajes ocultos por descubrir, pero gracias a las investigaciones de algunos estudiosos han podido ser descifrados (hay que destacar los trabajos de Juan Francisco Esteban, Guillermo Fatás y José Ignacio Gómez Zorraquino).


La entrada conducía directamente al patio de la vivienda. Por eso, desde la calle y con la puerta abierta, se contemplaba el grandioso espectáculo creado por artistas anónimos aunque llenos de sensibilidad. Los símbolos que esculpieron en la puerta ya anuncian lo que en el patio interior espera al visitante.


En este patio se pueden realizar varias lecturas: el patio considerado como “Templo de la Fama”, con los medallones de los antepechos presididos por Carlos V, que está acompañado por otros monarcas antiguos y contemporáneos; como “Templo de Venus”, con el friso continuo bajo los antepechos, en los que aparecen catorce parejas de amantes o esposos; como “Cosmos humanista” con el “horóscopo de bodas” que Zaporta mandó labrar en el patio. Para la interpretar correctamente el patio conviene indicar que el nuevo matrimonio presidía este universo simbólico desde lo alto, en una esquina del alero, casi ocultos.


Os he puesto un resumen de este magnífico patio, lleno de mensajes ocultos y simbologías en cada escena representada. Un verdadero jeroglífico renacentista.


Portada original: la entrada principal daba a la calle San Jorge, era sencilla, flanqueada por dos pilastras de orden corintio que sustentan un entablamento clásico. Sólo se conservan las jambas y el dintel.


Fotografía: Coyne. Archivo Histórico Provincial de Zaragoza.



El palacio Zaporta era el resultado de la unión de varias casas, ocupaba un solar de unos 1.700 metros cuadrados, perteneciente a las parroquias de San Lorenzo y San Andrés (hoy en día Calle San Jorge y San Andrés).


En la fotografía, situación del patio en el siglo XX, antes de su derribo, los bajos ocupados por diversos negocios.


Fotografía: Coyne. Archivo Histórico Provincial de Zaragoza.

El alero y la espléndida escalera que daba acceso a la planta principal, se perdieron para siempre. Estado del edificio en la época de su derribo.


En la escalera estaba representada la familia Zaporta como humanistas, habitando en el Olimpo.


Fotografía: Coyne. Archivo Histórico Provincial de Zaragoza.


La Casa Zaporta se derribó el 4 de febrero de 1903. Sólo se salvó el patio y parte de la portada, comprados por el anticuario Ferdinand Schultz, El alero y la espléndida escalera se perdieron para siempre, y algunas piezas mudéjares se guardaron en el Museo Provincial de Zaragoza.


En la fotografía momento del embalaje de los restos del edificio, definitivamente se perdió una joya del arte aragonés, una verdadera vergüenza.


Fotografía: Ignacio Coyne. Archivo Histórico Provincial de Zaragoza.


Portada actual en la sede de Ibercaja. En ella comienza la simbología del palacio de Zaporta.En las jambas: la sabiduría y virtudes de los esposos protegen la entrada de la casa familiar. En el dintel se representa a un cortejo dirigiéndose hacia la pilastra izquierda, el significado dado por J.Fco. Esteban es: el amor aprisiona al hombre.


Su estructura sigue el esquema de los patios renacentistas aragoneses, con planta cuadrada, dos pisos, una planta baja adintelada y el piso superior que presenta una galería sustentada por columnas de alabastro y abierta por arcos de medio punto. Los dos pisos se rematan por un alero de madera. En el piso inferior encontramos ocho columnas de alabastro esculpidas a modo de cariátides y atlantes, representando al Sol, la Luna y los planetas zodiacales.

La fecha de construcción del patio es la de 1550, inscrita en varias cartelas decorativas. Es un verdadero “patio parlante”, cuyo significado iconológico ha sido estudiado, entre otros, por Juan Fco. Esteban y Guillermo Fatás, quienes han llegado a la conclusión de que fue un regalo de bodas de Zaporta a su mujer Sabina. En él se esconde la fecha exacta de su matrimonio y la posición que ese día ocupaban los astros. Zaporta, muy aficionado a la astrología, siguió de cerca los consejos del judío Zahel, que ya en el siglo IX recomendaba elegir bien la fecha de la boda a fin de garantizar la unión y la descendencia del matrimonio.


La disposición de las columnas en el patio, concuerdan perfectamente con la posición de los planetas el día en que se unieron los esposos: se casaron el lunes 3 de junio de 1549, a las 18 horas y 50 minutos, ya que el lunes es el día que la luna rige el matrimonio y la fecundidad, según la astrología judía.


Saturno. Dios de la mitología clásica y planeta zodiacal al que se asocia también con un metal, una ciencia y una virtud, Saturno simboliza el plomo, la astronomía y la prudencia. En esta columna, como en las demás, se representó en relieve a tres figuras entrelazadas, efigies de un anciano repetido tres veces, es decir, Saturno, Cronos y Serapis, dios del tiempo que rige también en el pensamiento maléfico, la melancolía y las tinieblas. A los pies está representada la cabeza de una cabra para simbolizar el signo zodiacal sobre el cual rige: capricornio.


En la zapata, pieza arquitectónica que monta sobre el capitel, se contemplan, a los lados, un águila y un hombre pensativo, para simbolizar el pensamiento elevado y la melancolía, asociados a Saturno. En la parte frontal, la figura de un león con un niño montado sobre él, representación del fuego, uno de los elementos de la filosofía antigua alegorizados en el patio.


La llamada octava columna. No se sabe con certeza a quienes representan las tres figuras talladas en ella. Podría simbolizar a La Tierra (Fatás). Para J. F. Esteban puede ser la filosofía.

Zapatas de la octava columna. El Ocio y la Gula.

Mercurio. El mercurio, la dialéctica y la caridad. La columna tiene tres figuras que son tres ancianos con alas en la cabeza (las del pétaso o gorro alado regalado por Zeus), alegorizando a Hermes-Mercurio Trismegisto, es decir, el tres veces grande.


En la zapata, a los lados, un búho (el animal de Mercurio) y un personaje agarrando el cuerno de la abundancia (el avaro), asociados al comercio, dado que Mercurio es el dios de los comerciantes y también la actividad del propio Zaporta. En el centro un unicornio montado por un niño.

Detalle de Mercurio.

Detalle de la zapata de Mercurio. Personaje agarrando el cuerno de la abundancia (el avaro).

Júpiter. El estaño, la geometría y la justicia. En la columna hay tres figuras diferentes entrelazadas: un varón maduro (Júpiter), una mujer (Luna), y un anciano (Saturno). Todos giran la cabeza hacia su compañero, creando un ritmo circular. En la parte inferior hay paños con representaciones de Leo, Aries, y una máscara sin ojos.

Detalle de la columna de Júpiter. Júpiter y Saturno.

Detalle de la columna de Júpiter. Luna y Saturno.

En la zapata se representa a una mujer leonada (taciturnidad), y una mujer envuelta en un manto (la Celestina, originariamente estuvo en la columna de Venus).

El Sol. El oro, la gramática y la esperanza. Columna con tres personajes diferentes entrelazados, el joven, el maduro y el anciano, como tres tiempos de una misma escena: el principal es el Sol-Apolo, el mediodía y el ocaso.

Detalle de la figura del Sol.


Marte. El hierro, la aritmética y la fortaleza. La columna tiene tres figuras talladas y enlazados por los hombros con unas serpientes. Son dos varones y una mujer, que pueden ser Marte (amante), Vulcano y Venus (esposos).

Detalle de la columna de Marte. Figura de Venus.

La Luna. La plata, la retórica y la fe. En el fuste hay tres muchachas idénticas unidas por los hombros, representadas como Luna-Diana-Selene. En la base de la columna, los atributos de Diana: flechas y canana.


Venus. El cobre, la música y la templanza. Las tres figuras talladas en el fuste son Venus, Vulcano (su marido) y Marte (su amante). En la base de la columna, Cupido (su hijo). Está representada mirando hacia las columnas de la Luna y Marte.


Zapata de Venus. Leona (símbolo de la meretriz), y un viejo (originariamente estuvo en la columna de Júpiter).


Parte superior del patio. En él encontramos, por encima de las columnas, un friso decorado con 24 medallones que corresponden a 12 parejas. Es un canto al amor, como si de un Templo de Venus se tratara. Entre los medallones se contemplan ninfas, putti, amorcillos, centauros, monstruos y animales.


Más arriba, los antepechos del segundo piso, ornados con medallones que contienen bustos de personajes históricos que han gobernado en el mundo, como si de un Templo de la Fama se tratara. Cabe resaltar al Emperador Carlos V, segundo a la izquierda de la fotografía, mirando a su hermano Fernando, emperador de Romanos.

En las esquinas de los antepechos encontramos ocho escenas: cinco trabajos de Hércules y tres alegorías, del Amor, de la Fortuna (o la Ocasión) y las tres Gracias. Todo el conjunto simboliza la política imperial de Carlos V. Esteban piensa que cada esquina tiene un significado: la Religión, el Imperio, la Prosperidad y la Filosofía Neoplatónica.

Esquina de la Filosofía Neoplatónica. En el panel de la izquierda se representa al Amor y en el panel de la derecha, las Tres Gracias.


Sobre los pedestales de los antepechos hay columnitas abalaustradas que sustentan arcos de medio punto. Y sobre ellos, el alero de madera.


En el alero, en la esquina izquierda, Sabina Santángel y Gabriel Zaporta, presidiendo el patio de su casa familiar.


Fotografía cedida por José Antonio Almería García, a quien doy las gracias por sus consejos y desinteresada ayuda.




BIBLIOFRAFÍA:


-jUAN FRANCISCO ESTEBAN LORENTE: El palacio de Zaporta y Patio de la Infanta, Zaragoza, Ibercaja, 1995. (Col. "Musea Nostra", nº 8, bajo la dirección de Víctor Nieto Alcaide).


-GUILLERMO FATAS: El Patio de la Infanta. Guía sucinta, Zaragoza, Ibercaja, 1995.


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